Wen Akame era una mujer dotada de belleza e inteligencia. Desde que era una niña se le educó para convertirse en la esposa perfecta.
Sabia coser como una profesional, modales impecables, refinada, postura perfecta, aprendió a tocar el erhu, la pipa, hacer arreglos florales, y todos los requisitos necesarios para cumplir con su tarea asignada.Después de todo, ella era la mayor de la familia y al no haber ningún varón que heredara el negocio familiar, su deber era casarse con una familia que le trajera un beneficio a los Takachiho y así pasar el negocio familiar.
Todo parecía ser realmente sencillo, era cuestión de buscar entre sus concocidos al prospecto ideal y formar una alianza con su familia mediante el matrimonio de sus hijos, después de todo ¿quien no querría ser parte de la familia más rica e influyente del continente en el ambito médico?Lo que nadie esperaba es lo difícil que terminó resultando, la joven Akame cepillaba su larga cabellera negra al compás de una de sus canciones favoritas, lucia bella y perfecta, no como alguien cuyo compromiso acababa de ser cancelado por décima vez.
Sus padres y criados no sabían que era lo que sucedía que nunca lograban concretar el matrimonio de la joven, su criada personal sugirió llevarla a un chaman para ver si no se trataba de algún espíritu maligno el que impedía a la mujer casarse. Intentaron de todo y aún así tres compromisos más fueron disueltos antes de poder siquiera terminar de planear la boda.
Mientras todos buscaban alguien capaz de levantar la maldición que "atormentaba" a la familia, la mayor de las Takachiho reía con felicidad, su familia se movía rápido, no podía creer que ya la habían hecho comprometerse trece veces. Y con cada compromiso cancelado, su nuevo prometido era más difícil de espantar que el anterior.
Aunque estaba orgullosa, de esos trece a nueve logró juntarlos con algunas de sus amigas más cercanas y debía admitir que había formado unas parejas espectaculares.Y no, ella no era una rebelde que negara a casarse o algo parecido. La verdadera razón por la que se negaba a efectuar sus compromisos era porque ella ya se había comprometido previamente y se negaba a casarse con alguien más.
Shun Zhou el hijo de la criada de la familia Takachiho nació un par de años antes de la llegada de Akame a la familia, así que se criaron juntos, la pequeña heredera estaba segura que no había nadie que la conociera tanto como él lo hacía.
Siempre mantenía esta apariencia de la joven perfecta y refinada, pero no con Shun, a su lado podía ser auténtica, él la vio cuando se encorvaba y la regañaban o las veces que se escapaba a mitad de la noche para jugar en el patio, Shun se aseguró de acompañarla. Pasaron cada minuto de su infancia juntos, incluso Akame le enseñó a Shun a tocar el erhu, dando así inicio al sueño del pequeño chino de convertirse en un músico de fama internacional.Akame lo apoyo con toda su fuerza, después de todo se había enamorado del joven y deseaba que alcanzara sus sueños, ella se aseguraría de ayudarle en todo el camino a recorrer.
Lo alentó, consiguió que su profesor personal también le impartiera la clase, le regalo su primer instrumento propio, y conforme fue mejorando convenció a sus amigos y familiares de que lo contratara para tocar en sus fiestas y reuniones al grado de que
En una de estas un cazatalentos de la epoca se intereso por él gracias a su música. El muchacho estaba extasiado pero le dijo a Akame que no la dejaría, en primer lugar no tenia el dinero que necesitaba para ir con el agente y en segundo lugar no quería dejarla ahí.La joven no podía estar más emocionada, era correspondida por su mejor amigo, y como buena enamorada decidió qué era mejor poner sus sueños antes que nada.
—Por favor ve.— Dijo la mujer de cabello azabache y ojos cafés con una sonrisa.
—Pero Wen, no quiero dejarte.— El músico miró a la bella chica frente a él y acarició su rostro con las yemas de sus dedos.
—No puedo hacerlo.— terminó por aceptar el mayor.
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Como enamorar a un mesero huraño.
FanfictionEl Lucky cat es cada vez más popular y Cass aún no consigue más ayuda. Ahora su pobre sobrino tendrá que hacerla de mesero hasta que se contrate personal. Nadie sabe a que clase de personas interesantes te puedes topar en un café, como un par de chi...