Parte 38

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Me quedé callada cuando oí su pregunta al final. ¿Acaso no se daba cuenta que tenía cinco meses con un recordatorio de todo lo que le había amado, amaba, y, posiblemente, seguiría amándolo aunque no lo mereciera?

Amîr parecía ansioso por saber eso. Era como si eso fuera a definir su última decisión, o tal vez era suposiciones mías.

Qué sé yo.

Pero no podía permitir, que por el hecho de que yo sintiera algo por él de esa magnitud, como lo era el amor, yo le diera una oportunidad así de fácil. Ambos mereciamos algo mejor y creo que, sí él estaba dispuesto a demostrarlo, entonces tal vez podría pensar en darle una oportunidad. De lo contrario, iba muy equivocado.

—Te seré franca, Amîr —eso lo inquietó un poco, ya que bebió de su vaso y luego lo dejó sobre la mesa nuevamente. En espera de mi respuesta—. Llevo cinco meses sin poder olvidarte del todo —(sí no es que ni siquiera te he olvidado un poco) omití—. Pero eso no quiere decir que a la primera de cambios te vaya a dar una tercera oportunidad. Creo que ambos merecemos algo mejor y, lo único que deseo en este momento, es que seas el padre para mi hijo. No quiero que seas mi esposo, sino un padre. Demuéstrale a nuestro hijo que puedes ser diferente a lo que fueron contigo. Lamento mucho si eso no era lo que querías oír, pero es lo único que puedo decirte en este momento y espero puedas entender que no es por dañarte, es para no dañarnos a los dos —concluí.

— ¿Has intentado olvidarme? —preguntó como si no hubiera podido creerlo oh simplemente no hubiera escuchado bien.

—Como no te puedes imaginar —respondí.

Porque era así, lo había intentado, pero luego veía hacia abajo y veía mi vientre y... ¡Todo se iba al desagüe! Le amaba, sí. Y mucho todavía. A pesar de los cinco meses que estuve sin verlo, sin sentirlo, que sólo pensaba en lo bien que debía estarlo pasando con Abigail, luego sufriendo por todo lo que me enteraba...era agotador. Muy agotador. Pero mi cabeza y mi corazón se habían puesto de acuerdo para que no pudiera olvidarlo. Mi corazón, por amor. Mi cabeza, por todo lo que me estaba enterando para hacerme saber que no era buen hombre... Y aunque lo sabía, mi corazón siempre gana a esa guerra interna.

—Bien —me sacó de mis pensamientos—. Entonces así será —sonreí de lado.

Luego de aclarar otros puntos sobre nuestro hijo, y vaya que decir "nuestro" era algo nuevo y dificil para mí, le dije que debía volver a la residencia porque tenía cosas que hacer aún. Cómo empacar algunas cosas.

Sí, estaba decidiendo donar unas cosas a una caridad y creía que eso necesitaba mucho de mi tiempo. En primera, porque me despejaba de todo, y en segunda, porque me relajaba.

Era algo bueno, sí lo veíamos de esa forma.

Los siguientes días fueron así. Él llamaba y yo me limitaba a responderle si estaba bien o no. Sí el bebé estaba bien o no, aclarando. Aunque sí el bebé estaba bien, yo debía estarlo... ¿No? Cómo sea. Otras veces habíamos saludo al parque y veía como Amîr disfrutaba de tocar mi vientre y de hablarle a nuestro hijo. Y por la manera en que me daba las patadas, suponía que iba a ser un niño amante al

fútbol.

Como también a su padre.

En algunas ocasiones Javier nos acompañaba y, en otras ocasiones, Martín, y Amîr no parecía incómodo con eso. Al contrario, ellos se alejaban un poco y mantenían conversaciones que no sabía de qué iban. Pero las tenían al final de al cabo. Lo más raro, era que cuando les preguntaba, no me decían nada.

Absolutamente nada.

Así que con el tiempo dejé de intentarlo. Tarde o temprano terminaría por enterarme.

Pasión Árabe #1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora