Capítulo 18

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Un sonido molesto me despierta de mi sueño medio reparador, toda la noche pasé en vela nuevamente pensando en William, pensando si las cosas se fueran hecho de otra manera. Sé que me prometí en no hacerlo más pero es inevitable lo extraño demasiado. Deseo si quiera mirarlo una última vez antes de que él se una en matrimonio esta tarde porqué en el fondo de mi corazón existe una pequeña esperanza de que se arrepienta y deje todo por mí, al igual que yo lo haría por él, por nosotros con tal de estar juntos. Mi móvil sigue sonando lo busco entre las sábanas logrando encontrarlo.

¿Diga? respondo la llamada con desgano.

Ginebra soy yo, Gianina quiero saber como te encuentras mala amiga, ¿acaso no puedes llamarme?  Me reprocha mi mejor amiga.

Me encuentro bien Gianina, solo he estado un poco ocupada, ¿me dirías a que se debe tu preocupación? pregunto.

Lo que pasa que el domingo que estuviste aquí en el convento de visita te note un poco demacrada y con ojeras, no pude despedirte ya que estaba en el rosario de las ocho cuando te marchaste dejándome con esa gran duda ¿Dime Gin va todo bien? quiero que seas sincera conmigo y me cuentes que te está pasando. ¿O acaso estás enferma? ¡Dios eso ha de ser! o te están explotando en esa casa dime ¿te tratan mal?  me ataca con miles de preguntas.

Tranquila Gianina, ¡estoy perfectamente bien! no tienes de que preocuparte solo son paranoias tuyas. ¿Y de explotación laboral? nada de eso ni si quiera lo pienses la señora Melina es un amor de persona es muy buena conmigo.  Respondo un tanto nerviosa.

Sabes que eres como mi hermana, siempre hemos estado juntas en las buenas y malas y quiero que así siga siendo ¿comprendes? necesito que me cuentes si algo te incomoda o no te parece ¿vale? bien sabes que si tu sufres, yo sufro, estamos para apoyarnos pasé lo que pasé.  se ha puesto melancólica, ¿Cómo no adorarla?.

Ya sabes que sí hermana del alma, siempre serás la primer persona en enterarte si algo me pasa, no tienes de que preocuparte ¿de acuerdo? siempre estaremos en las buenas y malas.  trato de calmar las aguas turbulentas en las que se ha sumergido Gianina estoy más nerviosa aún, se que le miento y me siento fatal por eso.

De acuerdo Ginebra deberíamos de quedar en algún café cualquier día de estos, tengo algo que confesarte. queda un momento en silencio y vuelve a hablar.
Y es algo muy serio, me mata a diario solo de pensármelo y no poder contarle a alguien esto por miedo a ser juzgada Ginebra, y se que tu jamás lo harías necesito que me aconsejes. al parecer no soy la única con secretos la diferencia está en que ella me quiere contar todo de su vida, y yo soy tan cobarde que no me atrevo a confesar por lo que estoy pasando.

Estaría perfecto, cuando gustes coordinamos para el encuentro ¿está bien? no te preocupes Gianina, no creo que sea algo tan malo. ¿O si?  esta mujer me está preocupando.

No, no hay nada de que preocuparte Ginebra, por lo pronto te dejaré por que el deber me llama te quiero cuídate mucho estaremos en contacto.

Igual yo también te quiero. respondo cortando la llamada.

Saco un suspiro de frustración el fuerte ruido de la puerta siendo azotada me estremece dejando ver a un William enfurecido, está parado en el umbral de la misma, respira agitado rápidamente me pongo de pie, tanto que anhele verlo y aquí está frente a mi. Observándome con ¿odio? no se que le pasa o por que se encuentra así.

─¡Así que la monja no resultó ser tan monja después de todo!. ¿Tan pronto me has olvidado muñeca?. ─habla en tono de burla, se encamina hacia el lugar donde me encuentro parada, su actitud me hace sentir incomoda, jamás me imaginaria a William hablándome de esa manera. ¿Pero que le pasa?.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora