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Temo, les dijo donde dormirían las calcamonias, mientras que Pepe y Pancho, se irían al departamento de Diego, ya que hay más habitaciones.

Aristoteles, como ya era costumbre, dormiría con Temo.

—¿De verdad Papancho?, ¿dejaras que duerman solos aquí? —Pepe se resiganaba a dejar que Temo durmiera con su novio en una habitación donde estarían solos.

—Sí, ya levántate de ese sillón, además las calcamonias aquí están y los van a tener bien checaditos, ¿verdad?.

—Sí, Papancho —dijeron ambos niños al unísono.

—Ay, cálmate Pepe, ni que fueran a hacer lo que probablemente ya hicieron más de una vez —dijo Diego, mirando sus uñas. Le encanta ver el mundo arder.

Y Temo lo miraba con odio.

—¿Qué dijiste?, Cuauhtémoc a qué se refiere Diego —Pepe, se levantó del sillón.

—Pues... —miro de reojo a Aristoteles, quien permanecía con la mirada neutra.

—Nada, ya vámonos que tengo sueño —dijo Pancho, al ver lo incómodo de la situación.

—Bien, pero más te vale no ponerle ni un dedo encima, Aristoteles —amenazó antes de salir del departamento y dejarlos solos junto a las calcamonias.

—Niños, es hora de dormir —Temo los llevo hasta la habitación donde los arropó y apago las luces para dejarlos dormir.

—¿Me vas a explicar? —pregunto entrando a su habitación donde ya se encontraba Aristoteles.

El rizado suspiro y asintió.

Se sentó en el borde de la cama. Palmeo a su lado para que Temo, también se sentara.

—Mi padre... El... No es una buena persona como aparenta ser, como te dije una vez, él siempre me presiono para ser bueno en todo, me obligaba a trabajar y estudiar para ayudar a mantener la casa. Golpeaba a mi mamá, y yo no podía hacer nada —tomo otro suspiro mirando hacia arriba— Yo... Una vez conocí a un chico, era lindo y de verdad me gustaba, se llamaba Evan —trago saliva, sentía una opresión en su pecho.

—Te escucho —acaricio su mejilla dándole ánimos.

—Le dije a mi mamá que era diferente, que no solo me gustaban las mujeres, si no también los hombres, ella lo tomó bien, pero temía por la reacción de mi padre, así que ambos lo mantuvimos en secreto, pero... No duró mucho, un día después del trabajo, llegué a casa y él estaba golpeando a mi madre como solía hacerlo, no resistí, y entre a defenderla. Le grite toda la verdad a mi padre, le dije lo que era, y él me golpeó a mi, pero también a mi madre. Después de eso ella estuvo inconsciente por horas, y yo solo podía llorar, él se llevó mi celular y a tranco la puerta. Los padres de Evan, dieron la noticia a mi familia de que su hijo había sido asesinado y que su cuerpo había sido encontrado junto a un basurero.

—¿Tú padre... Él lo mato? —se atrevió a preguntar. Aunque ya lo suponía.

—Sí... Lo descubrimos días después, cuando la policía encontró sus huellas en el cuerpo sin vida de Evan. Lo detuvieron, y al final lo condenaron a 20 años por homicidio y 8 por violencia intrafamiliar, lo peor de todo es que durante el juicio el mismo confesó haberlo matado y haber agredido a su familia.

—Ari... Yo, de verdad perdón, no tenias porque contarme si esto te lastimaba —tomo sus mejillas limpiando las lágrimas que se escaparon.

—Le faltan muchos años más para que salga, he intuyo que escapo, así que no quiero que también te haga algo a ti —lo abrazo fuerte contra su pecho.

—No lo hará, siempre que estes conmigo nada malo pasará.

—Te amo, Cuauhtemoc —tomo su barbilla obligandolo a mirar sus ojos.

—Te amo más, Aristoteles —junto sus labios, aferrando sus manos a su cuello atrayendolo más— Debemos dormir, mañana aún tenemos clases —susurro contra su boca.

—Bien, hay que dormir —quito su ropa, para quedar solo en bóxer.

—¿De verdad dormirás así? —sonrió acercándose a él.

—¿Qué tiene de malo?.

—Nada —paso sus manos por los brazos y abdomen del rizado— Lo que mi hermano dice son estupideces, tú cuerpo es glorioso.

—Nunca me ha importado lo que digan de mi, ¿recuerdas?.

—¿Nunca dejaras de reprocharme por tratarte mal, verdad?.

—Nop, jamás.

—Bien, no importa, ahora date vuelta, me quiero poner mi pijama —ordeno.

—¿Por qué?, ya te he visto todo.

—Córcega, dije que te des vuelta.

—Ya, okay. Mandon —se dio vuelta.

Temo, busco su pijama, se saco la ropa quedando en sus boxers azules, estaba apunto de ponerse su pijama, cuando Aristoteles, lo levantó como costal y lo lanzó a la cama cubriéndose con las cobijas.

—Ari, aun no me pongo pijama.

—Vamos a dormir así —estiro su mano, apagando la luz.

—¿Y si me da frío? —reprocho haciendo un puchero que Aristoteles, no podría ver sin la luz.

—Yo te caliento, ahora duérmete, bebé —beso su hombro desnudo. Temo se dio vuelta para que su novio lo abrazara de cucharita.

Temo duro un buen rato pensando y procesando todo lo que Aristoteles, le confesó. Tal vez no había sido el primero en la vida de Ari, pero si será el último, porque no está dispuesto a alejarse de él de ningún modo.














Holi 🤗 hermosas personas que leen este fic.








Atte: Queen

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora