Trust me ;; SUGA - BTS

✨Capítulo cinco✨

Llegamos a Daegu luego de dos horas más de trayecto en auto. Un trayecto bastante silencioso y desesperante.

Me niego a hablar con Suga luego de todo el miedo que me hizo pasar, a pesar de sus lindas palabras de siempre; que, por cierto, sigo creyendo. No estoy segura de porqué, pero me es casi imposible desconfiar de él; cosa que por el momento no me incomoda en lo absoluto.

Seguimos, aun así, metidos en el carro, mientras el chico a mi lado se dedica a intentar ubicarse y encontrar el lugar en el que vive su amigo que, según entendí, se llama Taehyung.

Nunca me he preguntado cuál es el verdadero nombre de Suga, y tampoco es que esté desesperada por saberlo. Es decir, soy feliz con tenerlo simplemente de compañía, sin necesidad de hablar de nuestras vidas; en su lugar me gustaría hablar de nuestro futuro.

Tampoco le he dado más vueltas de lo necesario al tema de Suga y su antigua vida problemática. Por alguna extraña razón no tengo ganas de meterme en eso, pero sé que es necesario que investigue un poco; el problema es que no tengo ni la menor idea de cómo.

–Hye... –me llama, al parecer no puede soportar la idea de que le esté ignorando–, no tiene sentido que sigas enojada.

Lo miro con desagrado y siento el enojo crecer con rapidez dentro de mí: – ¡Claro que tiene sentido, idiota!

Al parecer se le hace graciosos verme enojada, ya que se le escapa una sonrisa que pone a mi corazón desbocado. A veces, solo a veces, odio que me guste tanto.

Lo golpeo con fuerza en uno de sus brazos, pero él no parece inmutarse. Ni siquiera su agarre en el volante del auto flaquea un poco. En su lugar, solo incrementa su risa y mi enojo crece.

–Ugh, es bueno haber llegado –digo, dejando que un tono malicioso tiña mi voz–, solo quiero ir a la estación de trenes y largarme a Seúl para no volver a verte nunca –suelto, siendo consciente de mi comportamiento totalmente inmaduro; pero no puedo dejar de sentirme totalmente estresada y frustrada, siquiera entiendo por qué, es solo como si no soportara estar cerca de Suga cuando horas atrás lo único que quería era pegarme a él como lapa.

Siento como él frena el auto de golpe en un semáforo y sonrío con suficiencia. Logré enojarlo y eso me agrada. Sé que solo lo hago para llamar su atención, pero no pienso dejarlo.

–Entonces me alegro por ti –dice, intentando ignorar su enojo. Se nota su ceño fruncido, así que sé que está enojado; además, su agarre en el volante es tan fuerte que noto sus nudillos tornarse blancos por la presión ejercida.

No era la respuesta que esperaba, pero soy consciente de que me acompañará hasta Seúl. Así que intento dejar ese tema ahí, dándome un punto por haber ganado esta pelea.

Miro sin mucho interés el exterior y siento un gran alivio de ver personas pasar totalmente metidas en su mundo, ajenos a nosotros dos y todos los problemas en los que estamos metidos. Me alegra mucho ver el movimiento en las calles y al mismo tiempo se siente tan extraño que no estoy segura de qué sentir. Y por más que hago el intento, no logro ignorar el recuerdo fugaz de mis padres; así que una vez más me permito revolcarme en mis pensamientos tortuosos. Dejando que me hagan tanto daño como sea posible.

–Tú no tienes la culpa ¿sabes? –dice Suga, mirándome de reojo e intentando no perder de vista el camino. Mi rostro suelta una mueca sorprendida y no puedo evitar sentirme emocionada por dentro debido a la idea de que sabe lo que pasa por mi mente– Sé lo que estás pensando. No es culpa tuya, Hyerim; eres suficiente, eres más que suficiente, que no importe lo que te digan.

Sé dentro de mí, que es por este tipo de cosas que estoy totalmente agradecida —enamorada— de Suga.

Asiento en su dirección, intentando con todas mis fuerzas que sus palabras queden grabadas en mi mente. Ya no hay ganas de llorar, pero eso no quita que mi corazón se sienta tan dolido.