Parte 26

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Abrí los ojos lentamente. Me sentía cansada, agotada y sentía la boca seca. Cuando logré enfocar mejor la vista, observé que estaba en una habitación extraña. Todas las paredes eran blancas y habían varios monitores a mi alrededor.

Estaba en un hospital.

Intenté sentarme, pero en ese momento la puerta se abrió y por ahí entró un doctor seguido de una enfermera. Tenía el cabello canoso y se veía algo cansado, pero al verme su rostro se iluminó con cierto alivio.

¿Qué había pasado?

—¿Cómo te sientes? —Preguntó, mientras me revisaba.

—Desorientada... Con un poco de sed —la enfermera sonrió y me extendió un vaso con agua. El cual me bebí de un solo.

—¿Sientes mareo? ¿Náuseas? —Alzó su ceja derecha y fruncí el ceño.

—No...

—Viendo tu estado es normal. ¿Recuerdas lo que sucedió? —Negué con la cabeza—. Sacaste todo lo que tenías en el estómago e ingresaste ardiendo en fiebre. ¿Sabes si hay alguien que quiera hacerte daño?

Podría darle una lista larga de las personas a las cuales no les agrado. Pero... ¿Llegar a este punto?

—Disculpe doctor, no entiendo a qué se refiere cuando dice estado. ¿Estoy enferma o algo así? —Pregunté, esperando una explicación por su parte.

—No sé si al embarazo se le puede llamar así —¿Embarazo...?

Pero eso es... Imposible. Nos hemos estado cuidando...

—Eso no es... Yo estuve... Estuvimos...

—A veces los condones no son muy eficaces, hija —sonrió—. Deberías estar feliz, pero entiendo que tus motivos tendrás o la noticia te ha de haber pillado por sorpresa. Pero, debes tener cuidado —su gesto se tornó a uno de preocupación—. Han intentado darte una sustancia que, sino llegas a tiempo al hospital, habrías muerto. Tú y tu bebé.

—Pero... —La única que me había dado comida el día de hoy había Sido Kala... Y eso no era posible. Ella no sería capaz de hacerlo.

Ella no...

—Descuide doctor, tendré más cuidado —le sonreí antes de recordar  a Javier y parte  de lo sucedido—. ¿Podría llamarme a Javier, por favor? —Pedí.

—Le diré que pase en un momento —cuando terminó de revisarme, salió de la habitación junto a la enfermera.

Minutos después la puerta se abrió y por ahí entró Javier.

—¿Dime qué te pasó? Nadie ne ha querido decir  nada —preguntó seriamente.

—Javier, necesito que me ayudes con algo y quiero que seas discreto. ¿Eres abogado, verdad? —Asintió con la cabeza algo confundido por mis palabras—.  Bien, porque necesito de tus servicios.

(...)

—No te preocupes, lo haré tal y como me has pedido que lo haga —afirmó—. Creo que debería decirte que tu esposo no tardará en venir. Âkir le ha avisado, así que...

—Lo entiendo, quiera o no es mi esposo.

—Pero me tienes a mí y a Cris, ¿De acuerdo? No dejaremos que nada malo te suceda. Ni a ti ni a tu familia.

Le sonreí.

—Te lo agradezco. ¿Podrías... Solo abrazarme?

—Claro, eso no se pregunta —acomodándose mejor en la cama, me abrazó y apoyé mi cabeza en su pecho.

Pasión Árabe #1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora