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Diego tocó la puerta, despertando al rizado quien adormilado miro el reloj de la mesita de noche.

Aún era temprano, así que volvió a dormir pensando que despertaría dentro de unos cinco minutos más, pero no fue así.

Despertó mirando el reloj de la mesita de noche, eran las 12, ya habían perdido más de la mitad de las clases.

Estampó una de sus manos en su frente.

— Bebé, despierta —susurro intentado despertar a su chico.

—No quiero —se quejo.

Aristóteles se levantó de apoco y con cuidado de no despertarlo. De todas formas ya habían perdido la mayoría de clases, ya que caso tenía ir.

Se puso los pantalones que llevaba el día anterior.

Temo se levantó al no sentir el cuerpo del rizado junto a él. Se puso su pantalón de pijama y camino por el pasillo hasta la cocina, allí estaba Ari, haciendo algo de almorzar.

—Hola, hermoso bello durmiente, ¿cómo amaneciste? —pregunto el rizado al sentir las manos del menor rodear su cintura.

— Bien, ¿y tú? —dijo dejando su besito en su espalda— Creí que no sabias cocinar.

— Siempre se puede aprender, y estuve buscando como hacer un omelette, ahora se que no se tiene que echar con todo y cascarón.

Temo se río a carcajadas abrazándolo más.

— Obvio no se echa la cáscara —sonrió mirando por la ventana de la cocina— ¿Qué hora es? —miro el reloj de la sala, y se sorprendió al ver que era muuuy tarde —Ari es tarde, es tarde, deja eso podemos desayunar después.

Corrió por toda la sala como loco, buscando sus zapatos, Ari lo tomo de ambas manos para detenerlo.

—Hey, Temo, ya es tarde, ya perdimos la mitad de clases, es mejor quedarnos aquí.

— Eres una mala influencia para mi, Aristocles —indicó más calmado. Tenía razón.

— Lo sé, y perdón, pero mejor hay que desayunar, ¿Te parece?

Él castaño asintió.

— Esta muy rico, Ari —dijo probando del omelette que Aristoteles le sirvió.

— ¿De verdad? Vaya, haré el desayuno más seguido.

Temo rodó los ojos.

— Te tengo una sorpresa, Temistocles —dijo dando un sorbo al café.

— ¿Y que es?.

— ¿Recuerdas la primera película que vimos juntos, donde la protagonista está enamorada y al final nunca rebela sus sentimientos? —Temo solo asintió— Pues resulta que ya hay continuación, y esta en cines.

— También recuerdo que me prometiste una cita si había continuación de esa película —reprocho.

— Exacto, lo que significa que hoy, tú y yo tendremos una cita.

— ¿Hablas encerio? —Pregunto emocionado.

— Claro que sí.

— Gracias, Ari, de ver... —no termino de hablar. Saco de su boca un pedazo del cascarón del huevo— Creo que se te fue un pedazo.

— Disculpa, jeje, pero lo intente.

Temo sonrió, corto con el tenedor, un pedazo de omelette, y lo llevo hasta la boca del rizado.

— ¿Por qué me das de tu omelette?.

— Lo comeremos juntos, y así morimos de intoxicación los dos.

Él rizado se acercó a él para besarlo.

— La película empieza a las 7:00pm, así que aún tenemos mucho tiempo, ¿qué quieres hacer?.

— ¿Te aparece si vamos a caminar?, solo por un ratito.

— Me parece bien, pero primero me voy a cambiar.

— ¿Te pondrás la misma ropa de ayer? —pregunto y el rizado asintió.

— Sí, es la única ropa que tengo aquí, pero antes de cambiarme, ¿qué te parece si nos bañamos juntos?

Temo, tosió y lo miro sorprendido.

— Aristoteles Córcega, ¿Qué inmoralidades son esas?... Pero suena tentador, así que acepto.

Ari sonrió levantándose, tomando a Temo entre sus manos mientras este enrolla sus piernas al rededor de Aristoteles, para ir al baño.

Él rizado lo dejó sobre la taza del baño para ir a buscar dos toallas.

Mientras tanto, Temo, iba quitándose la ropa para abrir la llave del agua caliente.

Ari entró de nuevo al baño encontrado al castaño sin ropa bajo la regadera mojando su cuerpo. Quito sus propias prenda caminado junto a Temo.

— Eres hermoso, ¿te lo había dicho? —preguntó besando su hombro.

— No, pero me alegro que en serio te guste, porque antes era muy inseguro conmigo mismo.

— Espero ya no lo seas, porque no existe nada más lindo que tú.

[....]

Salieron del departamento para caminar un rato.

— Espera aquí —Temo camino más rápido, y Aristoteles solo lo miro caminar al lugar donde rentan bicicletas.

Temo volteo y sonrió haciéndole una señal para que se acercara.

— Esa es tuya —indicó apuntando a una bicicleta roja— haber si me alcanzas, mi amor —sonrió abrochando bien el casco sobre su cabeza.

— Ya veras que sí —de inmediato subió a la bicicleta y Temo comenzó a pedalear lo más rápido que podía, abrocho su casco comenzado a seguir al castaño que ya llevaba ventaja— Tramposo —susurro intentado alcanzarlo.

— Eres muy lento, Aristoteles —grito al ver que aún no estaba ni cerca de alcanzarlo.

Siguió pedaleando sin mirar si el rizado un estaba tras el.

— Creo que te alcanze, Temistocles.

Temo miro a su lado, Aristoteles estaba junto a él.

— ¿Como?

— Tome un atajo —dijo como si nada alzando los hombros.

— Tramposo.

— Tú empezaste —mira su celular— Bonito, ya casi empieza la película.

— Entonces, alcanzame de regreso —comenzó a pedalear de regreso pata devolver las bicicletas.

— ¡TRAMPOSO! —grito Aristoteles, y Temo soltó una carcajada al escucharlo.





Atte: Queen

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora