Capitulo 3

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Capitulo 3

Pov Ashley

¡Estúpido! ¡Imbécil! ¡Mis planes son meramente profesional! ¿Ése era el gran interés que tuvo por mí? Queda muy claro que aquella noche él solo tenía una calentura y por eso me invito a cenar. Las ganas que tengo es de empujarlo en río para que se lo lleve la corriente o comprarle un pasaje sin regreso para Nueva York sin olvidarme de mandarlo a la mierda.

Yo como una tonta había tenido muy presente a ése moreno que con solo su contacto hizo recorrer un escalofrío por mi cuerpo y él muy maldito hasta se cirnio en mis sueños. Había tenido ésa noche un sueño un poco calenturiento, solo que cuando por fin iba a besarme despertaba agitada y deseosa por atención. No su atención por su puesto, pensé furiosa quitandome la sábana de encima.

Me dejé el cabello suelto, me coloque unos jeans azul claro y una camisa rosada de manga corta bien ajustada. Busque en mi habitación otras botas planas con unas piedrecitas formando así una estrella y tomé rápidamente mi sombrero negro antes de salir de la estancia.

Esperaba que William estuviera listo porque... al diablo no se que le haré.

Bajé las escaleras sin siquiera ir a tomar un poco de café y salí de la casa. No esperaba sorprenderme al ver al moreno sentado en la verja de madera vestido de manera casual, especialmente con ésa polo negra ajustada a sus bien tonificados músculos de los brazos. Trague saliva con dificultad viendo como él me sonreía haciendo que un leve cosquilleo tomara el control de mi estómago.

- ¡Buenos días! - exclame bajando los escalones y lo vi mirarme de arriba abajo sin ningún tipo de reparos. ¡Descarado! Ven a una mujer bonita y se ponen pervertidos, pensé molesta.

- Buenos días, señorita Cortez. ¿Cómo se encuentra? - pregunto bajandose de la verja y acercándose a mi sin apartar su mirada de mi cuerpo. ¿Podría ser menos obvio? ¡Lo dudo!

- Muy bien - sonrei un poco más relajada, pero eso no significaba que ya había olvidado su forma de hablarme anoche-. Santiago, encilla a dos caballos que vamos a recorrer las tierras - pedí al ver al hombre estar caminando hacía los establos. Santiago asintió y desapareció mientras yo me acerque al moreno.

A los minutos apareció Santiago con mi yegua y con otro caballo de color marron con sus crines negras. Era uno de los caballos más fuertes y resistentes. Me monte en mi yegua y el moreno hizo lo mismo con mucha agiladad. Tal vez tenga uno, pensé tomando las riendas y aprete un poco con mis botas el estómago de la yegua para que comenzara a moverse.

- Bueno señor Johnson como puede ver aquí esta la enorme cosecha que ya ha sido comenzada a recoger. Por lo menos la mitad de la cosecha ésta comprometida, pero si desea la otra mitad puede ser de usted - dije mientras pasabamos por la vereda que dividía las siembras y William solo observaba todo con admiración.

- Me parece bien. Es la primera vez que hago negocios para comercializar el vino y la mitad estaría bien como primera orden - comento sin siquiera mirarme y se desmonte de su caballo. Se acerco a la plantación de uvas y tomo uno entre sus manos. Todos siempre hacen lo mismo, pensé riendo por lo bajo.

- También le podemos ayudar con el proceso de embotellamiento hasta que consiga establecerse completamente - ofrecí totalmente encantada. No lo estaba haciendo de mala gana, simplemente quería hacerle el favor.

- Sí, muchas gracias - murmuro volviendo a montarse en el caballo. Dejandome embobada con su agilidad y por lo apuesto que se veía montado de ésa manera tan recta que daba entender, yo soy más macho que todos ustedes.

Pov William

¿Por qué tenia que ponerse ésa camisa tan ajustada? Cada vez podía ver como sus senos se balanceaban con trote de su yegua y me tenía horriblemente caliente. ¿Cómo sería hacerle el amor entre todas ésas plantaciones? ¡Dios! Ésa era mi nueva fantasía sexual, hacerle el amor entre medio de todos esos viñedos.

Destinado a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora