Dos Días Para Morir.

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Kyle estaba tranquilo sobre su sofá, era su día libre y después de todo el día de hacer tareas le pareció justo el momento para tomar un descaso.

Desde el regreso a clases los días del café eran muy ajetreados pero las tardes se tranquilizaban demasiado. Ahora solo él, Hiro y Cass trabajaban en el café y sus tres amigos músicos apenas y se dejaban ver una vez a la semana molestando en el Luckycat. Habían pasado apenas dos semanas de aquella pijamada, y las dos ocasiones que volvieron a ver a los músicos ninguno hizo mención de confesarse pero era verdad que la intención seguía ahí. Y un extraño sentimiento nacía en Kyle ahora que veía a Marco coqueteando con Hiro, algo indescriptible para él. Por otro lado se veía cada vez más entusiasta de ver a Miguel por fin poniendo la leña al fuego y darle verdadera competencia a su amigo por el corazón del mesero huraño.

Seguía divagando en su extraño mar de sentimientos nuevos, cuando vio la hora, era pasado el medido día en San fransokyo por lo que en china ya eran las ocho de la noche, tenía la sensación de que olvidaba algo importante pero le resto importancia y se dirigió por su laptop, se volvió a poner en el sofá de la sala esperando a que su llamara conectara.

-Hey, familia vengan todos, es el pequeño Fa.- Gritó en chino con algo de burla un chico de cabello marrón intenso y ojos rasgados de color avellana.

-¿En serio insistes en llamarme pequeño? Te recuerdo que la última vez que nos vimos era más alto que tú, hermano mayor.- Respondió el azabache con una sonrisa.

-Sí, si. Ya todos sabemos que heredaste mucho de Tata Alex y por eso eres el favorito, pero eso no cambia el hecho de que yo sea dos años mayor.-

-Robert Qiang, deja de molestar a tu hermano.- Regañó una bella mujer de unos cuarenta años con cabello marrón como el de su hijo mayor y ojos negros.
-¡Fa! ¿Como está mi pequeño bebé?- La mujer usaba un tono maternal y sonreía ampliamente. Qiang sacó la lengua molesto contra su hermano menor, y Kyle se limitó a sonreír enternecido. Ya extrañaba a su familia.

-Estoy bien mamá, ¿y los demás?- Preguntó Kyle a su hermano y su madre al no ver al resto de la familia.

-Bueno pues papá fue a llevar a mi esposa a su cita médica, cree que ya le dirán el sexo del bebé y quiere mantenerlo como una sorpresa para todos y nana...-

-Aquí estoy, solo ya no tengo edad de correr por toda la casa, como hacen todos ustedes.- Frente a la cámara ahora se encontraba una mujer mayor de cabellos canos y radiantes ojos avellana aunque de mirada seria.

-Fa Kyle Takachiho ¿por qué no habías llamado antes?- reprendio la anciana claramente molesta. Kyle había sido un pandillero rebelde desde que era un niño, le encantaba la adrenalina, y meterse en problemas era su día a día. Tenía un apodo en china "Fa el osado", decían que no le temía ni a la misma muerte y en parte, no metían.

Kyle solo le tenia miedo a una cosa en todo el mundo y eso era, su abuela, esa mujer podía verse dulce y frágil pero él sabia que era un metro cincuenta de puro carácter y de morir de una manera lenta y dolorosa a enfrentarse a su nana prefería mil veces morir dolorosamente.

-Tuve algunos pendientes, pero ya estoy aquí nana.- El joven intentó poner una sonrisa para aplacar la ira creciente de Akame, el ataque no fue efectivo.

La mujer soltó un suspiro y acomodó sus lentes. Sin querer un ambiente incomodo se formó entre todos, pero fue su padre y Mei quienes rompieron el silencio con su llegada.

-Sharon, Qiang, ya volvimos ¿donde están?- Llamó su padre desde la entrada.

-Ah, Huang. Estamos en la sala, Fa está llamando.- Le respondió Sharon feliz de poder deshacer el momento incómodo.

Como enamorar a un mesero huraño. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora