Como enamorar a un mesero huraño.

No Mames.

Hiro y Marco abrieron los ojos con sorpresa ambos se separaron tan rápido como sus cerebros carburaron lo que estaba pasando en ese momento.
El rostro del genio estaba completamente colorado y aunque en su piel morena era un poco menos evidente las mejillas del músico estaban igual de sonrojadas.

—Marco! ¿WHAT THE F*CK?

—No, No, Hiro, te juro que yo no, solo iba a... La botella y entonces me empujó...—Marco buscó desesperado a su alrededor, el sintió una mano empujandolo, eso le hizo perder el equilibrio y terminó por besar a Hiro, pero no vio a nadie cerca y ahora le debía una explicación a un muy furioso azabache que por puro milagro no le había dado una cachetada digna de telenovela mexicana.

—Hiro es un malentendido, algo me empujó, te juro que no planeaba besarte de es forma y...—Marco no pudo continuar al escuchar un leve shh, por parte del genio, se acercó de nuevo a él y susurro a su oído.
El moreno se quedó en shock mientras escuchaba lo que Hiro decía, para después poner una sonrisa.

Un muy agitado Miguel trataba de recuperar el aire después de correr a esconderse al ver su monumental error. Escuchó el grito de Hiro al igual que todos en el maldito parque de diversiones, pero al escuchar como el silencio se apoderó de nuevo del lugar Kyle decidió asomarse discretamente del escondite solo para observar como Hiro entrelazaba sus manos en la nuca de Marco, el moreno colocó las suyas sobre la cadera de Hamada y la distancia se acortaba lentamente, esta vez iban a apreciar un beso, uno gustoso y correspondido.

Perdieron, fueron lentos tanto él como Miguel y ahora tendrían que aceptar su derrota, el asiático trago saliva, y volvió sus manos puños no había nada más por hacer, pero se sentía incapaz de aceptarlo. A pesar de no haber nada más que hacer, sentía la necesidad de intervenir.

—¡ALTO!—Salió disparado de sus labios sin poder controlarse, regresó a su lugar tan rápido como gritó e involuntariamente terminó por empujar a Miguel hacía afuera a manera de chivo expiatorio.
Vio al músico de piel morena que permanecía quieto y bastante desubicado, para cuando Miguel miró a la furiosa pareja que esperaba una explicación, le dedicó una mirada de odio absoluto a Kyle y avanzó hacía sus amigos pensando en como salir de esa.

Kubo miraba con reproche al chef el cual terminó por sacar un cigarro de su cajetilla y llevárselo a la boca, lo encendió dando una primera bocanada. Dejó salir el humo, era ridículo el mismo había menospreciado a Miguel por ser un cobarde sin agallas de confesar sus sentimientos y ahí estaba él detrás de un árbol dejando que el pobre moreno recibiera la ira de Hiro y Marco.

Otra calada a su cigarro y Kyle se armó de valor para salir de su escondite y afrontar sus consecuencias. Fue muy evidente la molestia en el rostro de sus amigos así que procedió a acercarse con precaución siguiendo a paso lento a Miguel, por otro lado Kubo estaba hablando por teléfono con Leo contándole todo lo que estaba ocurriendo mientras el poblano se quejaba de no estar ahí para verlo.

—¿Y bien?—Preguntó Hiro, que al igual que Marco se mantenían de brazos cruzados con molestia.

—¡Oh mira! Chicos que coincidía, no puedo creer que ustedes también vinieran al parque hoy, los acabamos de ver.—Intentó disimular Miguel muy pobremente recibiendo un golpe de Kyle en el hombro.

—No mames, Miguel. Los dos vienen vestidos como pervertidos de los que no traen ropa debajo de esos abrigos.

—Espera yo recuerdo haber visto tres abrigos de pervertido.—Comentó Hamada al notar que solo eran dos espías.

—¡Hola chicos!—Saludó Kubo irradeando alegría y acercándose a ellos.—Lamento no poder quedarme más tiempo, pero Leo está por terminar en la panadería y vamos a ir a una cita. Los veo luego, adiós.—Se despidió tan rápido como llegó, después de todo si tendría una cita pero lo más importante, no quería ser blanco de la furia de sus amigos, ya después le pediría el chisme completo a alguno de ellos.