Capítulo 6

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"Besos adictivos"

Pov: Ginebra.

El joven William se ha retirado del comedor, pude notar un poco de molestia en su rostro. ¿Será que le ha ido mal en la empresa?. Pero agradezco al cielo que se ha retirado ya que me ponía nerviosa la manera en la cual me miraba ya que no despegaba la vista de encima mío. Esa mirada tan penetrante y profunda que a la distancia me daba me colocaba nerviosa sentir la intensidad de sus ojos sobre mi es algo con lo que no estoy dispuesta a lidiar. Termino de cenar en total tranquilidad y me levanto, recojo los platos que utilizamos y los dirijo a la cocina. Agradezco a Josephine por la exquisita cena que nos brindó esta noche. Ella entre regaños me agradece el gesto de levantar la mesa, no sin antes advertirme que no lo vuelva hacer. Argumentó que ese no es mi trabajo y no quieren recibir regaños por parte de los dueños de la casa. 

Me quedé charlando un buen rato con ella, me presentó a la señora Rose una señora algo mayor, y a Cassie, una joven de unos veinte años o más. Después de una hora me despedí de ellas dirigiéndome a mi habitación, al subir las escalera a paso lento pasando por la recámara del joven William, escuche extraños ruidos provenientes de adentro; así  que decidí alejarme ya que me daba pena la forma en la cual gritaba una mujer. Que le diera más duro papi y cosas así ¿Qué clases de cosas mirará el joven William en la televisión?. Entro a mi recámara y decido dar gracias a Dios por un día más.

Terminando de orar decido ducharme, salgo del baño y me visto con una bata de seda que llega hasta mis rodillas, ya que es de noche y nadie me mira es cuando me gusta usar este tipo de prendas por la comodidad que me brinda al dormir. No cubro mi cabeza con la cofia, decido dejar mi cabello castaño suelto para que se seque al natural este cae en ondas hasta mi cintura, ya que soy de cabello ondulado. Me da un poco de sed así que decido bajar por un vaso de agua a la cocina. 

Bajo las escaleras y camino a la cocina todo está en total oscuridad, posiblemente ya todos duermen me dirijo a la cocina, decido no encender la luz ya que sería algo inapropiado. Con prisa tomo un un vaso de la alacena y abro el grifo llenando el vaso, me lo llevo hasta mis labios bebiendo todo el líquido saciando mi sed, lavo el vaso y lo acomodo donde mismo, pretendo salir de la cocina. Al llegar al umbral me estrello con algo duro, me doy cuenta que es el joven Rusell, él me observa posando sus manos en mi cintura, a lo que mis nervios se disparan en segundos al sentir su tacto sobre mi cuerpo, el acorta la pequeña distancia que nos separa y prontamente se apodera de mis labios.

Me toma por sorpresa, no se que hacer mi mente entra instantáneamente en un gran debate en si besarlo o no. Me he quedado de piedra estoy sin reaccionar, mi mente procesa lo que está sucediendo. William coloca sus grandes y varoniles manos sobre mi rostro, aprieta un poco más para evitar que yo me aleje de él, jamás pensé que mi primer beso sería así, en una cocina y mucho menos que el protagonista sería un hombre sumamente atractivo.

Mejor dicho nunca imaginé que alguien me besaría, es una sensación arrebatadora y llena de sensaciones extrañas, sentir su aliento con sabor a menta, sus labios tan suaves pegados a los míos el sabor de su boca. Sus labios son cálidos y carnosos con su lengua va abriendo paso hasta meterla a mi boca y chocar con la mía, le tomo el ritmo me dejo llevar por el pecado, la sensación de sentirlo tan cerca... y me gusta. 

Es tan gratificante sentir las famosas mariposas en el vientre, no pienso en nada solo él y yo existimos en este momento. No pierdo el tiempo y decido seguir el beso que se vuelve lento y a la vez salvaje, William retira sus manos de mi rostro llevándola por toda mi espalda hacia abajo, lentamente causando una corriente eléctrica, mi cuerpo se estremece entre sus brazos esa conexión que aparece entre los dos es extraña, pero me gusta esto. 

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora