La captura del Fushiko.

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Al día siguiente, Sesshomaru se dio cuenta que sus hermanos buscaban al ex heredero Fushiko. Gracias a que su madre estuvo con él se sentía un poco mejor, se había dado cuenta que los brazos de una madre podían llegar a ser la mejor medicina.

No se iba a rendir, buscaría a Inuyasha aun si este no quería ser encontrado.

Llegó a la cocina, Inu no Taisho hablaba con Bankotsu.

—Y eso fue de la vida de Sessh, aun si nos esforzamos no logramos hacer mucho.

La voz del moreno de trenza se escuchaba algo afligida, sabía que se culpaba por sus inseguridades.

—Pero lograron que sintiera un poco de calor familiar e hicieron que mi infancia no fuera gris y disfrutara el tiempo con mis hermanos. —Añadió.

Ambos voltearon al escucharlo.

—Si tan sólo hubiéramos seguido buscando nada de esto hubiera pasado, pero nos enviaron tu ropa cubierta de sangre y por el dolor que sentíamos pasamos por alto el verificar esa sangre. —Comentó el albino mayor.

—El dolor te hace hacer cosas como esa. No los culpo, de no haber pasado eso nunca hubiera estado con Inuyasha.

—Es irónico pensar que mi mejor amigo te arrancaría de nuestros brazos pero aun más irónico que fuera Inuyasha el que te encontrara. Y si la vida estuviera conspirando con nosotros terminaron siendo pareja como lo habíamos planeado incluso antes de su nacimiento.

—Es porque Inuyasha y Sesshomaru tienen un destino marcado, por esa misma razón están juntos y Sesshomaru fue arrebatado de nuestros brazos. —Escucharon la voz de la dama albina.

—Tal vez tenga razón. Sin embargo, aun no damos con él y aun debo romperle su bonita cara por hacer sufrir a Sesshomaru. —Dijo el hombre de trenza con un aire maquiavélico.

Todos lo vieron en silencio, no sabían si lo haría y sólo faltaba encontrarlo para averiguarlo.

Una semana después, todo seguía igual. Buscaron por cielo, mar y tierra a Inuyasha Fushiko pero no lograban encontrarlo.

Recibieron la noticia de que los Fushiko habían vuelto de su viaje.

—Sesshomaru, no sé si estás de acuerdo pero no puedo dejar a Takemaru libre, no después de lo que nos hizo. —Dijo el mayor de los Taisho.

Estaban en el orfanato, lo visitaban a diario pues no quería marcharse de su hogar.

—Inuyasha dejo en claro que podíamos proceder contra él como quisiéramos. Yo apoyo a lo que quiera hacer, quiero que pague por lo que le hizo a Inuyasha. —Respondió recordando la platica que tuvieron cuando revelaron su relación, había visto como su mirada se ensombrecía con cada palabra aunque no sabía mucho presentía que era algo peor que unos cuantos golpes.

Ese mismo día Takemaru Fushiko fue arrestado cuando bajaba del avión donde viajaba con su esposa ante la atenta mirada de ella pues no entendía nada.

—¿Que está pasando? ¿Porque aprehenden a mi esposo?. —Estaba angustiada.

Volvieron al notar algo extraño, las cuentas bancarias estaban congeladas y sólo la cuenta particular de la señora Fushiko estaba bien, incluso hacia unos días que su hijo no contestaba sus llamadas, querían saber lo que ocurría pero nunca contestó.

—El señor Fushiko esta acusado de secuestro, conspiración e intento de asesinato. —Le respondió uno de los policías.

—Izayoi, busca a Inuyasha y haz que me liberen de este absurdo espectáculo. —Ordenó mientras lo arrastraban a una patrulla. —¡Sueltenme! ¿¡Que no saben quien soy!?.

Lo único que escuchó fueron los gritos de su esposo, decidió buscar a su hijo para que la ayudara a liberarlo.

Obtuvo el mismo resultado de los demás, el menor de los Fushiko había dejado su departamento varios días atrás y la empresa, no contestaba el teléfono y no daba señales de vida.

En una carpeta que reposaba en una mesa en el departamento del azabache vio una dirección, la dirección de un orfanato.

Sabía que Sesshomaru, la pareja de Inuyasha vivía en un orfanato y decidió ir en su búsqueda para averiguar lo que pasaba.

En el orfanato, Irazue jugaba con los niños mientras Koga e Inu no Taisho buscaban al Fushiko, Sesshomaru ayudaba a Bankotsu en la cocina y Kagome estudiaba con Miroku.

Mientras Sesshomaru lavaba algunos cubiertos fue llamado por Sango.

—Sesshomaru, una mujer te busca.

—¿Quien es?. —Preguntó interesado. No conocía a más mujeres a excepción de Kagome, Sango y Kagura.

—No me lo dijo, se ve que es una mujer elegante y de clase. —Contestó.

¿Elegante y de clase? Sólo una persona se le venia a la mente, no conocía a nadie más de la posición alta como lo eran los Taisho Asakura, los Ookami y los Fushiko.

Fue a la entrada principal, una mujer mayor pero sin dejar de ser hermosa le esperaba. Ella poseía un cabello color negro azabache y ojos oscuros, esa mirada la reconoció de inmediato, esa mirada sólo la había visto en su amado.

—¿Señora Fushiko?. —Preguntó dudoso y ella asintió.

—Asumo que tú eres Sesshomaru, ¿no es verdad?.

—Está en lo correcto mi señora, ¿que necesita de mí?.

Vio como la mirada de la mujer destilaba angustia. Supuso que ya se había enterado de la desaparición del menor de los Fushiko.

—No encuentro a mi hijo, mi esposo fue llevado a prisión acusado de algo injusto, nuestras cuentas están congeladas y lo peor es que por más que llamo a mi hijo no contesta. ¿Sabes donde puede estar?.

—Mi señora, lamento decirle que no sabemos nada de Inuyasha desde hace días. Lo hemos buscado por todos lados y no aparece. En cuanto a su esposo, él hizo cosas horribles y tiene que pagar por ello. —Explicó.

—Debo seguir buscando a mi hijo y estás equivocado respecto a mi esposo, él es un gran hombre y un gran padre que ama a nuestro hijo y sería incapaz de cometer las atrocidades de las que lo acusan.

Sabía que ella contestaría algo así, después de todo no tenía idea de lo ocurrido.

Sintió una delicada mano en su hombro.

—Irazue, ¿que haces aquí?.

—Izayoi querida, dejame presentarte a mi hijo. —Dijo orgullosa. —Te presento a Sesshomaru Taisho Asakura.

El semblante de la mujer Fushiko mostraba desconcierto, sabía que el heredero Taisho Asakura era muerto, además su hijo no había mencionado nada al respecto e intuía que la pareja del mismo era un simple huérfano.

—¿Pero... Como?.

—Acompañame, debo contarte la historia.

Ambas caminaron hacia la fuente, Irazue le contó todo desde el principio y cada vez Izayoi se angustiaba más hasta que llego la parte en la que el heredero fue secuestrado.

Todo se le fue revelado inclusive Sesshomaru le contó sobre los métodos de enseñanza del Fushiko mayor.

—Eso explica porque mi hijo cambió. Él era alegre y le encantaba socializar, sé que lo que hacía estaba mal pero era un adolescente, a pesar de tener una mentalidad de adulto. Lo sobre exigimos y eso pasó. Debí proteger a mi niño.

La vieron llorar en silencio, después de todo se había enterado del secreto que Takemaru Fushiko había guardado recelosa mente.

—No te preocupes Izayoi, encontraremos a tu hijo y podrás pedirle perdón.

—Eso es verdad mi señora, ya verá que encontraremos a Inuyasha y no permitiremos que se vaya nuevamente.

Esas pruebas eran duras. ¿Donde podía estar el azabache? ¿No pensó en el daño que le causaría su partida?.

Sólo quedaba esperar los resultados de los detectives privados y los agentes policiales que lo buscaban y después de darle un buen golpe por idiota lo besaría hasta hartarse.

Continuará...

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