→ cinco

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Los murmullos de la habitación sofoca ban su mente en un mar de ideas que se abalanzaban sobre su él, la superficie se veía cada vez más lejana, como una larga mancha de pintura negra sobre un lienzo de la misma profundidad que podías obtener con un lápiz de carboncillo. Jaebeom olvidó patalear para luchar.

Estaba paralizado.

Jaebeom odiaba el otoño, como las hojas se desprendían de los árboles impactando contra la ventana, siendo ignorados por la discusión que se presentaba en la habitación, pero él se giraba hacia donde el ruido provenía. No puede evitar querer escapar.

Mass-Issda solía ser una empresa familiar donde un pequeño Jaebeom saludaba a sus potenciales clientes con una sonrisa escasa de dientes, causando desconfianza por la presencia de un menor de edad en un sitio no apto para los mismos. MinYoung aparecería y encontraría la forma de disolver el ceño fruncido en sus rostros y les impresionaría su dedicación. Su padre llamaria, colocando excusas sobre su ausencia. Todo está bien y al mismo tiempo, se está despedazado como migajas de pan cayendo en el suelo. No puedes ser exitoso mientras eres un desastre, repiten los experimentados.

JaeBeom simplemente está obsesionado con el orden, todo le irritaba con facilidad. Como la textura grasosa del cabello de su tío, el arrugado traje que portaba, su fastidioso golpeteo contra la mesa usando sus dedos cuando algo no resultaba como lo tenía planeado. Su madre admitía que ambos tenía cierto parecido, lo que aumentaba su desprecio. Él nunca actuaría de tal modo, toma a su familiar como el ejemplo perfecto para lo que no quiere lograr.

Pero, por si mismo, tampoco ha hecho mucho. Es una sensación que lo azota cada vez que aquella reunión anual era programada, el duo conformado entre su madre y él debía presentar un resumen detallado de los logros obtenidos a lo largo del año, los cuales solían ser menos que el anterior y sin esperanza de mejorar. Hace mucho que la quiebra les asechaba, pero la opciópn de tirar la toalla no estaba en su lista. 

—Es ridiculo que debamos pasar por lo mismo cada año. —en el breve descanso, JaeBeom finalmente puede soltar sus pensamientos— Mamá, con el sueldo del escritor podriamos reunir lo suficiente para comprar las acciones de mi padre, no tendríamos que sufrir esto nunca más-

MinYoung giró lentamente hacia su dirección, el menor sospechaba sobre sus acciones. La presencia de su madre siempre ha sido firme, fuerte y dificil de ignorar, sumando a su mirada llena de emociones. Sin embargo, aquella mañana la percibia distante, desconectada gracias a sus pensamientos. Ella era tan atenta, que la preocupación lo hacia temblar de manera ligera.

—Necesitaríamos su fortuna entera para pagar todo, cariño.

—Creo...—su respuesta le hace parpadear, aturdido— Creo que podemos trabajar más duro.

—¿Puedes tomar su puesto de limpieza y recibir paga por ello? —naturalmente su cabeza se movió de lado de lado— No es lo que quiero para ti, cariño. ¿De verdad disfrutas ir día a día por esos billetes? ¿Esto es lo que quieres?

―blooming day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora