Prólogo: Niñera.

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Siete años atrás...

Lunes, 4 de julio de 2011

Pañales, biberones, chupetes, popó, vómitos y llantos. ¿Qué estaba pensando ella al aceptar ser la niñera de sus vecinos? Vaya trabajo, se pregunta el porqué es tan difícil cuidar niños. Ni siquiera puede cuidarse bien a sí misma, mucho menos a unos bebés que no son cualquier tipo de bebés; ella se refiere a un niño de apenas un año que solo sabe llorar y a una niña de cuatro años que solo sabe hacer travesuras. Juntos podrían causar una explosión en la faz de la tierra, y no exagera al pensar en eso.

—Nana, toma —le dice la pequeña Salomé a la niñera a prueba y le entrega una tijera.

—¿¡Qué haces tú con una tijera, Dios Santo!? —espeta la inexperta niñera de los niños.

La niña, sin entender la fuerte pregunta que le hace Evaluna, suelta una lágrima. La pobre solo estaba intentando jugar. Por otra parte, Evaluna horrorizada se percata que en la otra mano la niña tiene la mitad de su flequillo cortado.

Eso no le puede estar pasando justo en su primero día de trabajo. De inmediato la mira a la cara y puede ver su nuevo desastre de cabello y, al peinarle el flequillo con los dedos de su mano, se da cuenta que luce horroroso.

Evaluna preocupada mira la tijera y le pregunta de dónde la ha sacado. La pequeña solo se encoge de hombros y comienza a reír.

¡Niña traviesa!

Tal vez va a quedar sin empleo, está muy segura de eso. Para ser su primer día la niña ya se ha cortado el cabello. Estará en serios problemas... Es una niñera irresponsable. Y de verdad necesita el dinero del trabajo.

Piensa, Evaluna, piensa...

Tiene dos opciones: ser despedida o...

¡Lo tiene! Florencia de la Vega estaría muy orgullosa de ella... Se trata de su abuela.

Busca un peine y le cepilla con mucha paciencia el cabello a Salomé, logrando así poner a la obra su mano estilística mientras usa los trucos que su abuela le ha enseñado para cortarle el cabello a la niña. Le arregla su flequillo un dedo más por encima de las cejas y le corta las puntas del cabello que le llega debajo de los hombros.

El cambio se nota muy impecable. Tal vez la madre se enoje por no haber dado su autorización, pero está más que segura que le va a encantar.

Evaluna, después de su trágica falla, va por buen camino. Logrará salvar su trabajo y ahora solo debe inventar una excusa para la señora Irma.

[...]

Han pasado unas cuantas horas desde que la madre ha visto a su hija estrenando un nuevo y pulido corte. Ni siquiera ha regañado a Evaluna ni mucho menos le ha pedido una respuesta de su pequeño pero dulce atrevimiento. Está muy contenta con el resultado, y más cuando el flequillo de su pequeña antes le rozaba casi los ojos. ¡Se ha ahorrado la cita de la peluquería! Al pequeñito Aarón le ha cortado las uñas y también le ha dado más forma a su cabellera despeinada.

—Ojalá no te hayas dado cuenta que lo tuyo es más la peluquería. Me he quedado encantada con lo que has hecho por mis niños —pronuncia con emoción Irma.

—Todo lo aprendí en la peluquería de mi abuela, pero no confió lo suficiente en mí para darme el empleo —comenta Evaluna.

—¡Vaya señora! ¡Qué cabezota la suya!

Irma le pide a la jovencita Evaluna ir a su despacho para darle oficialmente el puesto de niñera para sus hijos. Le explica que debe venir de lunes a viernes luego de que los niños salgan del medio turno de la guardería ya que no ha podido conseguir el cupo completo de horas para el cuidado de sus niños en aquel lugar. Los sábados debe ir temprano para trabajar hasta mediodía debido a que la guardería no trabaja ese día. Domingo de descanso, salario mínimo y comida gratis mientras esté al cuidado de ellos. A Evaluna le brillan los ojos de la emoción.

¡Ha pasado la prueba de su primer trabajo! Y le gusta la oferta. Solo le toca decir si sí o si no.

Memoriza todas las condiciones, la alimentación de los niños, el cuidado más estricto que debe tener para no defraudar a su nueva jefa. Recuerda que podrá ahorrar para el cupo en la universidad, el horario flexible, la buena pasta de dinero... Decidida, responde:

—Sí. Con muchísimo gusto.

Le llena de orgullo cumplir sus propósitos, sobre todo ese que tiene que ver con no aceptar ni un céntimo más de sus padres. Aunque a ellos el dinero les sobre.

Irma esboza una sonrisa.

—Definitivamente, serás una gran mamá.

Evaluna también levanta las comisuras de sus labios y sonríe.

—Gracias, señora Irma. Además, me encantan los niños.

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N O T A

¡Hola, nuevo y querido lector! ¿Te está gustando la historia? ¡Espero que sí!

Bueno, este es mi pequeño comienzo y tal vez verás cambios, aunque no contaré más nada. Si quieres saber qué pasa más adelante solo continúa leyendo.

Eso sí, te pido de todo corazón apoyo. Si me lees quiero saber si esta historia te está gustando. Le he puesto mucho cariño y es la primera vez que escribo en tercera persona, así que espero hacerlo bien. Sino, bueno, también espero que me corrijas. Así que quiero que aportes estrellitas en este universo y así juntos formemos constelaciones de lectores en mi mundo. Comenta lo que sientes al leerme y yo te responderé de devuelta.

Muchos besos y abrazos para ustedes, mis lunares.

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Entre lunares y pieles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora