Como enamorar a un mesero huraño.

Serenata A Media Noche.

Es curioso, conseguir un grupo de mariachi en San fransokyo es más complicado de lo que parece.

Aparentemente solo hay dos en toda la ciudad y uno de ellos ya está ocupado ese sabado así que ahí estaba Miguel rogando a la señorita de la recepción que le hiciera el favor de tocar para su confesión.
Lo que el moreno no se esperaba era lo costoso que le saldría dicha confesión y ni viviendo a base de atún y frijoles un mes podría permitirse gastar tanto.

-¿De verdad no hay nada que pueda hacer? Si solo reducen un poco el precio yo podría barrer su estudio por un mes, por favor.-

-Lo lamento tanto querido, pero los negocios no funcionan así.- comentó la mujer de mediana edad con tristeza.

-Pero solo una serenata me ayudará a conquistar el corazón de Hiro.-

-Alto ahí, ¿acaso alguien dijo que necesita un super héroe?- Exclamó en tono heroico la pequeña chica de gafas negras que venía entrando por la puerta.

-No, Mel todo está en orden.- La señorita de recepción lucia nerviosa.

-Claro que no, yo escuché que alguien dijo que necesitaba una serenata.-

-Melissa, cariño deja que Nancy haga su trabajo.- pidió una chica pelirroja que entró poco después.

Y la chica morena se mordió el labio inferior considerando la posibilidad de dormir con el perro esa noche por entrometerse, pero a cambio tendría la satisfacción de ayudar a un chico enamorado.

-Tú.- señaló la chica.
-cuéntale a mamá Melissa que sucede, ¿por qué necesitas de nuestro grupo?-

-Hay un chico.-

-Oh sí, siempre lo hay.- asintió la mujer escuchando atenta mientras las otras dos rodaban los ojos.

-Y bueno, el realmente me gusta. Estoy muy enamorado de él, es tan listo y gracioso algo enojon y muy orgulloso pero igualmente tierno, verlo con sus mejillas sonrojadas es uno de los placeres más grandes de mis días y quiero confesarselo, estudio música en el conservatorio de San Fransokyo, pero quisiera hacerlo más memorable que solo yo y una guitarra bajo su ventana, quiero que sea capaz de ver lo especial que es para mí.-

-Eso es tan romántico.- declaró emocionada.

-¿pero entonces cual es el problema?-

-Y-yo no puedo pagar el precio completo, y le decía a la señorita Nancy que me permitiera pagar un poco menos y lo demás compensarlo con trabajo de limpieza.-

-Oh ya veo, lo lamento tanto pero no podem...- La voz de la chica pelirroja se fue apagando mientras su pareja ponía ojitos de cachorro triste.

-Anda Julie, solo es por una vez.- La pelirroja de nombre Julie soltó un largo suspiro.

-No, Mel. No podemos regalar nuestro trabajo.-

-Lamento quitarles su tiempo.- Miguel caminó hacía la salida cabizbajo.

Melissa miró a su esposa con tristeza, y la joven Julie se mordió el labio inferior definitivamente haría dormir a Melissa en el sillón ese día.

-Espera niño.- ordenó la pelirroja.

-Te ayudaremos, no será necesario que pagues nada. Pero a cambio deberás ayudarnos por tres meses, tanto con la limpieza como apoyando en algunas de las presentaciones, así por fin podremos darles vacaciones a algunos de nuestros músicos.-

-¿De verdad?-

-Sí, pero con la única condición que ese día no tengamos otra presentación  que se interponga con tu evento ¿es un trato? -