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Ambos corrían al cine.

Seguramente la película ya empezó

— Okay Aristóteles, esto es lo que haremos. Tú compra las entradas y yo las palomitas, te veo en la entrada de la sala —besa la mejilla del rizado.

— Temo, no estamos en rápidos y furiosos, además no importa si nos perdemos un cachito de la película.

— Ay, Ari, no le quites la emoción —rueda los ojos haciendo un puchero y Aristoteles sonríe.

— Bien, entonces te seguiré el juego, ¡ANDANDO QUE SE TERMINA LA PELÍCULA!.

— Tampoco le pongas tanto drama, no es piratas del caribe.

— Ya en serio, cada vez perdemos más tiempo y valiosos minutos de la película.

Temo asiente y corre por la palomitas mientras Aris, corre por las entradas.

Terminan lo que hacían y entraron a la sala de cine buscando sus asientos.

La película lleva casi 20 minutos de haber empezado, así que tal vez no entenderían algunas partes.

[....]

Los créditos aparecen y las luces se encienden. Las personas salen de la sala de cine.

— ¡Me encantó! —dijo el castaño al salir del cine.

— Fue muy buena, creo que ahora es mi película favorita.

— Ya somos dos.

Él celular de Aristoteles comenzó a sonar, sabía que era su mamá así que contestó.

— Ari, se que probablemente estas con Temo, pero al menos avísame que estás bien, me preocupas.

— Perdón ma', iré a casa en un rato más, lo prometo.

— No te estoy obligando a venir, por mi puedes quedarte con mi yerno todo el tiempo que quieras, pero avísame que estás bien.

— Lo haré, lo prometo, pero aún así necesito ir a casa, así que te veo en un rato más.

De acuerdo me saludas a Temo, adiós, te amo.

— También te amo, mamá.

Colgó la llamada.

— ¿Esta enojada? —pregunto el castaño.

— No, solo quería que le dijera que estaba bien, y es más, creo que ahora te ama más a ti que a mí.

— No seas menso, obvio no, ella te ama mucho más a ti, eres su hijo.

Ari sonrió abrazándolo por los hombros.

— Te amo, ¿lo sabias? —besa su cabeza.

— También te amo, Ari.

Caminaron hasta el departamento de Temo, agarrados de la mano, ya estaba oscureciendo así que el rizado tenía que volver.

— Me arrepiento de tener que volver a casa, quiero quedarme contigo.

— Aristoteles Córcega, tienes que ir a casa, se lo prometiste a tu mamá.

— Bueno, pero mañana sin falta a la prepa, Temistocles.

— Claro, si es que no me quedo dormido.

[....]

La calle por la que caminaba apenas y tenía gente transitando. Camino rápido pues no le daba buena espina pasar por ahí.

Salió del departamento de Temo, más tarde de lo que pensó aunque tampoco era muy noche. Temo le pido que se quedara porque ya era tarde, pero Aristoteles, se negó, tenía que ir a su casa.

Él rizado miró atrás, sentía como alguien lo observaba desde que salió del cine, pero decidió no decir nada para no asustar a Temo, así que camino más rápido.

Llego a su casa, Polita, Eduardo y Arqui estaban cenando pan y leche en la sala mientras veían una película.

— Hola mi Aris, ¿Quieres cenar?.

— Sí mamá, gracias.

— Ari, ¿me abrazas? —dijo Arqui estirado sus bracitos al rizado.

— Ven aquí pequeño —lo cargo haciéndole avioncito.

Amapola y Eduardo, sonreían, amaban su familia.

Eduardo necesitaba con quien ser feliz, y encontró eso y más en Polita y sus hijos. Tal vez Aristoteles no era su hijo de sangre, pero si lo era de corazón.

Polita necesitaba sanar las heridas que Audifaz dejó en ella, no sólo superficiales si no también en corazón, y logró hacerlo con Eduardo.

Pasaron la noche viendo películas, hasta que se quedaron dormidos en la sala sin darse cuenta.







Atte: Queen

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora