Capítulo 21: El regreso.

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Seis meses después...

Sábado, 6 de abril de 2019

El avión aterriza en el sur de su ciudad natal. Por fin vuelve a casa después de tanto arduo trabajo. La gira nacional e internacional fue exitosa; ha sido reconocido y admirando por cientos de miles de personas en cada lugar visitado. Además, la extensión de nuevas sedes de la joyería Parisi en su ciudad ha superado las expectativas y la inauguración en Italia ha valido todo el esfuerzo.

Milán Parisi logró cumplir parte de sus sueños. Solo le falta cumplir uno y podría decir que se siente completamente feliz y satisfecho de su vida. Pero más le alegra saber que su mejor amigo, Marcelo, ha cumplido cada propósito propuesto. Y recuerda aquel momento tan mágico en un semanario de la gira empresarial donde su novia fue a verlo y él, en medio de la muchedumbre de su público, le pidió a ella que se subiera al escenario y, sorprendentemente, le pidió matrimonio.

Una escena conmovedora para los que estuvieron presentes aquella noche de diciembre. Un mes feliz para la mayoría de las personas menos para él que aún seguía pensando en ella.

En el norte de la cuidad ella está preocupada por la prometedora noche que se aproxima en horas. ¡No puede creer que su mejor amiga está a punto de casarse!

—Tengo nervios —dice Evaluna mientras le arreglan las uñas en la peluquería de su abuela.

—Nervios debería de tener yo que soy la novia —expresa Estela relajada.

Florencia de la Vega aparece entre ellas y las tranquiliza.

—Ustedes parecerán estrellas de Hollywood hoy, así que dejen de preocuparse que la mejor estilista del mundo las dejará divinas para la noche.

Mientras tanto ajena a las preocupaciones Marianela se encarga de llevar todos los arreglos florales al lugar donde se llevará a cabo la ceremonia. Es la encargada de la decoración de la boda y tiene el peso de elegir el mejor ramo de flores que una novia puede llevar en su día.

La noche promete para todos.

[...]

En la iglesia todos están a la espera de la unión de los novios. Marcelo entra con su madre al altar; la madre de Estela entra con el padre del novio. Sus padres, como padrinos de la boda, esperan la entrada de los testigos al cortejo nupcial. Cuando es el turno de las damas de honor ellas desfilan sus vestidos violetas y sostienen ramos de flores naturales; Evaluna es la que más resalta entre las damas. Luego entran los pajecitos, donde Isaac camina con una sonrisa tranquila, y las damitas lanzan pétalos de rosas mientras que Karen sostiene las argollas del matrimonio. Y el paso queda despejado para la llegada de la novia; Estela camina tomada del brazo de Milán. A Estela le hubiera encantado que su padre difunto estuviera presente y la entregara al amor de su vida, pero ella sabe que desde el cielo él se siente orgulloso de su hija.

Milán entrega a Estela al amor de su vida y el intercambio de votos procede. Marcelo se sentía nervioso antes de ver a la novia pero cuando Estela apareció con su vestido de encaje blanco sosteniendo un ramo de flores en tonos morados su sonrisa lo tranquilizó.

Por otra parte, Evaluna está que se desmaya porque al ver a Milán, después de tanto tiempo, ha confirmado que sus sentimientos hacia él siguen intactos.

El sacerdote comienza con la unión y todos los presentes en la iglesia miran con admiración la escena.

—Marcelo, ¿aceptas a Estela como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Entre lunares y pieles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora