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Advertencia: Contenido explícito, sino te gusta no lo leas.

(Me siento culpable por hacer más explicitó este capitulo jajaj. Neh, a quien engaño, disfrutenlo)



Sus ojos estaban conectados, esa sería le segunda vez que lo hacían y la idea de hacerlo más seguido no era mala en lo absoluto.

Juntaron sus labios, creando una guerra entre sus leguas.

Aristoteles lo cargaba mientras Temo tenía sus piernas enredadas en él.

Él castaño quitó sus manos de los cabellos rizados de su novio para pasarlas lentamente por debajo de la camiseta y pasar sus manso por el abdomen marcado del chico. Fue quitando la estorbosa camiseta roja que llevaba puesta.

Aristoteles, apretujaba los glúteos de su novio, escuchando los gemidos que escapan de su boca al morder su labio.

— Va-vamos a la cama —intento decir Temo, de forma normal, pero unos jadeos escaparon de su boca cuando, Aristoteles, succiono la piel de su cuello.

— Claro —Lo llevó hasta la habitación, sin despegar sus labios de la dulce piel blanca que succionaba con hambre.

Aristoteles, se sentó en la orilla de la cama, aún con el chico en su regazo. Cuauhtemoc puso una mano en su pecho y con un moviento lo recostó en la cama.

Sus ojos brillaban de una manera preciosa que lograba cautivarlo por completo y hacia qué sus ganas por probarlo fueran cada vez más.

El castaño movía lentamente sus caderas creando fricción entre ambos, pequeñas oleadas de placer inundaron sus cuerpos mientras de sus bocas salían jadeos.

— Esto te va a gustar, mi amor —Temo con una sonrisa traviesa bajo de apoco hasta llegar a la cremallera del rizado.

Alzó la vista mirando la satisfacción en Aristóteles solo con tenerlo sobando su ereccion por sobre el pantalon.

El rizado solo observaba, y sabía lo que su novio intentaba hacer. Claro que no iba a protestar.

— Te haré sentir en el cielo hasta que te corras en mi boca, Aristóteles.

Una punzada en el pene del rizado fue lo que consiguieron aquellas palabras tan descaradas.

Temo, desabrocho el cinturón para después bajar el pantalón. Tenía prisa, pero no tanta como para no hacer sufrir a su novio un poco.

Beso y mordió su ereccion sobre la tela del bóxer, Aristoteles, jadeo rogando porque Temo siguiera con eso.

— No juegues así o cambiare de posiciones y te haré saber que cuando tenemos sexo, quien manda soy yo.

Temo sonrió. Tal vez era un fetiche recién descubierto o algo así, pero le gustaba escuchar a su nerd siendo tan dominante cuando se trataba de sexo y después volver a la normalidad siendo el dulce y tierno adolescente que ama leer.

Saco el bóxer arrojándolo sin cuidado, tomo con ambas manos su ereccion latente, masturbandola y ocasionando gemidos roncos por parte del rizado.

Dio unas lamidas a la punta y no espero más. Llevo la ereccion hasta su boca, succiono sin dejar de ver los ojos cafés de su novio.

Era la primera felacion de su vida y se sentía como la maldita gloria.
Cuauhtémoc volvió a succionar intentado meterlo todo dentro de su cavidad bucal.

Aristoteles, sintió como rozaban delicadamente sus dientes contra su ereccion y eso lo exitaba más. Era la perfecta indicación de que era la primera mamada que hacía el castaño, y se la estaba haciendo a él.

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora