Los encuentros sexual es se hicieron algo común, lo hacíamos prácticamente todos los días, en mi cama, en la de mis padres, en la sala, en su casa y hasta me llevo a conocer los moteles, sin embargo los encuentros que al principio eran exitantes y deliciosos comenzaron a convertirse en algo tan cotidiano que ya no me exitaban igual, por ello comenzaba a fantasear con otras cosas, con otras personas, mi mente caminaba a mil por hora cuando de sexo se trataba.
Fue entonces que conocí el Internet, en el había salas de chat, donde podías hablar con desconocidos para que se volvieran conocidos, yo comencé inocentemente buscando amigos o quizá algo más, una relación nueva quizá pero no sabia todo lo que me encontraría ahí.
Comencé a pasar mis tardes en la computadora intentando conocer personas, y conocí un poco de todo, me enamore, me rompieron el corazón, hice amigos, me volví a enamorar, me volvieron a romper el corazón y todo pasaba siempre igual, nos conocíamos en el chat y todo era bello, nos conocíamos por teléfono y nos llevábamos muy bien, nos conocíamos en persona y no los volvía a ver, la historia de mi vida, por ello comenzaba a creer que el Internet era solo para buscar sexo.
Entendí que era lo que muchos buscaban ahí y comencé a conocer chicos con los que todo era más directo un día conocí a un chico, hablamos de sexo, fantasea os a través de las palabras en una computadora, pero no fue suficiente para el, me pidió mi número y me llamó, yo estaba sola, y al hablar comenzamos a fantasear lo escuchaba decirme cosas que me exitaban mucho, y yo le respondía diciéndole cosas que sabía que quería escuchar, escuchaba su respiración acelerada e incluso escuchaba el sonido que hacía su cuerpo al masturbarse, el me escuchaba gemir mies tras yo también me tocaba imaginando que aquello que nos decíamos era real, aun recuerdo aquella primera fantasía telefónica, decíamos estar en una oficina, una secretaria que quiere un aumento, entra a la oficina de su jefe y comienza a insinuarse, abriéndose un poco la blusa para que el le viera los pechos, agacha dose con una falda corta para que el viera su trasero y mientras ella estaba agachada el se levanta, se acerca y comienza a acariciarla, ella se levanta así dándole la espalda y el desde atrás la rodea con los brazos y comienza a jugar con sus pechos, abre su blusa, desabrocha su brassier de la parte de enfrente, deja al descubierto sus antojables pechos y los agarra con fuerza jugueteando con ellos, después acaricia sus peones hasta que estas totalmente duros, entonces baja sus manos hasta su vagina, y por debajo de la falta mete su mano bajo su ropa interior y acaricia haciendo que ella se humedezca para después introducir su dedo, después ella se voltea y lo besa, el se sienta en su silla tras su escritorio, ella se agacha, se pone de rodilla, desabrocha su pantalón, saca su pene y comienza a chuparlo, a lamerlo, juguete con el como si fuera una paleta de caramelo, lo mete en su boca hasta tocar su garganta, después el se levanta, la voltea, la empina sobre el escritorio, quita su ropa interior y comienza a penetrarla.
Miestras ambos nos describimos esta historia llegamos cada uno por su parte al clímax. Cuando terminamos me dijo que le gustaba hablar conmigo que si podíamos hacerlo en otras ocasiones y yo le dije que si, por ello se volvió algo muy común pero que mi novio no sabía.
Ese chico no fue el único, conocí más, con algunos todo era solo a través de la computadora, con uno que otro más era por teléfono, pero fantasear y escuchar al otro exitado y deseándote era algo que me gustaba, podría decir que era adictivo quizá, sin embargo comenzaba a creer que sólo así alguien más me desearía y aún que eso me gustaba no era suficiente yo quería sexo real y ya no solo con mi novio, quería experimentar más.
Sin embargo algo me detenía cuando se presentaba la oportunidad, me aterraba, era quizá la ideología impuesta en mi familia, donde el sexo no era algo bien visto, donde el sexo solo era para reproducirse o eso me decían. Un día tuve esa oportunidad, conocí a un chico en el chat, el estaba cerca de donde yo estudiaba, al saberlo me dijo que si podía ir por mi y llevarme a mi casa, le dije que si, creí que el llegaría se estacionaria, platicariamos y ya después quizá me llevaría a casa, pero no fue así, el llego en su coche se paro frente a mi y me abrió la puerta para que me subiera y yo sin pensarlo lo hice, me pregunto hacia donde y le di indicaciones, comenzamos a platicar un poco sobre nosotros y me dijo que si podíamos pasar a un motel y pasar un buen rato, la realidad es que si lo considere pero le dije que en ese momento no podía pues me esperaban en casa, el seguía insistiendo pero le dije que no, me llevo y me dejó cerca de mi casa y me dijo que me llamaría para vernos otro día y pasarla bien, la verdad me arrepentí de haberle dicho que no, pero la verdad estaba muy nerviosa pues nunca había estado con alguien que no fuera mi novio al menos no en la vida real, también pensé que pudo haberme hecho algo, incluso pudo llegar sin preguntarme y obligarme a hacerlo, afortunadamente no lo hiso aunque hasta cierto punto imaginarlo después también me exitaba.
Pase mucho tiempo así, con mi novio real y con muchos otros en la computadora y en el teléfono, tanto así que me convertí en una experta, conocía a un chico hablaba un poco con el y era suficiente para crearle una fantasía que lo llevara rápidamente al clímax. Muchos me pedían hacerlo real pero después de hablar una vez los dejaba y me cambiaba el nombre, sabía que si cumplía alguna fantasía no sería así y tenía razón, bien dicen que lo difícil es la primera vez.
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Confesiones de una chica cualquiera
FantasyUna historia llena de desamor y sexo en la que una chica narra su travesía de cama en cama buscando algo que ya veremos si logró encontrar o no.