Capítulo 50

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Ha pasado seis mes estos días han sido maravilloso, mis pequeños tuvieron su fiesta de cumpleaños que estuvo genial, recuerdo que Myke y Kian llegaron vestidos de payasos invitamos a los vecinos a nuestros amigos del trabajo que compartieran con nosotros esa dicha. Gianina dio a luz a su pequeña Kiana, la pequeña es tan parecida a Kian que muero de ternura, ese hombre anda vuelto loco.

Leonardo y yo hemos estado saliendo y ha sido muy especial conmigo, él es una persona muy atenta detallista y adora a mis hijos. Este tiempo que ha pasado me ha servido para sanar las heridas de mi corazón, ahora me siento una mujer renovada dispuesta a darme una oportunidad en el amor.
No niego que a cada instante recuerdo a William, viene a mi mente todo lo que ha pasado y él no deja de insistir, sus mensajes de texto son constantes donde me pide poder mirar a los gemelos a lo que yo me he negado. No por querer utilizar a mis hijos para hacerlo sufrir, si no porque sé que al mirarlo va a derrumbar esas barreras que he ido construyendo al pasar de los meses, aún  lo extraño pero aún no estoy preparada para mirarlo a la cara.

Me mudé a mi casa nueva a las afueras de la ciudad, con la ayuda de Gianina la hemos decorado y a quedado perfecta. A los gemelos les encanta el lugar en especial a mi que estos días ya se han puesto lluviosos y fríos estamos a principios de diciembre. Adquirí un coche ya que era necesario por la lejanía de mi casa de campo. Un sábado por la tarde recuerdo que llegó a mi casa Leonardo y me propuso ser su novia me tomó por sorpresa, lo pensé unos días y con ánimos de mis amigos acepte salir con él ya en plan novios.

Me encuentro en la entrada de la iglesia está llena de gente conocida y unos no tanto, escucho el bullicio de las personas mis piernas tiemblan de nervios. De pronto la canción nupcial comienza a sonar por los altavoces del lugar observo a mi hermana Gianina y sonrío.

─¿Lista Ginebra?. ─me cuestiona con los ojos brillando por la emoción. 

─Lista Gianina, vamos se hace tarde. ─asiento con una sonrisa y un movimiento de cabeza.

Ambas nos encaminamos rumbo al altar mis piernas cada vez tiemblan por los nervios de no caer con estos tacones del quince, me encuentro muy emocionada por fin el día que tanto hemos estado esperando, Gianina nota mi nerviosismo y en voz baja me susurra.

─A llegado el momento Ginebra, no desistas tienes que ser fuerte lo prometiste hermana, legaremos al final victoriosas y sin un esguince en el tobillo. ─ Mi corazón se hincha de emoción al escucharla, sonrío por su comentario tan bobo pero que ciertamente tiene mucho de verdad, se que ella nunca me dejará sola y la adoro por eso.

Los invitados nos observan emocionados el arzobispo me regala una sonrisa, una vez que llegamos al altar, ya que le ha de causar gracia que sea yo quien entregué a Gianina como si fuese su padre.
Kian recibe a mi hermana tomándola de la mano hay tanto amor entre este par que a kilómetros de distancia se nota.
A Kian le brillan los ojos de emoción este chico está loco de amor por Gianina y es algo que agradezco a Dios.

─Kian te entrego a Gianina con la seguridad de que la harás muy feliz y con la confianza de que jamás rompas su corazón. ─mi amigo tiene los ojos brillosos al mirar lo bonita que luce su futura esposa.

─Eso tenlo por seguro Ginebra. ─el ojinegro mira a los ojos a mi Gianina.

Ambos se paran frente al santísimo y el arzobispo da inicio a la ceremonia, yo me coloco a una distancia prudente de los novios, Myke está del otro lado, ya que nos han elegido como padrinos de honor. El tiempo pasa volando yo me encuentro distraída cuando Myke me saca de mis pensamientos

─Ginebra es hora. ─

─Perdona estaba distraída. ─Y al decir distraída.. Es demasiado ya que hemos llegado a la parte donde se han de jurar amor eterno.
Myke hace entrega de las arras a Kian en símbolo de riqueza, él a su vez se las pasa a Gianina jurando compartir sus bienes.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora