Capítulo 33

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Llevábamos una hora en coche y mi trasero estaba sufriendo las consecuencias.

-¿Falta mucho?- Parecía una niña pequeña

-Faltan cinco minutos menos que la última vez que preguntaste- Tenía que reconocer que aguantarme no era tarea fácil, eso se lo tenía que reconocer.

Me levante un poco de mi sitio y me aproxime a Atka, este estaba conduciendo y tenía la mirada fija en la carretera, no se había dado cuenta de que estaba a centímetros de su rostro, y aprovechando ese desconocimiento le robe un beso.

-Ahora mismo estoy conduciendo, pero si no fuero por eso ya te habría sacado ese vestidito que llevas- Noté como toda la cara se me encendía.

-Eres tan inocente, por eso te quiero tanto- Con la mano que no cogía el volante me cogió la mía, y en la que acto seguido deje un beso.

El resto del viaje paso entre canciones y besos, y por fin pude divisar la playa.

-¡Mira Atka! ¿Estas viendo eso? ¡Es enorme!- no podía dejar de gritar, era tal y como me lo había imaginado, enorme, gigantesco y de un azul marino impresionante.

-Me alegro que te guste- Me cogió de la mano y empezamos a caminar en dirección a la playa, no pude resistirme y empece a correr para llegar antes, solo habían unas pocas personas.

Tenía el agua a dos metros de mi, y sin pensarlo dos veces me quite los zapatos y el vestido, o como lo llamo Atka antes, el vestidito, y sin ningún otro pensamiento me tiré al mar.

El agua estaba fría, está solo me llegaba hasta los pechos. Sin pensarlo dos veces metí la cabeza debajo del agua, en ese momento recordé que Atka un día me dijo que el agua del mar era salda y lo comprobé, abrí la boca y si finalmente estaba salada.

Cuando saque la cabeza del agua mire a la orilla para ver donde estaba Atka, solo podía ver nuestras bolsas justo delante de mi, pero ni rastro de donde estaba él.

De golpe pude notar como algo se aferraba a mis piernas, me alzaba y me lanzaba lejos de donde estaba anteriormente.

Impacte con la superficie del agua y no podía subir al exterior, no alcanzaba a tocar el suelo, no podía subir, la luz del día se filtraba por el agua pero no era capaz de alcanzarla, me empece a sacudir para poder coger inercia e impulsarme pero era inútil.

De golpe una mano agarro mi brazo y de un tirón me llevo al exterior. Me encontraba en los brazos de Atka que me estaba dando ligeros golpes en la espalda para que echara todo el líquido que había tragado.

-Lo siento, no se me paso por la cabeza que no sabías nadar, de verdad Alex, lo siento- Siendo sincera, ni a mi misma se me había pasado por la cabeza ese detalle, cosa que hubiera sido importante de recordar antes de tirarme.

-No pasa nada, por suerte- Después de esas palabras me di cuenta de que estaba temblando, y no era del frío, ya que hacía un calor impresionante.

Atka no me soltaba de sus brazos, como si en el momento en el que me soltara fuera a romperme en mil pedazos. Antes de decirle nada más controle mi propio cuerpo para dejar de temblar.

-Vamos Atka suéltame, aquí llego al suelo, no me va a pasar nada- Se sentía culpable y yo lo sabía.

-Si te hubiera llegado a pasar algo, yo no se que hubiera hecho- Tenía su cabeza escondida en mi cuello pero podía imaginarme que expresión tenía en ese momento.

-Oye, mírame, estoy aquí, no ha pasado nada, no dejemos que este pequeño incidente nos arruine el fantástico día que teníamos planeado- Quería que se animara y volviera el Atka de siempre.

Quiero salirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora