Capítulo 36

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─¿Que hace aquí?. ─me pongo de pie y me lanzo sobre este desgraciado que se llevó al amor de mi vida, le propinó un golpe en el pómulo derecho, Kian me devuelve otro golpe logrando darme en la ceja del lado izquierdo sólo miro rojo estoy cegado de coraje de pronto escucho la voz de Myke.

─¿Que carajo les pasa imbéciles? ¿acaso ambos se han vuelto locos?. ─grita contra nosotros, me sujeta por la espalda, y Jeremías sujeta a Kian, puedo notar la ira en la voz de mi amigo

─Déjame necesito romperle la cara a este desgraciado. ─grito

─¡No puedo permitir eso William! eres mi mejor amigo pero Kian es mi único hermano y mi deber es protegerlo, no se que pasaría entre ustedes pero eso no les da ningún derecho a darse de golpes como cavernícolas. ─me paralizó de la sorpresa ¿a caso a dicho hermano?. Es cuando en mi cabeza suena un click, el debe de ser el chico que Myke mando a un internado a Irlanda, ya que él no podía hacerse cargo, aún estábamos en la preparatoria y su madre los abandonó. Mis padres le dieron refugio a mi amigo en nuestra casa ya que su padre andaba perdido en el mundo de las apuestas, ahora todo tiene sentido, ambos son dueños de las acciones que les devolvió mi padre.

─Perdóname Myke por un momento perdí los papeles, se me fue de las manos y me ganó el coraje. ─me disculpo con mi mejor amigo.

—¡Y tu Kian! No debes de sentir rencor contra la familia Rusell, ellos no han hecho más que ayudarnos, se que un día salimos perjudicados pero eso fue para darle una lección a nuestro padre, que estaba perdiendo todo en el vicio de las apuestas. Y así como le quito todo John a nuestro padre, me devolvió cada centavo y gracias a ellos tuviste estudios y un techo, ahora eres un hombre profesional y exitoso en lo que haces. Así que saca todo ese rencor de tu corazón y agradece por lo que tienes, comiencen de nuevo ambos. ─sentencia Myke, a regañadientes nos damos la mano como cuál chiquillos que reciben un regaño de sus padres, ni parece que yo soy el jefe y dueño de todo esto, me recompongo y carraspeo un poco.

─Disculpen caballeros aquí no ha pasado nada, podemos continuar con la junta. ─digo a todos los socios, sólo me observan divertidos y asienten seguimos conversando de vez en cuando le hecho una mirada asesina a Kian. Al final llegamos a un acuerdo y firmó el dichoso contrato, nos despedimos y uno a uno salen de la sala de conferencias quedando sólo Myke, Kian y yo. Jeremías a salido al igual que todos, me encuentro recargado en el gran ventanal con ambas manos en la bolsa de mi pantalón de vestir.

─¿Ahora si me pueden decir que carajo se traen?. ─nos cuestiona mi amigo amenazante.

─ Él se llevó a Ginebra. ─lo miro con rabia

─¿Por que lo hiciste Kian?, ¿es la muchacha te pidió ayuda a donde la llevaste?. ─

─Hermano no puedo decírtelo Perdóname estaría rompiendo una promesa, no sería capaz de traicionar a mi mejor amiga, sólo les diré que está bien, ella continuó con su vida hace lo que le gusta, ahora es feliz. ─dice desafiándome con la mirada, pero es momento de no comportarme como un idiota que se cree dueño del puto mundo.

─Te lo suplicó Kian dime donde está prometo no delatarte cuando vaya a ella, necesito pedirle perdón por tanto mal que le cause, mi vida a sido una mierda desde que se fue. Vivo en automático su recuerdo me mata, la extraño con locura. ─saco ambas manos de la bolsa de mi pantalón y las paso por mi cabello.

─Tu más que nadie sabe lo que es sufrir por amor hermano, lo justo sería que se lo digas a William. ─aconseja Myke, el rostro de Kian se descompone, puedo notar que algo lo atormenta por un momento puedo notar la duda en el rostro de Kian.

─Esta bien te lo diré pero promete que no me delataras cuando vayas a Ginebra, es capaz de convertirse en el diablo personificado y arrancarme el rostro con las uñas. ─sonrío recordando al amor de mi vida enfadada, al fin sabré donde está mi amada.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora