Parte 37

12.7K 882 59
                                    

Me había enterado que Abigail estaba embarazada, y eso me  estaba matando. Me sentía engañada... Y solo sentía repulsión al pensar que Amîr pudo haberse... Él con ella... ¿Qué clase de hermano hace eso?

Poco a poco fui sopesando mejor toda la información que Javier me había dado. Entendía que el señor Anwar saliera de viaje, puesto que siempre lo había considerado un cobarde y esto solo me lo confirmaba con creces.

Justo cuando su hijo parece necesitarlo más, el huye.  ¿A eso se le pude llamar "padre"? Porque yo diría y creería que no.

Saber muchas cosas solo me confirmaron que sí eran fuertes, pero hice todo lo posible para no pensar en eso mientras estuviera compartiendo con más personas. Y así lo hice.

Marie me había llevado a la habitación una pequeña cuna, la que aseguraba era de su bisabuela y que ella había creído que ya era hora de donarla. Así que me la había dado. A pesar de lo antigua que era, la cuna estaba en buen estado. Claramente el color ya no era el mismo, pero no era nada que una buena mano de pintura no solucionará. Aprendí a tejer lo necesario e, incluso, le hice cierta ropa a mi hijo. El señor Lázaro se encargaba de llevarme todos los días que tenía citas con el doctor, sí yo tenía que ir, él me llevaba. Sí debía comprar algún medicamento, el me llevaba. Sí me faltaba dinero para comprar algo, él me lo daba. Era un sol ese señor. Claro que a Javier no le gustaba la idea. Él quería llevarme a las consultas alegando que su sobrino debía conocerlo más a fondo a él y no a Lázaro, que bien podría pasar como su abuelo.

Bueno, el señero Lázaro no era muy joven, pero tampoco entraba del todo en la categoría de "abuelo" para mi hijo.

El doctor me decía que debían comer más y evitar el estrés, pero a pesar de eso, todo parecía marchar bien. Me había citado para saber el sexo del bebé, pero le dije que si podíamos aplazarlo más porque aún no quería saberlo. Cuando todos en la residencia se enteraron, se dividieron en grupos como si eso fuera un debate. Unos decían que estaba loca, y otros parecían fascinados con la idea del suspenso un tiempo más.

Ángel pasaba la mayor parte de las tardes conmigo. Ya sea hablando o dejándome ayudarlo con sus deberes. Una vez que había acompañado al señor Lázaro por Ángel a su escuela, me di cuenta que algo sucedía con él. Veía hacia un lado y soltaba un suspiro como de enamorado. Luego todo eso cambio, soltaba expresiones molestas hacia alguien que aún no sabía quién era.

Así que un día me acerqué a él y le pregunté qué sucedía. Al principio dijo que era el estrés por tareas y eso, hasta que al fin me lo dijo.

Él gustaba de una chica.

Claro que cuando me comentó lo demás, entendí su molestia. La chica había jugado con él. Le había hecho creer que le interesaba y luego simplemente comenzó a ignorarlo hasta que lo vio con su antiguo novio.

Le recomendé que lo mejor sería olvidarla, ya que, sí había hecho eso, ella no valía la pena para nada.

Así que poco a poco volvió a ser el mismo, hasta que un día una chica muy linda llegó a la mansión a buscarlo.  Según me dijo, era su amiga desde hacía un mes atrás. Pero eso no me importó, sino que me llamó la atención cómo ella lo veía a él. Lo veía como si fuera la mejor maravilla del mundo, y Ángel simplemente ni la miraba si lo notaba. Según él era: una mirada de amigos. ¿Acaso si estaba ciego? ¿Cómo eso iba a ser una mirada de amigos? ¡La chica estaba loca por él.

Así que, dándole un breve empujón, Ángel comenzó a darse cuenta de las cosas. La chica no se parecía a la que le había roto el corazón a Ángel, como él lo había dicho. Poco a poco los veía salir más seguido y Ángel tenía cierto brillo en los ojos cada vez que la veía.

Pasión Árabe #1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora