El dolor que perfora mi cabeza es terriblemente insoportable. Lo suficiente como para lograr que despierte gracias a él.
El ambiente a mi alrededor no parece ayudar y es que apenas soy consciente de en dónde rayos estoy. Logro escuchar muy a lo lejos una voz soltando quejas en una aparente conversación y es entonces que comienzo recordar los sucesos de la noche anterior, dejando que el miedo crezca dentro de mí.
Intento abrir los ojos, arrepintiéndome cuando el dolor en la parte posterior de mi cabeza se incrementa; al punto en que siento que estallará. Y no es hasta después de algunos intentos más que logro abrirlos del todo, aunque aún con un dolor ligero. Las manos atadas por detrás de mi espalda y mis piernas inmovilizadas comienzan a entumecerse por la falta de movimiento. Apenas llevo unas horas así y ya siento que moriré pronto —y en parte hay una gran posibilidad de que sea así—.
Me percato luego de unos segundos de que el lugar en donde me encuentro es el mismo auto en el que fui encerrada la noche anterior, con las lunas polarizadas y notablemente caro. Miro a mi alrededor, todavía aterrada, y sintiendo como nuevas lágrimas caen por mis mejillas; dándome el lujo de hundirme en mi desesperación.
–Oye, ¿aún estás viva? –la misma voz lejana se hace presente al mismo tiempo que la puerta a mi lado es abierta con algo de brusquedad. Me permito ser sumisa e intento esconder mi rostro a causa del miedo que aún crece en mi interior, rezando por que aquel sujeto no intente matarme o hacerme algo peor–. Hey, tranquila, no te haré daño.
Levanto la vista lentamente, temerosa, y me sorprendo en cuanto me percato de que el chico parado frente a mí es el mismo de la noche anterior, con esos ojos gatunos y la piel pálida. Un escalofrío crece en mi espalda, no me siento segura con nada ni nadie en este instante y por más que él haya negado malas intenciones, eso no quita que en realidad no se vea del todo confiable. Me alejo de él como puedo, soltando un sollozo lastimero y de seguro viéndome patética gracias a que mis manos y piernas aún continúan inmovilizadas.
—¿Te ayudo, hermosa? —pregunta, asomando una sonrisa divertida en sus labios –aunque yo no le encuentro diversión al asunto–, introduciendo medio cuerpo en el auto y por lo tanto acercándose demasiado a mí. Intento alejarme aún más, sin embargo, él es más ágil y logra sujetarme por los hombros manteniéndome incluso más quieta.
Un segundo después una oleada de alivio me recorre en cuanto el dolor punzante en mis muñecas desaparece para ser reemplazado por una mucho más llevadero; aunque aún no me muevo demasiado gracias a la presencia de aquel chico demasiado cerca de mi cuerpo. Y no es hasta que también libera mis piernas atadas, que me permito respirar con un poco más de tranquilidad; aunque arrinconándome en un intento de mantenerlo a distancia.
–¿Quién eres? –pronuncio en un susurro ansioso, dejándome llevar por el terror. Tengo las manos pegadas al pecho y las piernas encogidas, hace frío y no puedo pensar en otra cosa que no sea eso y las ganas que tengo de huir y llorar hasta secar toda el agua en mi interior.
–Soy Suga –responde demasiado tranquilo con el ambiente–. Y te digo, una vez más, que no voy a hacerte daño.
Mi mente termina relajándose ante su presencia y la mirada desinteresada que el chico mantiene sobre mí; muy a mí pesar terminó creyendo en él y comienzo a acercarme a la salida del auto, mientras el tal Suga se aleja para darme espacio vital.
–Tú debes ser Hyerim –escucho de su parte en cuanto logro salir del vehículo, abrazándome a mí misma en busca de consuelo y calor; haciendo un esfuerzo por no tambalearme en las zapatillas con plataforma que llevo puestas aún. Lo miro confundida, igual de atemorizada que antes.
ESTÁS LEYENDO
Trust me ;; SUGA - BTS
FanfictionYeon Hyerim es la típica chica de familia adinerada: guapa, delicada y -aunque no quiera admitirlo- algo caprichosa. Como hija de uno de los millonarios más conocidos de todo Corea del sur, sabe cuál es su lugar y con quiénes tiene permitido convivi...