¿Alguien del pasado?.

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El día estaba por acabar, todo empezaba a calmarse y eso alegraba a todos los presentes.

Estaban agotados y querían descansar pero sólo lo harían si acababan todo.

El teléfono sonó, Sesshomaru aparto la mirada del ordenador y vio al Fushiko levantarlo para contestar.

Joven Fushiko, el señor Fushiko esta aquí.

—Pues haganlo pasar, ¿que esperan?.

Colgó. Frotó su rostro, una sonrisa cansada se formo en él.

—Gracias por tu ayuda Sesshomaru, sin ti me hubiera vuelto loco.

—No hace falta que agradezcas, lo hice con gusto. —Se levantó, había terminado todo lo que le dieron.— He terminado.

—Enserio, muchas gracias. Te pagare muy bien por tu ayuda.

—No es necesario.

Por más que trato de negarse el Fushiko logro su acometido y le entrego un cheque con una cantidad muy elevada según su opinión. No podía rechazarlo, el Fushiko se lo había dado con buenas intenciones y no podía regresarlo, sería algo grosero de su parte.

Después de despedirse y que el Fushiko le prometiera un fin de semana para divertirse ellos dos solos se marchó, el chófer le esperaba en el estacionamiento.

De camino al ascensor se topó con un hombre bien parecido, ojos oscuros y cabello azabache, quizá era familiar del Fushiko pero tenía una mirada severa y autoritaria.

Paso a su lado y el hombre noto su presencia, al verlo quedo estático, tal parecía que había visto un fantasma.

—¿Tú? ¿Como es eso posible?. —El hombre parecía conocerlo y estaba seguro que jamás lo había visto aunque se le hacía familiar pero era porque se parecía al Fushiko, ¿Era el padre? Tal vez.

—Señor, creo que se esta confundiendo, yo no lo conozco. —Aun así el hombre parecía alarmado, como si algo malo ocurriese, no entendía nada.

—Es imposible, yo mismo lo vi... —El hombre parecía pensar en voz alta, seguía sin entender la actitud del hombre hasta que una voz conocida lo hizo reaccionar.

—Padre, ¿le ocurre algo? Esta muy pálido. —Ambos miraron en la misma dirección encontrándose con el Fushiko menor, eso explicaba el parecido, eran padre e hijo.— Sesshomaru, ¿ocurre algo?.

Si el hombre estaba pálido, con tan sólo la mención de su nombre lo hizo empeorar, tal parecía que había visto a la misma muerte en persona, ¿que ocurría?.

—Cierto, olvide mis modales. Soy Sesshomaru, mucho gusto señor Fushiko. —Le tendió la mano y el hombre aceptó el gesto pero aun lo miraba de manera extraña.

—Como ya escuchaste soy Takemaru Fushiko. —Saludó.

Después de unas cuantas palabras se marchó pero sintió la mirada penetrante del mayor de los Fushiko, ese hombre le daba mala espina pero no como el anterior, en este había algo más serio aún.

Prefería guardarse sus sospechas para no molestar a nadie.

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Terminó de hablar con él albino y se encerró en al oficina dejando de lado a su hijo, saco su teléfono y marcó un numero.

Varios tonos después, contestaron.

—¿Se le ofrece algo, amo?.

—Goshinki, localiza a Kaigeromaru y desaparece lo de inmediato, que no quede rastro de él. —Estaba furioso, ese trabajo debió haberse llevado a cabo y a la perfección, no quería inconvenientes y ahora con el albino cerca de su hijo significaba problemas.

—Como usted ordene.

Colgó, esa ira lo carcomía. Sus planes serían frustrados por la aparición del albino.

—Debí encargarme yo mismo, maldito par de incompetentes.

Se aseguraría de que el trabajo de hacia ya veintiún años atrás se cumpliera, no quería perder todo lo que había ganado por ello.

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Al día siguiente en el orfanato, todos estaban en el comedor y los adultos en la cocina viendo las noticias.

"Hombre muere a manos de asesinos a sueldo, no se sabe los motivos. La víctima tenía por nombre Kaigeromaru Aisawa."

—Estos tiempos cada vez son más peligrosos. —Comentó Bankotsu con una taza de café en sus manos.

—Tienes razón Bank. —Respondió Suikotsu.

—Por eso mismo no me gusta que ustedes salgan solos. —Siguió Bankotsu refiriéndose a sus hermanos menores.

—¿Recuerdas que ya soy un adulto? Ya no soy un niño. —Se hizo notar el albino. Tanto Suikotsu como Bankotsu los trataban como si fueran unos pequeños más.

—Sessh tiene razón, yo también prácticamente ya soy un adulto. —Contesto también Miroku.

Todos rieron los desayunos de familia eran agradables.

—Para mí siempre serán unos mocosos. —Bankotsu les revolvió el cabello a ambos como solía hacerlo cuando  pequeños, era una buena familia. — Bien me voy a trabajar.

—Que te vaya bien.

Vieron como se marchaba y siguieron comiendo. Esos tiempos en familia eran únicos y los atesoraban mucho.

Continuará...

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