Capítulo 7

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Lentamente voy soltando el picaporte ya que voy de salida hacia la habitación que me asignaron, me giro hacia Melina no sé como sentirme en estos momentos, no sé si sentir vergüenza, rabia o asco hacia mi persona por dejarme llevar en ese beso que simplemente me supo maravilloso. Que aunque por más que lo quiera negar ha causado revuelo en mis entrañas, fue tan arrebatadora la sensación que sentí, el sentir sus dulces labios sobre los míos; es como si estuviesen diseñados el uno para el otro al encajar tan perfectamente. Y ni hablar de la fuerte tensión que se forma en el aire cada vez que estamos cerca el uno del otro, pero volviendo a la realidad y por más que me guste sé que esto es prohibido. Ese hombre no es para mi ni ningún otro, pero se ha colado en lo más profundo de mis pensamientos que aunque sea pecado deseo más de él.

Soy sincera y ya no encuentro la forma de sacarlo de mi mente, eso sucedió desde el primer día en el cual lo miré en la sala de estar de esta enorme mansión, se que va en contra de mi religión ya que no quiero romper los votos que hice ante Dios. Ante el ojo humano eso sería traición y ante mi padre Dios sería pecado, la castidad es punto clave para una fiel servidora de Dios ya que si los rompes tu alma estará condenada a arder en las llamas del infierno y creo que voy arder. Por haber caído correspondiendo a ese beso lleno de lujuria y pecado mortal. Una voz me saca de mis pensamientos.

─¿Ginebra te sientes bien? ─me pregunta Melina rápidamente me aclaro la garganta.

─S..si disculpe si estoy bien solo que me quede pensando, me disculpo por lo que miró hace un momento en la cocina sé que. ─Melina me interrumpe no permite que siga dando mi absurda explicación, pero siento que la merece he faltado al respeto su casa y lo correcto es que me despida, no me sentiré ofendida ni nada está en todo su derecho me siento fatal por si llegara a suceder. ¿Qué le diría a Amanda la madre superiora?.

─Ginebra ven toma asiento hija por favor ─me ordena palmeando el lugar vacío del colchón a un lado de ella y en segundos me encuentro al lado de ella, Melina me observa con ternura no se nota molesta más bien sus ojos brillan.

─Hija no debes de sentirte apenada por que lo que presencie  todo lo contrario, tu pensarás que me encuentro molesta y déjame aclarar que no es así. Sé que ambos son jóvenes y tienen derecho de hacer sus locuras. Conozco a mi hijo pero déjame decirte que no caigas en su juego, mi hijo tiende ser así ya que en el pasado le ocurrió algo triste, pero yo no soy quién para contarlo. Desde ese día él se volvió una persona fría, arrogante y sobre todo mujeriego, tu eres un ser bello de alma pura y no quiero que él corrompa tu alma y mucho menos tu inocencia no quiero que sus demonios te lastimen y agobien. Piensa bien las cosas que más daría yo por que volviera a ser como antes, pero se que muy en el fondo el sigue siendo la misma persona sólo que ha colocado una barrera que impide demostrar lo que él en realidad es. Creó su propia armadura para no volver a salir lastimado. ─

Me cuenta la señora melina, yo me encuentro con el ceño fruncido no se que sentir o decir, es tan confuso ¿será mejor salir huyendo?. Antes de que todo se salga de control por un momento pensé que Melina me echaría de su casa pero no fue así, es tan comprensible que me asusta lo que acaba de decir de William es como una advertencias para que me aleje de él, realmente sus palabras me han calado hondo. Ha Melina le he tomado aprecio estos días que llevo aquí, desde el día en el cual llegué me ha tratado muy bien, y siento pena por que he  faltado el respeto a su casa y a ella, esto tiene que acabar aquí antes de que las cosas se salgan de control y lleguen a algo peor.

─Estoy muy apenada Melina con usted, por eso será mejor pedir el cambio de enfermera, me iré y enviarán a otra persona a que se ocupe de su cuidado le aseguro que estará igual o mejor capacitada que yo. ─

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora