Capitulo 6

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Por qué los peces no van a la escuela?

-me preguntó Zara.

Me encogí de hombros con un gesto exagerado.

-No tengo ni idea de por qué los peces no van a la escuela. ¿Tú lo sabes?

Ella asintió con la cabeza muy seria.

-Porque se les mojan los libros.

Me reí de su carita engreída, manchada de helado de fresa, que atacaba por un nuevo ángulo su cucurucho medio derretido.

-¿Quieres un poco, Rags? -Le ofreció su manjar al golden retriever que estaba sentado de manera fiel bajo la mesa al aire libre.

Rags dio un par de lametazos con su larga lengua rosa y yo fruncí el ceño. Zara me miró para ver lo que iba a decir, menudo diablillo era. Yo me encogí de hombros.

-No me importa si quieres babosos gérmenes de perro en tu helado. Haz lo que quieras.

Ella soltó una risita y dio patadas a la silla al mover las piernas. -Taylor habla raro.

-Lo sé. Se lo llevo diciendo desde hace mucho tiempo, pero no me hace caso. -Negué con la cabeza con tristeza-. Lo sigue haciendo. -Saqué el móvil para hacerle unas fotos y comenzó a posar en el momento en que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Me partía de risa con Zara, era indomable. A sus padres les esperaba una buena cuando llegara a la adolescencia. Dios mío.

Más risitas.

-Habla como las palabras de Bob Esponja. Abrí la boca fingiendo sorpresa.

-¿Sabes qué? ¡Tienes razón! ¿Se lo dirás? -Ella se encogió de hombros-. Es simpática y creo que no puede evitarlo. -Zara me echó una

mirada de censura y volvió a su helado de fresa.

Parecía querer decir: Solo una auténtica gilipollas se burlaría de la forma de hablar de alguien, idiota. No podía negar que era hija de su madre.

-Bien hecho, Karlie, Dejar a tu sobrina compartir el helado con el perro. Lo he visto todo desde el escaparate de la tienda. -Kimberly parecía indignada con las dos cuando llegó-. Me voy un par de minutos...

-Ha dicho que no le importaba, mamá -interrumpió Zara, que me vendió sin pensarlo.

-Oh, yo creo que Ragssey está bastante sano. -Le di al perro una palmadita en la cabeza-. ¡Y tú eres una pequeña traidora! -Señalé a Zara con el dedo-. Pues denúnciame, Kimy. Yo aquí solo soy la tía. Dejarla campar a sus anchas sin miramientos es mi trabajo.

-Sí, bueno, yo no tengo el trabajo de tía permisiva... todavía.

Le lancé una mirada y distinguí algo en su expresión. No estaba segura de qué, pero reconocía la sospecha en mi hermana solo con verla. Tenía la mente ocupada.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora