→ diecisiete

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vamos a hacer como si no puse algo que no debía, ok? ok

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Víspera de navidad finalmente había llegado, JaeBum lo notó cuando el coro de la iglesia practicando villancicos lo despertó y no su madre para que no perdiese la hora del desayuno. En años anteriores le parecía agradable abrir sus ojos con la voz de la principal Roseanne, pero en esos momento solo se le hacía chillona y quería que se callara de una buena vez.

Ni siquiera las galletas de jengibre de su madre le hicieron cambiar de humor.

— Al menos come una, si el chocolate amargo funciona, no veo como tu agría personalidad no combinaría con mis galletas.

JaeBum emite una falsa risa, ante de quitarle la cabeza a una de las figuras y masticarla con fuerza.

— Tienen mucha harina.

— Qué lástima —Hace una mueca triste. —, pero deberías olvidarlo porque éste será tu desayuno.

Hace una mueca mientras mete la galleta por completo en su boca, una vez que la traga, sacude sus manos para deshacerse de las migajas. Si hay algo que odia es tener los dedos llenos de residuos, incluso cuando come frituras.

— Arruina mi día y ya dime que él no ha llamado. —MinYoung prepara una expresión comprensiva en su rostro, confirmándole lo ya innegable para JaeBum. — Sí, ya lo vi todo.

— El día apenas comienza, cariño, no lo has visto todo. —Se estaba imaginando a si mismo echado sobre el sofá mientra mira la repetición de El Extraño Mundo de Jack llenando su pijama de bulgogi, lo que sabía en que realidad pasaría. — Anda a ponerte tu pijama, no arruines mi humor también.

JaeBum roba unas cuantas galletas antes de obedecer, haciendo gruñir a su madre.

En realidad, ¿por qué esperó una llamada desde un principio? Quizás porque Park estuvo repitiéndole una y otra vez que se lo merecía, que lo creyó. Pero, no era así o de repente lo era, pero no la tendría de todas formas.

No puede evitar tomar entre sus manos el obsequio, envuelto en papel de regalo amarillo porque aunque no fuese navideño, era su color favorito. Además de que JinYoung y YeEun le ayudaron a forrarlo, pero su madre le hizo unos retoques por la cantidad de burbujas que habían dejado. Decir que fue fácil escogerlo sería una mentira, porque visitaron demasiadas tiendas hasta que lo encontró oculto en la última que estaban dispuestos a revisar. En sus miles de opciones no estaba algo como eso, pero cuando lo vio, supo que era perfecto para YoungJae.

Se retractó mientras lo dejaba en su mesa, no estaba seguro y quizás, no por ahora tendría una respuesta sobre si le gustaba o no. Solo eran suposiciones. La tarjeta con santa en la portada y brillos cae y no le importa pisarla y ensuaciarla, no le importa en lo absoluto.

―blooming day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora