Capitulo 14

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(Karlie)

Me detuve ante la casa de ladrillo rojo en Hampstead donde había crecido y aparqué en la calle.

-Esta es la casa de mi padre.

-Es preciosa, Karlie. Un elegante hogar inglés, justo como lo había imaginado. El jardín es muy bonito.

-A papá le gusta trabajar la tierra con las manos.

-Siempre he admirado a las personas con mano para las plantas. Me gustaría tener un jardín algún día, pero no sé demasiado sobre el tema. Tendría mucho que aprender -dijo ella desde el auto con cierta melancolía-. ¿Te sientes bien cuando vienes? ¿Lo consideras aún tu hogar? -Me pareció que hablaba con nostalgia.

-Bueno, sí. Es el único que tuve hasta que conseguí el mío. Y sé que mi padre estaría encantado de enseñarte lo que hiciera falta. El jardín de mi madre está en la parte de atrás de la casa. Eso sí que quiero que lo veas. - Recorrí con la mirada a Taylor; estaba preciosa, como siempre, con un vestido de flores y unas botas moradas. Dios, me encantaba que llevase botas. La ropa se podía ir, pero las botas podían quedarse... siempre-. ¿Estás nerviosa?

Asintió.

-Lo estoy... y mucho.

-No tienes por qué, nena. Todos te quieren y piensan que eres lo mejor que me ha pasado. -Le di un suave beso en los labios, saboreando su dulzura antes de que tuviésemos que estar en público y de que la constante necesidad de tener mis manos sobre ella hubiese de ser contenida durante las horas siguientes. Es un asco ser yo en esos momentos-. Y lo eres - añadí.

-Oh, vamos... Recuerdo cuando mi padre te interrogó... y cómo te falló la voz -dijo riéndose-. Su cara no tenía precio, ¿verdad?

-Supongo. En realidad no recuerdo su cara. En lo único que podía pensar era en lo agradecida que estaba por tener miles de kilómetros entre nosotros, ya sabes, para evitar que me cortara las pelotas.

-Pobrecita mía -me consoló mientras se reía con una mano sobre el estómago.

-¿Te encuentras bien? ¿Cómo se está portando nuestra frambuesa esta tarde?

Taylor me acarició la mejilla.

-La pequeña frambuesa está cooperando por ahora, pero nunca sé lo que vendrá en un rato. Por alguna razón la noche es mi enemiga. Tan solo tengo que tomármelo con calma.

-Estás preciosa esta noche. Mi padre va a estar entusiasmado. -Le cogí la mano, le di un beso en la palma y después la presioné contra su vientre.

-Vas a hacerme llorar si sigues por ese camino. -Me cubrió la mano con las suyas.

-No. Nada de lágrimas hoy. Es un momento feliz. Piensa en lo feliz que estaba tu padre anoche cuando se lo dijimos. Bueno, al menos lo estuvo después de percatarse de que se hallaba demasiado lejos como para castrarme. -Le guiñé rápidamente el ojo.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora