✨Prólogo✨

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La música que sonaba en ese momento era buena, estaba de moda; o por lo menos eso recordaba vagamente Hyerim.

Tenía un par de copas encima, lo suficiente como para estar en el limbo de la lucidez y la embriaguez. Probablemente tenía el maquillaje un poco corrido y los ojos aún acuosos, recordándole a todo el que la viera que había estado llorando.

Sin poder evitarlo, volvió a cuestionarse cómo rayos había acabado ahí; en un bar poco concurrido y nada sofisticado. Probablemente su padre se enojaría en cuanto se enterara que se encontraba bebiendo su sexto shot de tequila —o por lo menos eran los que tenía contados— con las miradas de varios hombres desconocidos sobre ella.

Siempre debes ser perfecta, Hyerim. Oh, puras tonterías.

En ese instante, después de una aparatosa ruptura con Jaehyung, nada más que llenar su cuerpo entero con alcohol importaba. Y aunque no le agradaba del todo aquel lugar, agradecía a Sunmi —donde fuera que estuviese en ese momento— por haberla arrastrado hasta ahí para que desahogara sus penas. Otra razón por la cual sus padres se enojarían luego: frecuentar a Sunmi, cuando se suponía que era la mala influencia.

Hye comenzó a sentir los párpados pesados, su sueño era casi inminente luego de beber y llorar más de lo que debía. Así que atinó por ir al baño a arreglarse por lo menos un poco y refrescar su rostro en busca de despertar sus sentidos una vez más.

Se tambaleó por todo el lugar, esquivando a las personas frenéticas en la pista de baile y divisando sin querer a Sunmi, no demasiado lejos besando a un chico guapo de hombros anchos. Vaya, su amiga no perdía el tiempo para nada.

Estaba a punto de llegar a la puerta de los servicios higiénicos, cuando terminó por comprender que alguien la estaba siguiendo; muy de cerca para su gusto y siendo demasiado evidente.

–¿Qué quieres? –Hyerim intentó no arrastrar las palabras al momento de formular aquella pregunta, sorprendiéndose a ella misma por su informalidad, siendo más costoso de lo que esperaba.

Definitivamente era hora de ir a casa...

El chico de tez pálida y resaltante la miró de arriba a abajo con su par de ojos oscuros que lo hacían asemejarse a un gato, sin vergüenza alguna, haciendo que la chica se sintiera insegura por un instante, agradeciendo el haber elegido una falda no demasiado provocadora que iba un poco más arriba de sus rodillas, sin contar el short de licra debajo de ésta —por precaución— y además de la blusa roja que no terminaba por descubrir su pecho demasiado. La sonrisa ladeada en el rostro de él hacía evidente su gusto hacia Hyerim, y por alguna razón, Hye pensó que no estaría mal probar los labios suaves y delicados que parecía tener aquel sujeto.

–Nada, sólo necesitaba ir al baño; aunque ya no es tan importante –amplió la sonrisa, divirtiéndose con la situación.

Hyerim terminó por mirarlo indiferente e ignorarlo, intentando aparentar que ese chico de ojos gatunos no le parecía extremadamente guapo, y retomando su camino hasta el baño, dejando de lado los pensamientos románticos hacia aquel sujeto de tez pálida. Él tampoco pareció continuar interesado en ella y desapareció en menos de cinco segundos.

Nada más entrar, reprimió un suspiro al ver su rostro reflejado en aquel espejo descuidado y manchado en algunas partes. Se acercó al lavamanos y de paso se analizó mejor en el espejo frente a ella, limpiando lo mejor que pudo el maquillaje corrido en parte de sus pómulos.

–Bien Hyerim; en menos de veinticuatro horas rompiste con tu guapo y codiciado novio, dejaste que tu mejor amiga te arrastrara a un bar en el que sirven copas de procedencia extraña y terminas casi borracha, con intenciones de besar al primer chico guapo que se te cruza por el frente –se quejaba entre murmullos, haciendo un esfuerzo por demostrarse a sí misma que podía pronunciar las oraciones sin problema alguno, aunque le costara.

Trust me ;; SUGA - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora