Santiago José
Marín González10. 05. 2013
Ángel dormido
pero vivo en mi corazón.
Por siempre te amaré
hasta que el fin sea el inicio
y coincidamos en otra vida.La suave brisa de la tarde y el olor de la humedad del césped desorientan su olfato. El cementerio del norte está casi vacío; de no ser por los jardineros y aquella pareja que lo visita la funesta soledad del lugar sería tan triste como lo que siente la mujer que cae de rodillas sobre la tumba de su hijo.
—Mi Santi...
El hombre que la acompaña se arrodilla a su lado e intenta calmarla con un abrazo, pero su dolor es tan fuerte como el primer día que lo sintió. Una de las manos del hombre sostiene un globo blanco.
—Eric, ¿por qué no me enseñan al bebé? —pregunta la mujer que se encuentra semanas retenida en la camilla de un hospital.
—Eva, no puedes verlo en este estado —le dice su amado entregándole un ramo de flores con un globo inflado en helio que dice: "Mejórate".
—Pero es mi bebé y quiero verlo. Tú ya lo has visto, ¿cómo es? ¿A quién se parece más?
—A ti...
La mujer sonríe. Pero su sonrisa se borrará más adelante con la peor noticia de su vida.
Él no puede decirle la verdad; no puede decirle que su hijo nació muerto y debe fingir frente a ella lo contrario. Si se lo dice posiblemente recaerá...
—Muero por ver a Santiago.
Eric le asiente y se va de la habitación del hospital antes de que ella lo vea llorar y se entere de que le ha estado mintiendo todo el tiempo.
Cuando el hombre sale a la sala de estar golpea las paredes y las enfermeras le piden que se calme. Pero su ira le hace romperse más los nudillos y un doctor lo agarra desde atrás y le inyecta un tranquilizante.
La muerte de Santiago es algo que incluso él jamás podría olvidar ni llenando el vacío con otro niño...
Evaluna deja las flores que le trajo a su tumba y le vuelve a echar un vistazo a la lápida. Hace años que no lo visitaba en el cementerio porque le dolía demasiado. Aún le duele pero ahora es capaz de visitarlo sin remordimiento. Lee de nuevo el epitafio y se fija en la única fecha inscrita: la fecha en la que nació muerto. Si Santiago hubiera nacido con vida cumpliría en un mes seis años.
Su hijo que la mayoría cree que no existe...
Los bebés que nacen muertos llegaron a existir. Ellos tienen derecho a ser reconocidos y a conservar su nombre; también merecen una despedida conmemorativa.
Aunque la ley lo niegue Santiago existió y merece ser recordado con su nombre. Aún existe en el corazón de sus padres aunque no vio la luz; aunque ellos no pudieron abrazarlo; aunque para el Registro Civil Santiago solo es el feto masculino de Evaluna González. Los niños que nacen muertos también tienen el derecho que la ley les niega de llevar su nombre.
No existen palabras que expliquen el dolor de la pérdida de un bebé que nace sin vida; aquello es una experiencia dolorosa para sus padres. Y aunque la influencia política de los abuelos del bebé podía mover cielo y tierra, legalmente Santiago no podía ser registrado porque él no sobrevivió ni un solo día.
Pero Santiago conserva su nombre y es recordado como si hubiera estado vivo. Nadie puede negar su existencia. Los bebés que nacen muertos tienen el derecho de su nombre y ni la ley hará que sus padres lo ignoren.
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Entre lunares y pieles ©
RomansaCuerpos perdidos en universos opuestos. Una mujer con sueños rotos y un hombre con metas exitosas. Ella volvió del infierno. Él cayó del cielo. Solo una coma detiene sus vidas en un paraíso lleno de pecados. Él no se llama Adán, pero el nombre de el...