Capitulo 16

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(Karlie)

Me senté y contemplé a Taylor. Dormía. En una confortable cama de
invitados, en la moderna casa de su padre, en un bonito barrio de las afueras de San Francisco, mi chica dormía. Estaba destrozada, pero por ahora descansaba. En este momento se liberaba un poco de la pena.

No podía apartarla de mi vigilancia más de dos horas, así que dejar Londres e ir a Estados Unidos sin mí para asistir al funeral de su padre ni siquiera era una opción.

¿Qué ocurriría si intentaban retenerla en suelo americano? No, no podía arriesgarme. Este era un trabajo de día a día y de hora tras hora.

Mantener a Taylor a salvo era mi gran prioridad ahora, a la mierda las Olimpiadas. Neil estaba de vuelta en Londres y me había relevado en el mando, y entre él y Frances tendrían todo bajo control. No estaba muy preocupada por mi trabajo. No, mis preocupaciones eran más grandes e infinitamente más aterradoras.

Esperaba esclarecer en este viaje lo que le había ocurrido a Scott, pero no albergaba muchas esperanzas. De todas formas, no pensaba quedarme sin pelear. Podían intentar llevársela, pero tendrían que pasar por encima de mi cadáver.

La señora Finlay quiso que nos quedásemos con ella en la casa que compartía con su marido, el silencioso Frank, pero Taylor no quiso oír hablar de ello. Dijo que quería estar en casa de su padre, con las cosas de él, en el lugar en el que le había visto por última vez hablando por Skype con nosotras. Agradecía que la última ocasión en la que conversaron fuese un momento feliz. No dejaba de repetírmelo.

—Papá se alegraba mucho por nosotras, lo sabía todo y se sentía feliz.

—Sí que lo estaba, cariño. . . —susurré sobre su cuerpo acurrucado. Mi bella durmiente tenía el pelo enredado en la almohada y la sábana echada hasta la garganta como si buscara alivio en el peso de la tela sobre su cuerpo. Aún estaba conmocionada y apenas comía.

Temía por su salud y la de nuestro bebé. Me daba miedo que esto nos cambiase. Que cambiase sus sentimientos hacia mí. Que se hundiera.

Era muy consciente de su pasado y ese conocimiento calaba hondo en mí. Mi chica sufrió una depresión. Incluso había intentado suicidarse en un momento muy trágico de su vida. Ya lo he dicho. Y tampoco me hacía nada bien saberlo. Sí, fue hace mucho tiempo y ahora estaba recuperada y era sensata…, pero nada garantizaba que no regresase a esos comportamientos autodestructivos otra vez o que me mandara a la mierda y me dejara para siempre cuando todo se hiciese demasiado grande como para enfrentarse a ello.

Respiré profundo y miré el espejo de las puertas del armario para observar mi reflejo. ¿A quién cojones estaba engañando? Taylor no estaba sola. La depresión era una dura compañera y tanto ella como yo ya estábamos familiarizadas con ella desde hacía tiempo.

Resistí el ansia de tocarla. Ella necesitaba descansar y yo necesitaba un cigarro. Miré la hora en el reloj de la mesilla y me levanté con cuidado. Me puse unos pantalones de deporte y una camiseta y me dirigí al exterior para sentarme junto a la piscina a darle a la nicotina. También quería llamar a Neil.

Miré el agua oscura mientras llamaba. La misma agua oscura donde Scott Swift había pasado los últimos momentos de su vida.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora