Inténtalo.

987 131 199
                                    

Cass y Hiro se sentían algo extraños, cuando Kyle pidió unos días para pasar con su familia realmente no esperaban que solo faltara un día y al siguiente ya estuviera ahí con dicha familia.

Pero bueno, todos llenaron a Cass de agradecimientos por cuidar de Kyle y halagaron su café por lo que la castaña les obsequio las bebidas a la familia, Hiro se llevó bastante bien con la familia de igual forma para sorpresa de todos. Kyle alegó que ya estando ahí se pondría a trabajar de inmediato.

—De verdad no es necesario Kyle, pasa tiempo con tu familia el lugar está tranquilo.

—No, no, déjelo trabajar nosotros ya estamos por irnos de regreso a china.— Afirmó el padre de Kyle con una sonrisa.

—¿Se van tan rapido? Pero acaban de llegar.— Interrumpió Hiro, mientras les entregaba las bebidas ordenadas.

—Nosotros sí, debemos cuidar del negocio y bueno, tampoco hay mucho que hacer aquí, ya vivimos unos años en America y realmente preferimos la comodidad de nuestro hogar.— Sharon sonrió no era muy fanática de estar de turista por lo que prefiria volver a China.

—Pero yo me quedaré unos días más.—Exclamó la mayor de los Takachiho con el rostro serio.

—Con más razón deberías pasar los días descansando Kyle, no puedes dejar a tu abuela sola por la ciudad.

—Oh no, no lo malentienda. Nana es la que no me permite perder el tiempo.— Cass se entristeció un poco, ahí se iba la oportunidad de no tener que pagar el sueldo de Kyle por un par de días.

—El tiempo es oro Fa, ya tendrás descanso cuando tengas mi edad.— Exclamó inmutable la anciana. La mayoría de los presentes rieron incomodos.
—Además, probablemente solo vaya a la biblioteca, leí en internet que todos los días hay conferencias interesantes. Y claro que puedo cuidarme sola.— Aseguró antes de beber su café.

—Bueno, si eso desean. Los dejamos un momento. Kyle sientete libre de tomar el tiempo que necesites antes de ponerte a trabajar.— Cass tomó a Hiro de los hombros y se lo llevó hacia el área de la caja.

—Tu amiguito Hiro es lindo, pero claro que tu eres mejor Fa, yo creo que si puedes ganar contra él.

—Abuela, ya te dije que no, Marco y yo solo somos amigos.

—Si hijo, te creemos.— Guiño el ojo su padre en señal de que claramente no entendían su punto.

—Ya me voy a trabajar, nana si necesitas algo llámame. Papá, mamá tengan un buen viaje y avísenos en cuanto lleguen por favor.— El cocinero inspeccionó que no hubiera gente conocida a la vista y procedió a darle un gran abrazo a cada uno de sus padres, su madre le dejó un montón de besos en el rostro que le provocaron reír levemente y su padre revolvió su cabello como si aún fuera un niño.

—Cuidate Fa, trabaja duro y sobre Marco... Solo inténtalo, yo sé que te agrada mucho, mi instinto de madre me lo dice.— Después del montón de afecto mostrado los mayores bebieron sus bebidas con tranquilidad mientras Sharon y su esposo terminaban de repasar su horario de vuelo con Akame.

—Bueno, dejaré que disfruten sus últimas horas aquí a solas, yo iré a la biblioteca.— Sentenció la pequeña mujer mayor saltando de la silla y dirigiendose a la puerta.

—Disculpa, no ah sido mi intención entrometerme, pero escuché que se dirige a la biblioteca. Verá yo me eh convertido en un gran fan de escuchar exposiciones y lecturas en ese lugar. Y nada me encantaría más que tener con quien charlar respecto a ello.— La mujer volteó encontrándose con un hombre vestido con atuendo japones de color beige, su cabello era corto y completamente blanco, además de tener un ojo blanco y otro color café.

Como enamorar a un mesero huraño. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora