(Taylor)
Por favor, dame fuerzas para hacer esto, recé. Lo único que pude ver fue la cara de Karlie antes de que cerrara la puerta. ¿En qué estará pensando ahora? Probablemente desearía no haberme conocido nunca. Me sentía tan avergonzada y estúpida… Aunque eso no cambiaba lo que sentía por ella. La quería igual que antes.
Solo que no sabía cómo íbamos a enfrentarnos a algo así y sobrevivir como pareja. ¿Cómo podríamos?
Abrí el grifo y bebí unos cinco litros de agua, me enjuagué la boca y me lavé la cara. Parecía la novia de Frankenstein de la película antigua en blanco y negro. Mis ojos eran aterradores, tan abiertos como los de Elsa Lanchester en aquel filme.
Quería fingir que esto no estaba pasando, pero sabía que no podía. Así es como piensa una niña, pero ¡yo no soy una niña! Voy a cumplir veintiseis años dentro de dos meses. ¿Cómo puede una persona cometer tantos errores en veintiseis años?
Agarré la caja del test y la abrí. Me temblaban las manos mientras sostenía la prueba de embarazo y las instrucciones, que estaban clarísimas. Signo negativo: «No estás embarazada», y signo positivo: «Estás superembarazada, zorra irresponsable».
Sentí otra vez esa sensación de que mi cuerpo parecía querer irse flotando. Cerré los ojos y respiré, intentando recomponerme para seguir adelante, y entonces escuché la metódica voz de Karlie al otro lado de la puerta.
Estaba hablando por teléfono, casi seguro que de trabajo. De repente me entró la risa tonta por lo absurdo de la situación. Yo estaba aquí dentro haciéndome un test de embarazo y ella al otro lado siguiendo tranquilamente con su vida. ¿Cómo diablos podía hacerlo?
Miré a mi alrededor, a las preciosas paredes de mi prisión, y entonces la vi. Una puerta. No creo que la utilizaran nunca, pero eso no significaba que no se pudiera usar. No pensé, tan solo hice lo que deseé hacer cuando Zara lo mencionó de pasada.
Salí corriendo.
Parecía que apenas hubiera pasado algo de tiempo, pero me encontré llegando a la costa rocosa que habíamos recorrido esa mañana y supe que había transcurrido un buen rato. Cuanto más lejos corría, más culpable me sentiría por marcharme sin decir una palabra. Karlie estaría muy dolida. ¿Dolida? ¡Va a estar cabreadísima! Iba a arder Troya. Me preguntaba si ya sabría que me había marchado.
Cerré los ojos ante la idea de ella al darse cuenta de que no estaba y supe que tenía que ponerme en contacto. Recordé algo que me había dicho hacía mucho tiempo. Fue cuando me pidió que eligiese una palabra de seguridad. Karlie me dijo que era para cuando necesitara mi espacio y que lo respetaría. Había mantenido su promesa la otra vez que la utilicé.
Karlie era sincera conmigo. Estaba segura de que mantendría su palabra, así que le mandé el mensaje, puse el móvil en silencio y seguí corriendo. No sé lo que esperaba conseguir, pero el esfuerzo físico me ayudaba. Tenía que quemar la adrenalina de alguna forma, y esto era algo que al menos podía controlar.
Acabé al final del muelle, justo en la cafetería El Ave Marina, donde habíamos comido hacía solo unas horas. Qué rápido pueden cambiar las cosas en un solo día.
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KAYLOR - Affaire Kloss
FanfictionAdaptación de los libros: 1- Desnuda. 2- Todo o Nada. 3- Sorprendida. 4- Algo Raro y Precioso. Nota: Historia g!p