Llegamos al apartamento de Gianina no tengo ánimos de nada, tomo asiento en la cama para descansar un poco, retiro las valerinas y me froto los pies para relajarlos un poco me quedo observando el cielo raso de la habitación pulcramente blanca. Gianina me ha asignado la recámara que no ocupa nadie, e insistió a que viniera a vivir a su nuevo hogar para no sentirse tan sola, situación que dudo mucho ya que Kian no la deja ni por un minuto.
Necesito ir al hospital a presentar la carta de renuncia voluntaria ya lo he pensado y ya he tomado una decisión. Me recuesto en la cama no sin antes ponerme un pijama que me prestó Gianina, me despojo del odioso vestido.
Me siento muy triste aún no me termino de creer que William nos corriera no podré darle el último adiós a Melina y eso, es lo que más me duele en el alma. Me pasé todo el camino llorando mientras que Kian trataba de sacar temas divertidos a colación, y yo sólo me dediqué observar por la ventanilla del auto.
No tengo ánimos de nada, me siento al lado de la ventana a observar la lluvia que ha comenzado a caer, lágrimas resbalan por mis mejillas después de un tiempo decido meterme a la cama y dormir a ver si así se me arranca está angustia y dolor que me carcome lentamente. No puedo comprender la actitud de William hay veces que lo odio con la misma intensidad en la cuál lo amo, ¿Cómo puedo sentir tanto por la persona que al final siempre termina siendo mi verdugo, el mismo que siempre termina por llevarme a la orca?. Cada día que pasa más crece este deseo en mi pecho de estar con él, pero yo se que ya jamás va a existir un nosotros, él se acerca a mi y es como electricidad pura, el color miel de sus ojos me hipnotiza, su altura, su cuerpo tan imponente.
Me confunde en niveles descomunales, hoy en la funeraria al tenerme entre sus brazos me sentí libre, la forma en la cual me apretaba contra su cuerpo se sentía bastante bien, es ahí donde me di cuenta la falta que me hace de pronto tuve la sensación de que el desea lo mismo que yo. Por la forma en la cuál me miraba William, él no deseaba deshacer el abrazo por inercia cerré mis ojos y por un momento me imaginé junto a él, viviendo en una pequeña cabaña cercas del bosque con una linda chimenea criando ambos a nuestro hijo...
Formando una familia momento que se arruinó por supuesto cuando apareció la arpía de Emily y arremetió contra mi, por supuesto que no lo permitiría y le propine un golpe se lo merecía, sé que la violencia no es buena pero no permitiría que me golpeara en mi estado y mucho menos que pusiera en peligro la vida de mi bebé. Por él doy la vida lo defiendo con garras y dientes es lo único bueno que tengo en esta vida. Ya decidí me marcharé de Milán con tal de que William y su querida esposa jamás se enteren de la verdad sobre mi embarazo no pienso ponerlo en peligro, y se que sonará muy tonto pero les dejaré que vivan su matrimonio con tranquilidad total y sobre todo felicidad. No seré un obstáculo en el camino de Emily al fin de todo William tomo una decisión y no fue a mi favor, el eligió y es algo que ni yo ni nadie podrá cambiar.
Al día siguiente...
Me despiertan los rayos del sol mi cabeza duele demasiado me pongo de pie y coloco mis valerinas, me dirijo al cuarto de baño hago mis necesidades y cepillo mis dientes. Una vez lista salgo de la recámara, se escuchan risas divertidas me dirijo a la pequeña cocina y me sorprende lo que miro. Gianina y Kian se encuentran tonteando sentados uno junto al otro, mi amiga está sonrosada de las mejillas, tal vez por las cosas que Kian a de estar hablándole quedito al oído, prefiero no desayunar para no interrumpir su momento de tonteo. Lentamente retrocedo lo bueno de todo es que no se dieron cuenta de mi presencia, entró nuevamente a la recámara, una sonrisa escapa de mis labios. ¿Quién diría que Gianina caería en las provocaciones de Kian?.
Realmente es algo que me agrada muchísimo, serán la pareja perfecta si se animaran a comenzar con algo, lo bueno de todo es que Kian es un buen hombre sé que la cuidará y jamás la va a lastimar. Tomo una muda de ropa que Gianina a dejado al pie de la cama para mi, esta mujer siempre pensando en todo gesto que agradezco, ya que no tengo cabeza para nada en estos momento. Consiste en un vestido completamente negro, unas medias negras para tapar un poco el frio un abrigo muy elegante que llega a mis rodillas, tal vez sospecha que jamás me daré por vencida y asistiré al funeral de mi gran amiga.
ESTÁS LEYENDO
Sentimientos Ocultos
RomansaElla es Ginebra Bianchi dulce, pura, inocente y hermosa. Enfermera de profesión, chica de piel blanca y tersa con unos ojos azules que son capaz de volver loco a cualquiera, su inocencia la hace diferente a todas. Huérfana de padres, abandonada al n...