→ ocho

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YoungJae no se percató que había robado uno de sus libros, así que no estaba en problemas por los momentos.

Tuvo que esperar hasta su día libre para leerlo con calma, ya que frente al escritor solo podía entretenerse con sus mangas. Por supuesto, no era un problema ya que le había gustado bastante las elecciones que había en la estantería y ya tenía varios títulos favoritos y que deseaba adquirir por su cuenta. También disfruto ver como el chico intentaba recrear a los personajes que escogió como los mejores y terminaba haciendo deformidades en papel.

Las cuales, conservó.

¿Por qué no? El escritor le tomó bastante tiempo hacerlos y cada vez que los veía no podía reprimir su risa.

En casa, se encontraba recostado sobre su sofá, con las piernas encima del respaldar y un cojín sosteniendo su cabeza. En sus manos se encontraba el libro que robó, donde iba bastante avanzado porque no era muy largo y la forma en que estaba narrado era muy fluida, no había pausas innecesarias y tampoco se sentía pesado. Llevaba varias horas en esa posición y sumido en su lectura.

La historia era un poco extraña, debía admitirlo, pero le daba una sensación inexplicable cuando las escenas románticas aparecían. Eran simples, mucho para su gusto, pero tenía una chispa bastante única y era extraño como no solo sentía la timidez de ambos personajes, al contrario, podía sentir la de YoungJae intentando escribir aquello.

Hay muchos gestos, palabras y acciones de los personajes que hacen que el rostro del chico aparezca de inmediato en su mente. Aunque sea su libro y es de esperarse que piense en él, es de una manera diferente, como si pudiera decir que todo YoungJae se encontraba en cada página y era bonito la torpeza que había entre cada letra, la forma en que se cohíben los personajes y el constante miedo que los invaden frente a sus dudas.

En definitiva, leer ese libro era como leer a YoungJae y le gustaba, porque de alguna manera sentía que lo comprendía de una forma que nunca se imaginó explorar.

— ¿Eso es el libro prohibido?

La dulce voz perteneciente a su madre hace que se sobresalte, el libro cae sobre su estomago y gira su cabeza para mirarla. Tiene el cabello castaño recogido en una coleta baja, con mechones escapándose hacia su rostro y viste sus típicas faldas de tubo, con camisas claras con mangas de tres cuartos metidas.

JaeBum frunce ligeramente su ceño cuando procesa su pregunta.

— ¿Libro prohibido?

MinYoung señala el objeto aún en su estomago y toma asiento en el sofá para estar cerca de su hijo. JaeBum se incorpora para quedar sentado, con el libro en sus manos.

— Pasas tanto tiempo con YoungJae, ¿y no tienes ni idea de que es el libro prohibido?

— En mi defensa, él casi nunca habla sobre sus libros. —Muy pocas veces, en realidad, hablaba plenamente sobre su pasado y por lo general, estaba en un juego de adivinanzas donde cada cosa era una pieza para el rompecabezas que era su historia. — Ni siquiera me dejó leer sus libros.

―blooming day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora