Hora De Hablar.

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-Ma-ma-Marco ho-la.- tartamudeo el del lunar sobre el labio con deseo de volver a su cama a esconderse.
-¿podemos hablar?- preguntó un poco más seguro.

-Claro pasa.- respondió Marco de manera simple aunque por dentro todo él, temblaba del miedo.

El trayecto de regreso al departamento del moreno de azul fue silencioso eh incomodo, ambos tenían el naciente deseo de arrojarse por alguna de las ventanas para evitar estar ahí.
Después de todo ambos tenían miedo, sobre todo ninguno deseaba perder a su mejor amigo con una pelea tan tonta.

Por fin llegaron a la puerta y los mexicanos tuvieron él mismo pensamiento, ya era hora de hablar.

-Vamos solo una cita, lo pasaremos bien.- aseguró un joven de cabello castaño y tez pálida.

-No, gracias. Como ya le dije antes. No estoy interesado en salir contigo.-Afirmó nuestro mesero favorito con los brazos cruzados.

-No te hagas el difícil conmigo dulzura, eso no te va.- el tono del sujeto era tan arrogante que Hiro estaba comenzando a considerar arrojarle la charola de postres encima.

Era hora de su último y desesperado recurso.
-Lo siento, no puedo salir contigo, yo ya tengo novio.-

-Umm... Y dónde está tú "novio" porque eh venido ya bastantes días y no te eh visto con nadie.-

-Pues mira de nuevo cabrón.- dijo cierto chico moreno de ojos ambar colocandose junto al mesero y pasando su brazo sobre el hombro del asiático.

-Pues no importa dulzura, no soy celoso.- respondió el desconocido de forma burlona no creyéndose el acto del novio.

-Oh que curioso que lo menciones, porqué yo si soy celoso y te quiero lejos de mi hombre ¿entendiste?- Miguel se acercó al otro extremo de Hiro y rodeó su cintura con su brazo.

-Okay basta, no voy a pelear con dos tontos solo por ti. Ni que fueras el último pez del oceano.- el personaje de relleno numero dos se levantó de su asiento, dejó el dinero correspondiente sobre la mesa y se marchó.

Ambos mexicanos ya ansiaban recibir el fuerte abrazo qué habían soñado Hiro les daría por regresar.

-Marco, Miguel ¡qué bueno qué volvieron!- exclamó tranquilo el azabache apartandose del agarre de ambos.

-Gracias por salvarme de ese inútil, tenia ya varios días molestando y no sabía como deshacerme de él. En fin, bienvenidos al luckycat Kubo viene enseguida a atenderlos.- terminó con simpleza y se fue dejando a ambos chicos extrañados.

Ambos se miraron con el mismo gesto intrigado dejando saber que no tenían idea de que acababa de suceder.

Se sentaron en una mesa al fondo y el silencio invadió el espacio, pero ya no era un silencio incomodo, era comodo y agradable.

Marco abrió la puerta de su departamento y dejó pasar a Miguel apenas unos segundos después el entró y cerró la puerta a la par con sus ojos esperando cualquier grito o golpe por parte de su hermano. Pero su sorpresa fue mucha al sentir los brazos de Miguel envolver su espalda y la calidez de su cuerpo sobre el suyo.

Lo estaba abrazando, Miguel lo abrazaba con el mismo cariño qué toda la vida le había regalado. De manera torpe Marco correspondió al músico con sus orbes cristalizados intentando no derramar ni una lagrima.

Miguel por su parte se sentía mejor, el oji-ambar podía ser todo un dolor de cabeza en algunas ocasiones pero es como su familia y Miguel sabia a la perfección qué él haría lo que sea por su familia. Incluso renunciar a sus sueños...

Pero esta vez, algo dentro de él le impedía rendirse con el genio de la robótica, pero deseaba qué eso no fuera un impedimento para volver a ser amigo del mariachi de traje azul.

-L-losiento tanto Migue.- la voz entrecortada de Marco fue la primera en romper el silencio. El de ojos café deshizo el abrazo que mantenían y miró a su compañero directo a los ojos.
Grave error ver a su hermano al borde de las lagrimas lo puso a él en el mismo estado, mordió con fuerza su labio inferior intentando relajarse.

-No tienes qué, n-no tienes qué hacerlo. Y-yo soy el qué lo lamenta.- respondió lo mejor qué sus emociones le permitieron.

-No debí.- Respiró con calma intentado ganar fuerza de ello.
-No debí ignorarte todo este tiempo somos amigos, no, somos hermanos y yo fui un tonto no queriendo hablar contigo.- Miguel soltó un suspiro y sintió como el nudo en su garganta se iba deshaciendo.

El de ojos miel no resistió más y sintió una lagrima rodar por su mejilla izquierda, una lágrima traicionera. Los hombres no lloran se intentaba regañar el moreno buscando no llorar más.

-Fue mi culpa, no debí ir al café, no debí convivir más con el chino y definitivamente jamás debí de enamorarme del chico que te gusta.- Lo soltó rapido y elevando un poco la voz para evitar qué la voz se le cortara aún más.

-No es culpa de nadie.- Miguel soltó un dramático suspiro.
-En estas cosas del amor nadie decide de quien enamorarse.-

-No sé que clase de revistas para chicas estuviste leyendo esta semana Miguelito, pero tienes razón. ¿Crees entonces que podamos seguir siendo amigos?-

-No Marco.- El ojiambar agachó la mirada con tristeza.

-Tu y yo somos hermanos, y eso no va a cambiar solo por un chinito lindo.- Una parte de Miguel decía las palabras sin creerselas del todo, pero era lo mejor, no iba a perder una gran amistad solo por un chico pero tampoco se iba a rendir sin pelear.

Antes de parpadear ahora era Miguel el que se encontraba apresado en los brazos de Marco.

-Gracias Migue.- exclamó con total sinceridad el moreno que ya no pudo contenerse más y dejó salir por sus orbes toda su frustración, miedo, dolor, alivio y alegría en forma de pequeñas gotas de agua salada que no, no lo hicieron menos hombre solo más calmado.

-Ay Marco.- el músico de rojo también dejó caer un par de lágrimas antes de qué el contrario se separara del abrazo.

-Pero no creas que por ser mi hermano te voy a dejar camino libre para ganar el amor de Hiro.- dijo Marco mientras limpiaba su rostro y ponía la mejor cara juguetona qué pudo.

-No esperaba menos de ti, pero al final yo soy quien va a conquistar al chinito.- respondió Miguel destilando confianza de cada poro de su ser.

Que comience la batalla pensaron ambos con una mirada retadora.
Y así llegamos al presente dos días después de hablar por fin ambos mexicanos volvieron a ver al mesero, el cual simplemente huyó a la cocina después de saludarlo.

-Oye Hiro, porque Miguel y Marco dicen que los atien... - Kubo no pudo terminar su frase al ver a un azabache al borde del colapso tirar de sus ya revueltos cabellos desesperadamente

-Está así desde que llegaron.- comentó Kyle con simpleza terminando de preparar un omelette.

Kubo suspiro, apenas termina un dilema siempre comienza otro, eso sí el jamás se aburría en el Luckycat.

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Hola a todos! Les ah pasado alguna vez que les llega un montón de inspiración para una historia y para la otra no les llega nada?

Pues eso me pasó :'v una disculpa por la tardanza en actualizar pero hey! Ya por fin sabemos que paso con nuestro par de tontos favorito. 💜

Gracias por su paciencia y seguir leyendo este fic. No tienen idea de cuanto aprecio sus lecturas, votos y comentarios. Los amo!!!! 💕

Pd: Sí lees esto ya publiqué el primer capítulo de mi fic Marckyle llamado: Devilboy.

Si gustas ir a darle una leída :3

Lors~*

Como enamorar a un mesero huraño. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora