Parte 25

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Âkir aparcó en el estacionamiento y luego nos bajamos. Abigail no era una arpía, ni nada por el estilo. Al contrario, sabía mantener una buena conversación y hacer buenos chistes.

Al menos me agradaba más que Lina.

—¿Te ayudo? —Volteé a ver a Âkir y le sonreí al ver que agarraba mi maleta gris donde llevaba todas mis pinturas y pinceles. Todo lo que iba a usar para hacer el retrato de esos dos tortolos.

—Gracias —agradecí al aceptar su gesto.

—¿A quién vamos a ver? —Preguntó Abigail mientras nos dirigimos hacia el centro de la plaza para poder llegar al jardín donde había quedado de verme con Javier.

—Digamos que es un viejo amigo al cual le prometí hacerle un retrato para él y su pareja.

—Entonces eres artista, ¿No? —Asentí cuando ya habíamos llegado al jardín e intentaba localizar a Javier.

Cuando lo hallé a la distancia, sonreí por incercia y comencé a acercarme hacia donde estaba él y su pareja. Eran dos chicos guapos. Guapos y gays.

Por desgracia.

Cuando llegamos hasta donde estaban, Javier me abrazó y besó mi cara una infinidad de veces, haciendo que su novio sueltara una carcajada.

—Hola preciosa —saludó al separarse—. Te presentó a mí novio, Cris.

—Es un gusto poder conocerte al fin, preciosa Savannah —me dió un beso en mi mejilla y sonrió—. Admito que estuve celoso unas semanas en las que él no dejaba de hablar sobre ti.

—No es cierto —negó—. Él siempre es celoso.

—Y te encanta —le dijo en tono pícaro.

Luego hice las presentaciones correspondientes, notando como Javier se sorprendía al saber quién era mi nueva acompañantes. Hasta que Akîr dijo que ellos dos irían por un helado, lo cual le agradecí con una sonrisa porque la tensión que se había formado entre nosotros era más que evidente. Abigail se alejó con él y luego solté todo el aire que no sabía que retenía en mis pulmones.

Comencé a sacar todas mis cosas de la maleta y ellos dos solo se dedicaban a verme.

—¿Podrías parar un segundo y dejar de fingir que todo está bien? —Me paralice al oír la voz de Javier. Pero Dñdejé los pinceles en su estuche y luego me dejé abrazar por él —¿Por qué ella será su nueva esposa?

—Porque la quiere como madre de sus hijos —solté un leve sollozo—.  Porque ella es perfecta, es dulce, divertida.. y yo solo fui un juguete para él.

—No digas eso —con su mano tomó mi barbilla y la alzó para que lo viera a los ojos. Me sonrió con ternura—. Ninguna mujer así de hermosa como tú, debe ser un juguete para nadie. ¿Comprendes? Sí se va a casar, qué bien. Pero mereces mucho más que eso.

—Lo sé... Pero duele. Yo en verdad creí... Yo creí que...

—Tranquila. Mejor cuéntame bien lo que sucedió y así veremos qué podemos hacer. ¿Sí? Pero deja de llorar, nunca me ha gustado ver a una mujer así—. Con su pulgar limpio las lágrimas que ya se me habían esparcido por toda la cara.

Poco a poco todo comenzó a ser más ligero mientras me dedicaba a pintar. Por eso amaba en cierta parte hacer esto. Me sentía libre, sentía que me quitaba cualquier tormento de la cabeza y podía dejarlo guardado en mis lienzos cada vez que pintaba. Amaba la paz que me daba. Era... Indescriptible.

Javier y Cris estaban posando para mí. Estaban uno junto al otro y lo primero que pinte en el cuadro fue su mirada. En un momento dado, sin que ellos se percataran de eso, se vieron a los ojos y sonrieron con ternura y su mirada... Era igual a como la describían en los libros que cientos de veces había leído.

Pasión Árabe #1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora