→ seis

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JaeBeom se ha mantenido decidido a no compartir más detalles con él sobre la situación de la empresa de su familia, lo que volvía loco a YoungJae, quien no podía dejar de preocuparse. Se repetía de manera constante que no le correspondía sentirse de ese modo, luego observaba de reojo al cocinero luciendo estresado bajo un jugueteo nervioso de sus dedos. Sus manos cosquilleaban deseando pararlo, tal vez estando quieto por unos segundos, sosteniendolo.

YoungJae tenía un nuevo truco para frenarse a sí mismo: "Piensa la mayor cantidad de malas ideas, estarás tan asqueado de ti mismo que solo desearás alejarte". Funcionaba excelente, casi se odiaba un poco más su propia persona por tener una mente tan creativa.

Aquel día ambos chicos habían terminando el almuerzo —ahora tomaban las comidas juntos, porque no lucía coherente hacerlo en lugares diferentes con la reciente amistad que ambos estaban formando, forzardos por la convivencia y el interés reprimido por el otro—, encontrándose cada uno en diferentes actividades. YoungJae leía los correos que su madre le había enviado avisándole de diferentes temas familiares, como el regreso de su hermano mayor a Corea del Sur y los recientes avances del cáncer de su tía, los cuales eran muy esperanzadores y que ésta esperaba verlo tan pronto los dos estén completamente sanos tanto físicos como mental. 

El escritor suspiró mientras cerraba la pestaña de su correo.

—¿Sabes qué deberíamos hacer?  

YoungJae remueve su mirada de su computadora para dejarla en el chico al otro lado de la sala, quién llevaba puesta una sudadera verde y la capucha caía encima de sus ojos. La imagen lo hizo sonreír.

Apretó un poco los labios antes reponder.

—¿Qué?

—Pintar éste lugar.

El escritor rió y luego volvió a la pantalla de portátil mientras que el cocinero frunció el ceño por ser repentinamente ignorado. JaeBeom guardó su teléfono en su bolsillo y se trasladó hasta el sofá donde se encontraba el otro, tirándose y casi aterrizando sobre el menor. 

YoungJae lo ignoró olímpicamente, aún con el chico pellizcando su brazo. Tensó el agarre contra el aparato, observando de reojo como sus dedos empezaban a temblar.

—¡Vamos! Al menos una pared.

—No hay nada que me produzca más pereza que pintar éste lugar, honestamente. —JaeBeom rueda los ojos— Alégrate solo porque limpio, gracias.

—Claro que estoy feliz por tu progreso. —YoungJae finalmente lo mira— ¿Qué te sorprende? Te ves mucho mejor que cuando aparecí aquí hace unos meses. Estás más guapo, alimentado, no te ha salido ninguna espinilla es más de una semana y el nuevo jabón eliminó por completo tu aroma a muerto.

―blooming day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora