Venganza.

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Era la hora, puntual como siempre Miguel tomó sus cosas y sin publicar nada relacionando a su ubicación se fue hacia el café.

Ya tenía un par de días solo iba, pedía su orden al bello mesero futuro padre de sus hijos y agradecía antes de irse. Suena a algo muy tonto pero después de dos malentendidos era mejor ir a la segura.
Y por raro que parezca parecía estar funcionando, el azabache ahora no lo asesinaba con la mirada parecía ya más acostumbrado a su presencia y eso le agradaba.

5:15 entró Miguel al café se sentó en la barra y tomó el menú.

-déjame adivinar latte caramelo frío y un luckycat sandwich? - preguntó el mesero con una sonrisa que mostraba su diastema.

-¿como supiste?- preguntó el moreno con las mejillas sonrojadas no por vergüenza si no por lo adorable de la sonrisa del chico.

-Llevas 3 días pidiendo lo mismo de hecho... - el azabache entró a la cocina sin terminar la frase y regreso con una charola con el pedido ya listo.
-disfruta tú comida - dijo de forma amable.

Miguel sonrió embobado ese chino sería suyo cueste lo que cueste.

Marco estaba aburrido llamó a Miguel pero no respondió su llamada, tenía un par de días que no lo veía a la salida y eso le parecía extraño.

-oh por dios- dijo en tono de telenovela cuanso su cerebro hizo click, Miguel iba con el chino a escondidas de él.

Eso no era honorable, que pocos huevos de su parte. Marco tendría venganza de una forma u otra.

Se dirigió al café y ahí estaba Miguel en la barra ya estaba comiendo pero aún así el llamó al mesero y dijo algo que lo hizo reír. Su relación estaba avanzando y el iba a evitarlo.

Entró al café y se sentó al lado de su amigo el cual lo vio nervioso en respuesta así que el de ojos ambar le dedicó su sonrisa de galan de telenovela para disipar los miedos del otro.

Llamó a su nalguita favorita de san fransokyo y sonrió, el mesero lo miro con desinterés.

-Hola Hiro, luces muy bien el día de hoy ¿sabes?- expresó el mayor de los mexicanos con dulzura.

Esto desconcertó a Hiro pero lo hizo ruborizarse, tenía que admitir que la aterciopelada voz del mariachi lo hizo estremecer.

-G-gracias, ¿puedo tomar tu orden?

-Claro que sí, como negarse a lo que pide alguien tan lindo como tú- soltó de forma coqueta y guiñando un ojo.

Hiro.exe dejó de responder.

Anotó la orden y se fue a la cocina a hacer bolita en un rincón como pudo pensar su cerebro que aquel patán que se la pasaba hablando de sus gluteos era lindo.
No, Hiro Hamada no iba a caer en eso se repetía a sí mismo.

-¿de cuando tú tan acá?- preguntó Miguel con el ceño fruncido.

-No sé de que me hablas Miguelito, yo siempre eh sido un caballero con educación- respondió con seriedad antes de echarse a reír contagiando a Miguel.

-okay, no soy un caballero pero estoy preparando el terreno. Voy a dedicarle ese bello piropo del astronauta.-

-¿Estás seguro? No creo que sea una buena idea.

-Claro, si lo recuerdas ¿verdad?

-Sí, era: Como quisiera ser astronauta para visitar tu hoyo negro.

-Ah, ¡Miguel! Como pudiste decir algo tan sucio.- el moreno habló con tono de indignación y elevando la voz .
-Lo lamento tanto Hiro, mi amigo puede ser un bobo sin educación. Esa no es forma de hablar de un ángel como tú.- Miguel cavo una tumba en su cabeza y arrojó a Marco dentro de ella. Eso fue sucio sabotaje, todo su esfuerzo se fue al drenaje.

Hiro con algo de rabia miró al par, azotó la charola con la orden frente a ambos.

Los dos mexicanos sintieron el verdadero terror se sintieron como todas las veces que mamá Elena les iba a propinar la chancliza de su vida. Se abrazaron uno al otro con miedo en sus ojos, solo esperando que el golpe llegara.

El genio miró a los idiotas que tenía enfrente de él en su cabeza recorrían miles de formas para torturar a ambos. ¿Que tan ilegal sería arrojarlos desde el puente de San fransokyo?

La mirada de terror en ambos solo hacía que su sed de sangre se avivara. Soltó entonces un enorme suspiro y habló.

-No me pagan lo suficiente para aguantar estas mamadas.-

-No tienes que aguantarte, solo gozala- el chico de ojos ambar movia sus cejas de forma pícara y realmio sus labios.

Miguel solo se quedó en silencio por respeto a su amigo que ya estaba muerto y no le habían avisado.

El mesero se quito su mandil y con fuerza lo arrojó a la cara de Marco, miró a Miguel con rabia y bufó entonces se fue escaleras arriba maldiciendo en japonés.

Eso no era lo que Marco esperaba pero estaba satisfecho, cualquier avance de Miguel en esos días había sido anulado.

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No estaba muerta andaba de parranda!

Jajaja xD llegó el capitulo que nadie pidió pero lo hice por puro amor a las tonterías. xD

Los quiero a todos!

Lors~*

Como enamorar a un mesero huraño. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora