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"¡Porque no entiendes, que ser como soy no es malo!"

"¡Ser como eres, es malo, Aristoteles!"

"¡Me alegro que pienses así, porque yo no voy a dejar de ser quien soy, solo para complacer a alguien como tú!"

"¡Ya basta!, ¡Lárgate de mi casa, Audifaz!"

"¡Esta tambien es mi casa, Amapola, y no me voy, hasta que tu hijo deje de ser un maldito enfermo!"

"¡El maldito enfermo eres tú, con tus ideas cerradas y una mente enferma capaz de engañar y lastimar a su propia esposa he hijos!"

"¡Firmaré los malditos papeles de divorcio, si eso quieres, pero junto con eso, este enfermo deja de ser mi hijo!"

~~~

Aristoteles despertó de golpe, sus ojos estaban llorosos, sus chinos se pegaban a su frente por el sudor, y su respiración era irregular.

Miró a todos lados, había sido un mal sueño, de esos que suele tener desde niño.

— Ari, ¿pasa algo? —pregunto con voz ronca el castaño recostado en su pecho.

— No, no, solo... Un mal sueño, es todo, vuelve a dormir, mañana tenemos que despertarnos temprano.

— ¿Seguro?.

— Sí, descuida.

Temo se levantó un poco, dejando un beso en la mejilla del rizado.

— Te abrazo, así no tienes pesadillas —el castaño se abrazo como koala al cuerpo de Aristoteles, el cual sonreía en grande, olvidando su sueño.

[....]

Un par de golpes en la puerta hicieron despertar al castaño.

Temo abrió los ojos, encontrando a su lado la linda imagen de Aristoteles profundamente dormido, sus facciones relajadas y sus chinos cayendo por su frente.

— Temo, ya levántate, tenemos que ir a la prepa en una hora —Dijo Diego detrás de la puerta, para después irse a su habitación, al parecer el coraje de ayer se le paso.

Cuahutemoc acaricio con cuidado la mejilla de su contrario, arrastrando los cabellos chinos por detrás de su oreja.

Aris despertó parpadeando algunas veces, acostumbrándose a la luz que entraba por la ventana.

— Buenos días —sonrió el mayor al ver la carita del castaño.

— Buenos días, Aristocles, ¿Pudiste dormir bien?.

— Hm sí.

La puerta sonó otra vez, oyendose detrás de ella una voz femenina, la cual Aristoteles reconoció al instante.

— ¡Corcega!, ¡Ya levántate!.

— ¿Qué hace aquí la Yolanda? —susurro Temo.

— No tengo idea —susurro igual— ¡Ya voy dramática! —grito.

Ambos se levantaron con pereza.

Ari, salió de la habitación para que Temo pudiera cambiarse.

— ¿Qué haces aquí, Yolotl? —pregunto Aristoteles.

— ¿Cómo que, qué hago aquí? Vine por ti, ya tenemos que irnos, no tienes ropa, dormiste aquí, tu mamá me ahogo con preguntas ayer, y hoy quiero que me acompañes al lago.

— Tengo ropa en mi casillero ¿recuerdas?, si dormí aquí, pero seguro mi mamá ya lo sabe, y sí, te acompaño al lago, pero... ¿Puedo llevar a Temo?.

— ¡Claro!, Diego, igual tú puedes ir.

— Gracias, Yolo.

[....]

Llegaron a la preparatoria, nadie había llegado, Temo entro junto a Ari al salón.

Temo se sentó en su lugar, ahora le parecía muy alejado del de Aristoteles y eso no le gustaba.

En la primera clase, Yolo se sienta junto a Ari, así que le preguntaría más tarde si podrían cambiar de asiento.

Ari tomo su celular, para pedirle a su papá Eduardo, y que lo ayudara para que su mamá no le diera el sermón de su vida, cuando regresara a su casa.

Temo lo veía entretenido desde su asiento, le gustaba ver la cara de concentración en Aristoteles.

Las clases comenzaron, aburridas, según Temo.

— Quiero la tarea que les pedí —hablo el maestro.

Ari saco unas hojas blancas debajo de su asiento, acomodadas y enganchadas con un clip en la esquina de estas, entregándole las hojas al maestro.

— ¿Alguien más hizo la tarea? —pregunto el hombre con las hojas en la mano, los demás chicos no dijeron nada— Bueno, otra vez el joven Corcega, es el único en entregar trabajo.

Al fondo de la clase se escucho el grito de Mateo diciendo "Nerd" ocasionando las risas en los demás.

— ¿Trajo tarea, joven? —pregunto el maestro. Mateo no respondió— Entonces le recomiendo, no burlarse de quienes si la hacen.

Temo miró a Aristoteles y le lazo un papel a la cabeza.

"No te vi hacer ninguna tarea, ¿cómo la hiciste tan rápido?" preguntó.

Aris lo miro y alzó los hombros, escribiendo en el papel, para después lanzarlo sin que el maestro lo viera.

"Magia, mi amor ;)" decía la nota, los cachetitos de Temo se sonrojaron de inmediato, mirando a otro lado, intentado que Aristoteles no lo viera, pues el rizado lo miraba esperando su reacción, la cual le pareció muy tierna.

"Aristoteles! No digas esas cosas" escribió Temo en el papel, lanzado lo donde Aristoteles, quien sonrió y le mando un beso.










Nunca digo esto pero........ ¡GRACIAS! por sus comentarios, me animan a seguir escribiendo y saber que la historia si les gusta.

Gracias, gracias, gracias por los 18 k, de visitas y los casi 3 k, de votos ❤️😍









Atte: Queen












Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora