Capitulo 4

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Tomar una pizza a la luz de las velas es algo maravilloso cuando estás con la persona adecuada. En mi caso se encontraba sentada frente a mí y no me importaba dónde estuviéramos siempre que estuviéramos juntas. Pero Taylor necesitaba comida y yo necesitaba escuchar su historia, así que el restaurante Bellissima valdría igual que cualquier otro.

Teníamos una mesa en un rincón privado y a oscuras, una botella de vino tinto y una enorme pizza de salchichas y champiñones para compartir. Traté de que no se sintiera incómoda y de no mirarla fijamente, pero resultaba muy difícil, maldita sea, porque mis ojos la ansiaban. Con voracidad. No obstante, hice todo lo que pude para ser una confidente considerada.

Enfrente de mí, Taylor parecía tener problemas para dilucidar por dónde empezar. Le sonreí y comenté lo rica que estaba la comida. Me di cuenta de que deseaba que comiera un poco más, pero no dije nada al respecto. Sé de sobra que es mejor no ser un cretina.

Crecí con una hermana mayor y las lecciones de Kimberly se me habían quedado grabadas después de muchos años. A las mujeres no nos gusta que nos digan qué debemos comer o no. Era mejor dejarla en paz y esperar que todo fuera bien.

Parecía estar muy preocupada cuando empezó a hablarme de su vida y no me gustaba la tristeza que desprendía su lenguaje corporal ni el sonido de derrota que tenía su voz, pero todo eso era irrelevante.

-Mis padres se separaron cuando yo tenía catorce años. Me temo que no lo llevé muy bien. Soy hija única, por lo que supongo que quise llamar la atención o quizá me comportaba así como venganza por el divorcio. Ni idea, pero ¿sabes qué? En el instituto era un auténtico zorrón. -Levantó los ojos hacia los míos, parecían grises como el acero y decididos a ir al grano-. Es verdad, así era. No elegí bien a los chicos y chicas con los que salí y me daba igual mi reputación. Era una niñata mimada e inmadura, y una imprudente total.

¡En serio! Primera sorpresa de la noche. No podía imaginarme a Taylor así, y tampoco quería hacerlo, pero mi lado más práctico se

dio cuenta de que todo el mundo tenía un pasado, y mi chica no era diferente. No dije nada. Solo escuché y me impregné de la imagen de ella, tan cerca de mí.

-Luego pasó lo de aquella noticia tan sonada en California de hace unos años. Lo del hijo de un sheriff que hizo un vídeo de una chica en una fiesta. Ella estaba borrachísima cuando él y otros dos amigos suyos se la tiraron y jugaron con ella en una mesa de billar.

Sentí cómo se me erizaba el vello de la nuca. No, por favor.

-Me acuerdo de eso -le dije, obligándome a escucharla y a no reaccionar demasiado-. El sheriff trató de deshacerse de las pruebas que culpaban a su niño, pero salió a la luz y los hijos de puta fueron condenados de todos modos.

-Sí..., en el caso de esa chica fue así. -Taylor bajó la mirada a su pizza y luego volvió a posarla en mí-. Pero no en el mío. -Ella tenía los ojos vidriosos y de repente se me quitaron las ganas de cenar-. Fui a una fiesta con mi amiga Jessica y nos emborrachamos, por supuesto. Estaba tan borracha que no me acuerdo de nada de lo que pasó hasta que me desperté y les oí riéndose y hablando de mí. -Le dio un buen trago al vino antes de continuar-. Calvin Harris fue, es, un completo imbecil, un pervertido arrogante y con dinero. Su padre en aquel entonces era senador estatal de California. No sé por qué salí con él. Seguramente porque me lo pidió sin más. Como he dicho antes, mi conducta no era la mejor. Me arriesgué demasiado. Así es como cuidaba de mí misma.

Odio esto.

-Él iba a la universidad y yo estaba en el último año de instituto -prosiguió-. Me temo que se creía con derecho a pensar que yo le estaría esperando cuando él volviera a casa por vacaciones, pero no era una relación seria ni mucho menos. Sé que me puso los cuernos. Él simplemente esperaba que yo me muriera por sus huesos y estuviera a su disposición cuando volviese de la universidad. Yo sabía que estaba cabreado conmigo porque salí con otro chico que conocí en una competición de atletismo, pero no tenía ni idea de lo cruel que sería conmigo por culpa de eso.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora