Capítulo 22

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Mientras se reía bajo, se dirigía hacia la sala de control. Esa semana se había acostumbrado a que cada noche antes de irse a su habitación, debía pasar y ver si la persona de guardia estaba bien, si necesitaba algo o lo que sea. Cuando llegó ahí, se detuvo de golpe, quien cubría la Guardia era Peter. Respiró profundo mientras se cuestionaba si debía o no acercarse. Hasta que pensó “Ok, puedo hacerlo, voy a hacerlo”, suspiró y habló.

–¡Hola! – Peter volteó como si le sorprendieran, pero él ya sabía que Luna estaba ahí-

–¡Luna! ¡Hola! -Respondió un poco distante-

–¿Todo bien? -Acercó una silla y se sentó-

–Todo igual, moviéndose muy rápido ese contador. Es increíble. – Luna tragó fuerte, cada vez que veía ese contador, la cantidad exorbitante de personas en manos de Mephisto y Blackheart, le entraba una impotencia tremenda- Vamos a remediarlo, tarde o temprano. -Ella asintió-

–Sí, lo sé. -Suspiró- No te había visto aquí de noche. Evidentemente no te quedas aquí ¿No?

–No, yo tengo mi departamento. Además, tengo muchas otras cosas que hacer al día. Tengo que dividir mi tiempo entre el trabajo, el taller de la escuela, estar aquí y ser “Spider-Man” – Esto lo dijo entre comillas- Básicamente también hago magia. –

–Quería disculparme contigo. -Lanzó ella dejándole a él desconcertado- Quería disculparme por todo. No sé ni por donde empezar -Movía los ojos nerviosamente- Por el principio estaría bien. Lamento lo que hice en la escuela, no debí golpear a esa chica, Dinah. No puedo justificarme, pero me sentía con una presión enorme y de pronto ella llega a decir esa sarta de cosas que me descolocaron y explote. Pero estoy muy arrepentida,  hasta le envié una nota de disculpas porque me sentía horrible. -Respiró profundo- No tuve respuesta, pero me contaron que se cortó el cabello. -Peter asintió- ¿Ves? También fue por mi culpa, yo se lo quemé. -Él entre abrió la boca- No me siento orgullosa de eso. -Tomó aire nuevamente- También quiero disculparme por haberte dejado de hablar. No tenía porque hacerlo, es sólo que, no supe como reaccionar – Se estaba empezando a poner nerviosa- O sea, tuve ese problema porque ella me dijo que tenía un trato especial contigo y yo no quería que vieran eso, luego tu me dices que si tenías un trato especial conmigo y yo… Y yo no me daba cuenta, o no quería darme cuenta porque… -Suspiraba mucho y movía las manos ansiosa- porque… porque no puedo, no debo. -Sus ojos brillaban más de lo normal, Peter sonrió dulcemente y le tomó las manos-

–Quien debe disculparse soy yo. No debí actuar de esa forma, no debí decir las cosas así,  simplemente no debí decirlas. -Apretó los labios y luego suspiró- Admito que fue muy inmadura mi actitud, me comporté como un niño, ni creo que cuando era niño me comportara de ese modo. Recuerdo que a veces que me peleaba con algún amigo, no pasaba más de cinco minutos… -Y se había dispersado de la conversación principal. Luna le miró con ternura. Estuvo contando una larga anécdota de cuando era un niño, hasta que pareció caer en sí- Ay lo siento, me fui. El punto es que, me porté mal, y… Y… Y no debí hacerlo. Esto a veces me sobrepasa. -Buscaba las palabras exactas, pero estaba claro que los nervios no le dejaban- Y no está bien sentirlo, yo mismo lo dije el primer momento, fue lo primero que te dije, y aquí estoy. Y no está bien, tengo que tomar la situación como es y detenerlo como un adulto. – Luna asintió- Entonces, así deben ser las cosas y me alegra que seamos amigos. -Ella sonrió a la vez que él le daba un beso en la mano-

–Claro que sí, eso es lo importante. -Sonrió- ¿Puedo? ¿Puedo darte un abrazo?

–Claro. -Respondió suavemente mientras se ponía de pie, ella hizo lo propio y le abrazó. Automáticamente suspiró y cerró sus ojos, se sentía tan cálida en sus brazos. Al separarse, sus miradas se cruzaron, pero tan cerca. Cuando él vio el rostro de Luna, notó una pequeña lágrima en su mejilla, suavemente la removió- ¿Es una…?

–¡No! -Ella le interrumpió y le golpeó la mano como si quisiera deshacerse de lo que tenía en la mano- No es una lágrima. – Peter le miró con desconcierto- Yo, yo me tengo que ir, tengo que… que darme un baño y descansar… Mañana….

–Mañana tienes que regresar a la escuela. -Completó él-

–Sí, y tu…

–Y yo me tengo que ir, en un rato. Sí, luego va a venir a hacer la Guardia… Ehhh, alguien va a venir. -Respondía nerviosamente- Nos vemos entonces. Nos vemos mañana.

–¡Sí! -Respondió nerviosa mientras caminaba hacia atrás, pero se tropezó con una mesa- Ay, que torpe. Me voy. – Se do la vuelta y salió casi corriendo.  Cuando llegó a su habitación cerró la puerta y pegó la espalda de ella- Ay no Luna, no, no, no, no. No puedes, no puedes ni pensar en eso. – Se soltó el cabello y se lo revolvió violentamente- Como me hace falta mi mamá -Hizo un puchero caminando hacia la cama- ella sí sabría qué decirme en este momento. Por favor Luna, abstente de sentir este…. – Se interrumpió cuando vio una nota en su mesa de noche. La tomó y observó una memoria USB debajo. La nota decía “Aquí tienes toda la información que me pediste. Espero sea de ayuda para lo que sea que planeas. Cass" Luna sonrió y tomó la memoria. – La adoro, es un ángel.


La noche había caído, se sentía bastante pesada, el ambiente era tenso, pero de una forma inexplicable. Casi todos estaban durmiendo así que no se escuchaba ni un alma por todo el recinto. Pero Jor no sé encontraba en el grupo que dormía, estaba intranquilo, inquieto, parecía hasta alma en pena vagando por el lugar. Hasta que decidió ir hacia la sala de control en donde estaba Cassandra. Ella al verle con esa cara de pena, se descolocó.

–Ay mi niño ¿Qué te pasa?

–No puedo dormir. -Respondió sentándose junto a ella-

–¿Qué tienes?

–No sé, me siento ansioso, tengo una sensación, un presentimiento de que algo va a pasar.

–¿Algo malo?

–No sé, no puedo explicarlo. Sólo siento la zozobra – Se tocó el pecho- Y no puedo controlarlo.

–¿Tienes miedo? – Jor alzó la mirada- ¿Eso es lo que sientes? -Suspiró movió la cabeza, pero no fue una negativa, tampoco una afinación. Realmente no sabía expresar lo que estaba sintiendo- Pensé que tu no experimentabas ese tipo de sentimientos, de emociones.

–No estoy diciendo que lo tenga. Sólo me siento intranquilo. A lo mejor es por todo lo que ha estado pasando y el hecho de pensar que en cualquier momento vamos a tener que salir a enfrentar a lo que sea que envíe Mephisto. Es una carga enorme.

–Claro, y a eso agrégale que estás sumamente perdido extrañando a tu padre y mega celoso de Luna. – Jor frunció el ceño ¿Qué estaba diciendo Cass?-

–¿De qué estás hablando? ¿Por qué dices eso? -Ella encogió los hombros-

–Las noticias vuelan, todo el mundo se da cuenta, además, lo que pasó hoy no pasó desapercibido. Es normal que sientas celos, tampoco es algo de otro mundo.

–¿Por qué debería sentir celos de mi hermana? En realidad estoy feliz por ella, porque ha logrado cosas muy grandes a nivel personal y eso es genial. -Cass se puso de pie y viró los ojos-

–Ay por favor ¿De cuando a acá a ti te alegra lo que pase con los demás? Eres egoísta por naturaleza. – Jor estaba con la boca abierta sin poder emitir palabras- Esto va a quedar entre nosotros, admítelo, te revienta que una recién llegada que no es nadie, haya evolucionado tanto o más que tu, el príncipe heredero al trono de Asgard. -En ese momento sonrió medianamente-

–Sí, no te lo voy a negar. Más que celos, me da mucha rabia. No es posible que una cero a la izquierda, pueda tener tanto poder. -Cassandra asentía- Más de una vez lo he pensado, he pensado en deshacerme de ella. -También se puso de pie para estar frente a frente con ella- Porque me molesta lo insoportable que es, siempre lloriqueando por niñerías. Luego pienso ¿Para qué ensuciar mis manos? Al final ella en cualquier momento se va a ir, va a regresar a inmunda dimensión patética llena de penumbras, y yo voy a estar aquí, siendo como siempre, prácticamente perfecto. Siendo el príncipe heredero, el hijo de un Dios. -Veía fijamente a Cassandra. Ella sonreía y asentía- Pero no de cualquier Dios, soy hijo del Dios del engaño. – Al decir esto tomó a Cass del cuello. Ella empezó a quejarse- Y ya me cansé de este maldito engaño ¿Acaso piensas que no me iba a dar cuenta? ¡Mephisto! Da la cara de una maldita vez. -Cuando dijo esto, todo a su alrededor desapareció y la risa macabra del demonio retumbaba por todos lados-

–No me culpes, lo intente. -Solo escuchaba la voz, la voz que retumbaba-

–¿Cuál es la gracia de todo esto? ¿Por qué querer ponerme en contra de mi hermana? Te lo advierto, no va a funcionar. -Hablaba a la nada- ¿Por qué tantos juegos? ¿Por Qué tantas tretas? ¿Te da miedo aparecer de frente y afrontar las consecuencias de todo lo que estás haciendo? No vas a ganar Mephisto, no vas a ganar.

–¿Y quién lo dice? ¿Tú?

–No sólo lo digo. Te lo voy a demostrar apenas dejes de ser un maldito cobarde y des la cara. A mi no me vas hundir con sentimentalismos baratos. Yo no soy de esos. Así que da la cara de una maldita vez. – Esto último lo gritó.-

–¿Quieres guerra? Guerra vas a tener. -Entonces, en ese momento, el horrible ser rojo se pareció frente a él- ¡Boo! -Expresó esto justo tocándole el pecho. Jor en su habitación se levantaba sobresaltado y sudoroso. Había sido un sueño, Mephisto se había metido en su sueño-

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