Capítulo 6: Destrucciones.

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Lunes, 23 de julio de 2018

I'm paralyzed

Where are my feelings?

I no longer feel things

I know I should

I'm paralyzed

Where is the real me?

I'm lost and it kills me inside

I'm paralyzed

Aquella canción del rapero NF que suena en la radio del Jardín del Edén la identifica. Y es aterrador. Es tan... ella. Es, definitivamente, su canción.

¿Cuándo se volvió tan insensible? ¿Cuándo perdió sus emociones? Todo lo que ella dice, como lo insinúa la canción, no sale de su corazón. Está paralizada. ¿Dónde están sus sentimientos? Ya no siento nada por las cosas. Esa traducción la define. ¿Dónde está su verdadera identidad? No puede estar totalmente perdida. Sabe cuándo se volvió fría, lo sabe perfectamente, pero ¿por qué lo permitió? Su amor se fue y su alegría también. A veces tiene miedo de vivir, como lo expresa la canción, pero le da más miedo morir. Su vida es dolor y quizás... quizás ya enterró su alma hace mucho tiempo. Pero su corazón aún sigue vivo. Ella quiere sentir; quiere despertar su interior; no quiere dejar pasar la vida mientras la venda de sus ojos no la deja mirar la felicidad. En las noches los recuerdos no la dejan respirar, solo está paralizada... Paralizada en su pasado.

—¡Eva, baja de la luna! —vocea a gritos Estela.

Estaba tan sumisa en sus pensamientos que no se había dado de cuenta que en su teléfono móvil aparece una llamada entrante. Si no fuera por su amiga no se habría fijado en el aparato. Eso le pasa por dejar que una canción le afecte.

Él...

¿Contesta? ¿Qué va a decirle? "Es que no tenía saldo" o la verdad: "No quería responder". La verdad duele... pero duele menos que mentir.

—Alfonso.

—Evaluna.

Ambos suspiran. Ella por aburrimiento. Él por nervios.

—Lo siento por no contestarte ni llamarte. Estaba...

—Estabas evitándome —termina de decir él.

—No te lo tomes a mal, sabes que...

—...que no te gusta la insistencia. Lo sé perfectamente. —Otra interrupción. Alfonso sabe lo que ella va a decirle. No es la primera vez que ella le comenta lo que siente y, pudorosamente, no siente nada. Solo dice lo primero que piensa su cabeza, sin pelos en la lengua.

—Lo de ese día tal vez fue un error. Para mí no, sabes cómo son las cosas conmigo, pero para ti... Y no quiero que sufras mientras tus esperanzas te hacen ver cosas que no son.

Alfonso suspira de nuevo... Un suspiro de resignación.

—Te quiero, mi lunita. Y al quererte te necesito. ¿Debo alejarme? Sí, porque tú no me quieres como yo a ti. Pero el deber no se cumple en algunos casos. Siempre estaré para ti. Aun cuando solo busques sexo.

Evaluna mide sus palabras en su mente. Si le dice lo que piensa, sin pelos en la lengua, lo destruye. Siempre será solo sexo para ella. Siempre. Pero... él es un buen tipo. Ella no lo merece. Y él debería alejarse. Así que algunas mentiras son necesarias.

—Aléjate de mí —expresa y se prepara para soltar lo siguiente—: Estoy... saliendo con alguien. Ya sabes, lo mismo de siempre, solo sexo.

Aquellas palabras sí que lo destruyen. ¿Otro? ¡Maldición! ¡Otro! Eso le pasa por hablar de sentimientos. Eso le pasa por cabrón. Él debería ser aquel tipo. Él debería hacerle el amor a cada momento aun cuando a ella le parezca solo sexo.

Entre lunares y pieles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora