─Perdóneme Melina me ha dado un susto de muerte. ─digo colocando mi mano en mi pecho, mi respiración se ha vuelto anormal no pensé que me estaría esperando a tan altas horas de la noche.
─¡¡Susto de muerte el que me has dado a mi muchacha!! ¿Por que has salido de esa manera de la iglesia? sin decir nada, no sabes cuanto ¡Me he preocupado por ti Ginebra!, he pasado la tarde entera con el Jesús en la boca y discúlpame pero creo que merezco una explicación. ─sentencia Melina demasiado molesta. ─Y la sigo esperando muchacha. ─vuelve hablar impaciente.
─Lo siento Melina me he tomado un respiro, toda la tarde la pasé en un parque cercano a la iglesia asimilando todo lo que me ha pasado en tan poco tiempo, en como mi vida cambió de la noche a la mañana. Todo esto es muy difícil para mí necesita pensar y asimilar todo lo que me está pasando, no le pido que me comprenda pero de verdad sinceramente le ofrezco una disculpa, por ver sido tan egoísta e irme de esa manera y preocuparle. ─me coloco de rodillas frente a Melina y descansando mi cabeza sobre sus piernas cubiertas por una manta, Melina acaricia mi cabello con ternura.
─No sabes cuanto lo asustada que estaba Ginebra, mande al chófer a buscarte la tarde entera y regreso a casa sin resultado alguno, imaginé los peores escenarios de que algo te pudo pasar. Llegue hasta imaginar que cometerías alguna locura, y si hija comprendo como te sientes hasta yo me siento así con mi hijo. Verás no es correcto que te diga esto por que se que te va a lastimar el cinismo de mi hijo, pero; confieso que no a parado de llamar preguntando si regresaste, se nota muy preocupado. ─al escuchar las palabras de Melina me separo de golpe poniéndome en pie, sintiendo la rabia fluir por todo mi cuerpo.
─¿Como se atreve Melina? Él es un hombre casado no tiene derecho a preguntar siquiera por mi, es algo que no le incumbe lo que yo haga o deje de hacer con mi vida de ahora en adelante, ya tuve suficiente de William él ya eligió su camino, tomo su decisión así que si llama le pido por el amor de Dios que no le de razón mía. Se lo suplico Melina ya no me quiero sentir así de está manera tan rota tan insuficiente. ─Melina no tiene la culpa pero a estás alturas tengo mi corazón destrozado a causa de ese sujeto ella asiente.
─Lo siento Ginebra, pero como ya te he dicho hace un momento se como te sientes, yo ya viví ese sentimiento y déjame decirte que no es nada agradable, yo sufrí mucho al igual que tú Ginebra. ─mi mirada se pierde en la lejanía de su jardín que se observa por entre los ventanales.
─Ven siéntate te quiero contar esa historia de amor profundo. ─señala el otro sofá al lado, me pongo cómoda no quiero pensar más en el amor que se me ha escapado de las manos, y no fue por mi culpa si no por que el decidió su camino. William se fue como si fuera agua que se sale por entre las manos. Es media noche y yo aún sigo con la esperanza de que William en cualquier momento entre por esa puerta, bien dicen que soñar no cuesta nada pero toda esta situación me tiene vuelta loca, creo que me estoy desestabilizando mentalmente, me enamoré como una tonta y ahora no se que haré con este sentimiento que me carcome por dentro.─Verás Ginebra cuando yo conocí a mi querido John el padre de William, era tan solo una chiquilla de dieciséis años.
Flashback
Ese día salí a tomar un helado con mis dos ex mejores amigas, lo digo así de esa manera por que ya jamás las volví a mirar de nuevo. Ese día fue maravilloso yo pertenecía a una familia muy humilde, extremadamente religiosa y conservadora. Mi padre y mi madre eran demasiado estrictos en lo que a mí, su única hija se refería. Mi padre era un campesino trabajaba para unos ricos hacendados a las afueras de Italia, venía a casa cada viernes para regresar a sus labores los días lunes en la mañana, todos los domingos asistíamos a la iglesia ya que ellos eran católicos fieles.
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Sentimientos Ocultos
RomanceElla es Ginebra Bianchi dulce, pura, inocente y hermosa. Enfermera de profesión, chica de piel blanca y tersa con unos ojos azules que son capaz de volver loco a cualquiera, su inocencia la hace diferente a todas. Huérfana de padres, abandonada al n...