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Capitulo 13

Pov Adam

— Tanto tiempo sin verte.  Te perdí el rastro — dijo Amy sentandose en mi regazo.  Ella era una de mis amantes, pero hace seis meses que no la veía por mis viajes y pensé que necesitaba ejercitarme con ella.

— Nadie tiene que saber donde estoy.  Solo mi esposa. — Realmente irónico.  Cuando en realidad nunca le decía a Nicoletta donde estaba o a donde iba.

— Oh sí, me olvidaba.  Por favor Adam, los dos sabemos que no amas a tu esposa y que por eso vienes aquí — dijo moviendo sus caderas sobre mi regazo.

Amy era una mujer emprendedora y de armas tomar.  Ella es mi socia en el casino que tengo aquí en Italia.  Tiene un cuerpo esculpido de tono bronceado con un cabello largo color negro rizado.  Sus piernas son largas y muy fácil de abrirse.  Tiene el rostro de un ángel, pero por dentro es un demonio.  Ella es calculadora y fría, pero parece una leona en la cama.

— Amo a mi esposa. — Las palabras salieron solas de mi boca sin tan siquiera darme cuenta.  Me tomo por sorpresa lo que había dicho y no lo podía creer.

Los ojos marrones de Amy me escudriñaron y luego soltó una carcajada.  Me bajo los pantalones y me sonrió con picardía mientras decendia mis boxers.  Yo negue y cerre los ojos.  Las experimentadas manos de Amy sostuvieron mi miembro y rozo sus labios sobre él.  Poco a poco lo introdujo en su boca, pero no pude seguir con esto.

— Amy lo siento.  No quiero. — Me subí los boxers y los pantalones.  ¡Maldición, no podía!

Estás jodidas dos semanas me la he pasado pensando como haré para detener el divorcio.  Estoy algo desesperado y no se que más hacer.  Nicoletta me trata como una rata y habla mucho por teléfono.   Tiene que ser con su amante, estoy seguro.  Ésta situación me tiene rabioso y por primera vez siento una sensación horrible en mi pecho. 

Sentía que la había perdido y no quería.  No podía aceptar que se me escapara de mis manos así tan fácil.  ¿Por qué nunca me di cuenta de la mujer que tenía en frente?  Ella había hecho tantas cosas por mí y yo nunca lo vi, lo valore.  ¿Qué podría hacer para recuperarla?

Amy se rió y se levanto del suelo.  — Ve con tu esposa a ver si te perdona — dijo saliendo por la puerta de mi despacho en el casino.

¿Perdonar?  Eso va a estar condenadamente difícil porque la he embarrado a más no poder.  Teniendo en mis manos su amor, su cariño, su comprensión y fidelidad, lo deje ir de mis manos como las sobras de la comida.

Observe la licorera que tenía frente a mí.  Quería emborracharme como nunca antes.   Deseaba olvidar que muy pronto ya no sería mi esposa porque ya los papeles del divorcio deben estar listo, pero no voy a firmarlos tan fácilmente.  Ella es mi mujer y debo luchar para que me perdone.  Tiene que estar conmigo, solo conmigo.

— Adam, mi amor nunca me has dicho si quieres tener hijos. — Había dicho Nicoletta después de haber hecho el amor.  Estábamos desnudos y ella sobre mi pecho.

La miré con el ceño fruncido, pero ella no me vio.

— No, no quiero hijos. Serían una molestia — dije cortante mientras acariciaba su espalda.  Nicoletta alzó la cabeza para verme a la cara y sus se habían puesto algo tristes—. A mí me hubiera gustado tener un hijo tuyo con tus ojos. — Acaricio mi mejilla con ternura y me dio un delicado beso en los labios.

— Pues yo no quiero.

¡Maldita sea mil veces!  No podía parar de recordar todo lo que habíamos vivido, inclusive las conversaciones que pensé que yo ignoraba las recuerdo.  Tantas cosas que le negue.  Nicoletta quiso hijos conmigo y yo rompí todos sus sueños. ¿Puedo ser más desgraciado? 

Destinado a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora