Capítulo 10

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Rosalie POV

-No me puedes retener aquí, Alex.

-Si puedo- afirma cruzándose de brazos.

-Eso se llama secuestro.

-No me importa- se encoge de hombros.- Tenemos que hablar, Rose.

-No tenemos nada de qué hablar, así que abre la puerta.

-Tú decide si hacemos esto por las buenas o por las malas.

Sabía que él no cambiaría de opinión respecto a eso, sólo me quedaría sentarme a escuchar lo que él diría, aunque intentaría poner mi mente en otro lugar mientras él dice todas sus mentiras, así podría irme a casa.

-Bien, entonces si quieres date un baño, mientras yo sí hago el almuerzo. Y dame tu ropa para continuar lavándola...aunque mi ropa se mira jodidamente bien en ti.

Y sin decir más le entrego la bolsa con mi ropa cuando paso a su lado y entro de nuevo en su habitación para irme directo al baño.

-¿Quieres pasarme tu ropa interior para lavarla también?- pregunta asomando su cabeza en la habitación.

-¡¡No tientes a la suerte, Aldrich!!- gruño sin verle y puedo jurar que tiene una sonrisa en el rostro, siempre le ha encantado molestarme.

Aunque tiene razón en una cosa: no puedo usar la misma ropa interior.

Busco en los cajones que se encuentran en el buró del baño y gracias al cielo encuentro los calzoncillos de Alex, tomo uno y me resigno a no usar brasier, tendré que meterlos a lavar cuando salga...o simplemente huir después de bañarme.

Me baño velozmente y me dirijo a la lavadora con mi ropa interior echa bola, al llegar a la cocina el aroma a hot cakes inunda mis fosas nasales.

-Espero que te sigan gustando los hot cakes- dice Alex como si nada.

-No me quedaré, ¿ya terminó la lavadora?

-Aún no, la detuve porque supuse que querías meter tu ropa interior- me voltea a ver y se forma una sonrisa lobuna en sus labios.- Me encanta el saber que no me equivoqué con esa suposición, ¿tienes frío?

Volteo mi cabeza hacia abajo y noto que mis pezones se notan, inmediatamente me cubro con el brazo, siento mi cara arder y Alex sonríe más.- Eres un idiota, Aldrich.

Refunfuñada paso detrás de él para llegar al cuarto de lavado, echo mi ropa interior en la lavadora y reanudo la carga. Regreso a la cocina, no sin antes cerciorarme de que la playera de Alex no me quede pegada a la piel para que no se note absolutamente nada.

Me siento en uno de los bancos con los que cuenta la pequeña isla central, sobre mi cabeza hay una barra de donde cuelgan sartenes que amenazan con caer sobre mí, Alex está frente a mí dándome la espalda, sigue con su ardua tarea en hacer el almuerzo. Miro a mi alrededor al no ser capaz de pronunciar alguna oración coherente.

Debo admitir que está casa es linda, tiene un estilo muy particular y puedo notar que Alex se siente más que cómodo moviéndose de un lado a otro, abriendo uno que otro cajón, sacando platos, vasos y cubiertos.

-Aquí va la primera porción- dice poco después Alex dejando un plato frente a mí, mis hot cakes tienen la cantidad exacta de mantequilla y miel...como siempre me han gustado.

-¿Hasta cuándo podré irme?- pregunto intentando restarle importancia al asunto.

-Hasta que escuches lo que tengo que decirte.

-Entonces comienza a hablar.

Alex coloca otro plato de hot cakes a un lado mío y luego se sienta.- Creo que será mejor almorzar primero y luego hablar.

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