Atrapada.

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La rendija de la puerta se abrió como cada mañana.
Aquella mano huesuda introdujo la bandeja con la asquerosa comida de cada día,un cuenco de una pasta blanca grumosa y un vaso de agua .
Desde hace ya mucho tiempo estoy aquí metida,la gente normal lo llama orfanato ,yo lo llamo cárcel para niños...
Me llamo Verónica y tengo 14 años . Sí solo Verónica ,nadie sabe nada sobre mí,ni siquiera mis apellidos...
Simplemente un día llegué aquí,siendo un bebé de apenas meses, en manos de un hombre mayor ,según me han dicho,el cual me entregó diciendo simplemente «Se llama Verónica» para después irse y no volver jamás.
Llevo aquí desde entonces....
La puerta se abrió,cosa extraña,pues siempre nos mantenían bajo llave.
Vamos -dijo Mirta la directora del "Orfanato".- hay gente buscando mocosos.
Tiró de mí brazo arrastrándome ,hasta llegar al salón grande donde comían ella y sus empleados.
Allí había una pareja con una niña un poco mayor que yo.
Bien señores White esta es la que tengo con la edad que ustedes solicitan-dijo levantándome la barbilla con un dedo y clavándome la uña de paso.
La señor White era una mujer seria ,peinada en un moño tirante y apretado en su nuca y un vestido de cuello alto hasta los tobillos,su mirada de asco me reveló que no era de su agrado.
En cuanto al señor White... él me daba escalofríos,su mirada me daba miedo ,me miraba como si me fuese a comer ...
Es perfecta...- susurró y los pelos de mí nuca de erizaron.-nos la quedamos.
Bien ,recoge tus cosas Verónica -dijo Mirta .
Salí de allí con una pequeña maleta con mis escasas pertenencias,se reducían a un par de pantalones,tres camisetas y una chaqueta.
Entré en aquel coche y la chica me miró con tristeza.
Llegamos a una gasolinera y los señores White bajaron a hechas gasolina.
Fué entonces cuando aquella chica habló a toda prisa .
¡Huye mientras puedas!-susurró a toda prisa .
¿Que?-dije extrañada.
Ellos ...-empezó pero no pudo terminar,pues el señor White entró en el coche mirándola fijamente.
Arrancó el coche .
¿Y la señora White? -dije .
El siguió conduciendo y al pasar por  un callejón la ví subirse a un coche azul claro y conducir en dirección contraria a la que íbamos nosotros.
No va a volver...-dijo la chica con la mirada fija en el respaldo del asiento delantero.
¡CÁLLATE MARIANA!- gritó el señor White sobresaltadome .-no la necesitamos y lo sabes ...
El señor White se asomó entre los asientos y entonces ví con horror como metía la mano bajo la falda de Mariana ,tocando sus partes íntimas,mientras ella seguía con la mirada perdida.
Intenté abrir la puerta y escapar,pero las puertas estaban cerradas.

VerónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora