Parte 21.

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Mi mamá iba hablando con mi tía sobre una receta. Mi padre iba hablando con Amîr y mi prima estaba que se comía con los ojos a mi esposo. Mamá iba adelante junto a papá. Mi tía iba detrás de ella y mi prima venía de mi lado derecho, mientras que Amîr venía de mi lado izquierdo.

Cuando íbamos a subirnos al carro, noté las intenciones que tenía de mandarme al rincón y quedarse ella cerca de mi esposo. Lo cual, por cierto, ni mi madre ni yo lo permitimos. Ni Amîr, debería decir. Ya que, al ver su acción, me aferró de la cintura a su cuerpo, obligándola a entrar primero al interior del carro.

Y aquí estábamos, a pocos minutos de llegar al restaurante.

Yo me dedicaba a ver a través de la ventana, y de paso, disfrutaba de la loción de Amîr. Olía tan bien, que pronto se volvería en una adicción para mí. De eso estaba segura.

—¿a te dije que te ves hermosa con ese vestido? —Susurró en mi oído, ocasionando que sonriera ante sus palabras.

Alcé la vista y hablé en un susurro.

—La verdad, aún no me lo dices —alzó su ceja derecha con diversión.

—¿No? —Cuestionó y negué con la cabeza, sabiendo que ya lo había repetido un millón de veces al verme con mi vestido de color azul—. Eres una mentirosa, te lo he dicho más de diez veces.

—Lo sé —confesé—, pero me gusta que me lo recuerdes.

Besó mi nariz.

—Te ves muy hermosa esta noche —luego susurró con voz ronca en mi oído—: Es una lastima que no pueda quitarte ese vestido está noche.

Me sonroje.

Mi prima soltó un bufido de indignación y sonreí para mis adentros ante eso.

Al llegar al restaurante, observé la fachada y varios recuerdos golpearon mi cabeza.

Hacia tanto que no venía... Que parecía un recuerdo muy lejano.

Todos nos bajamos y pronto nos estaban llevando a nuestra mesa. Amîr y yo íbamos atrás de todos disfrutando de la compañía del otro. Cuando llegamos a la mesa, me tense por completo al ver quiénes estaba allí.

Era Ramón y su familia.

Él seguía siendo muy atractivo. Tenía el cabello rubio, ojos azules y una sonrisa encantadora. Sin mencionar esas enormes y bellas pestañas que se cargaba encima. Su cuerpo era casi como el de Amîr, pero ahora lo tenía más definido.

Mi mente viajó a la vez que lo había llamado estando en la casa de los Jadad dónde, accidentalmente, Amîr nos había escuchado. Y tal vez desde ese día provenía su desagrado hacia él. Era mi culpa en cierta parte. Sino es que en toda, la verdad.

—¡Buenas noches! —Saludó la madre de mi ex-novio. Quién, al ver a Amîr, su cara fue de total asombro. Luego su vista recayó en mí—. Vaya, es un gusto volver a verte, Savannah.

Lo del gusto, no estaba muy de acuerdo. Nunca estuvo de acuerdo con nuestra relación. Todo lo contrario al padre de Ramón. Luego, por arte de magia, su actitud cambio conmigo. Estaba segura que algo había pasado, pero no sabía el qué.

—Buenas noches, señora —saludé—. Les presento a mi esposo, Amîr Jadad —lo presenté y sentí como apretaba su mano en la mía, satisfecho porque no me hubiera olvidado de él.

—Buenas noches, es un gusto —saludó con esa típica voz fuerte que usaba al hablar con su padre.

—El gusto es nuestro —contestó mi antiguo suegro.

Pasión Árabe #1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora