Capitulo 9

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Me desperté en una cama vacía y en un apartamento vacío, y en una auténtica pesadilla. Después de lo que pasó por la noche, lo último que me esperaba era que Taylor desertara.

Mi primera pista de que algo iba mal vino cuando me di la vuelta en la cama y seguí rodando por ella. No estaba el cuerpo cálido y suave con olor a flores y a sexo apasionado de anoche para acurrucarme y abrazarlo. Solo sábanas y almohadas. No estaba en mi cama. Grité su nombre y solo me respondió un siniestro silencio. Empecé a sentir un terror escalofriante.

¿Lo de anoche fue demasiado para ella?

Primero registré el baño. Se veía que había utilizado la ducha. Sus cosméticos y su cepillo descansaban en el tocador, pero era evidente que ella no estaba. Ni en la cocina haciendo café, ni en mi despacho leyendo sus correos electrónicos, ni haciendo ejercicio en el gimnasio; no estaba en ninguna parte dentro del apartamento.

Puse el vídeo de la cámara de seguridad en el dispositivo de control que grababa la puerta principal y el pasillo. Cualquiera que hubiese entrado o salido estaría ahí. Mi corazón palpitaba con tanta fuerza que debía de verse el pecho en movimiento. Rebobiné la última hora y allí estaba, vestida con un chándal y zapatillas de deporte de camino a los ascensores, con los auriculares en los oídos.

-¡Joder! -grité mientras daba un golpe con la mano en la mesa. ¿Ha salido a correr? Increíble. Parpadeé ante lo que estaba viendo y me froté la cara con las manos-. ¡Dime que la tienes controlada en este momento! -grité a través de la línea directa que tenía con Neil.

-¿Qué? -Sonaba como si todavía estuviese en la cama y yo me puse más nerviosa todavía.

-Respuesta incorrecta, macho. Taylor ha salido del apartamento. ¡A correr!

-Estaba durmiendo, Karlie -se explicó él-. ¿Por qué iba a estar siguiéndole la pista si estaba en el apartamento contigo?

Colgué a Neil y llamé a Taylor al móvil. Saltó el buzón de voz, por supuesto. Casi tiro el mío contra la pared, pero me las arreglé para mandarle un mensaje: «DONDE DIABLOS ESTAS?».

Fui a toda prisa hasta mi armario, me puse algo de ropa y los zapatos, cogí las llaves del auto, la cartera, el móvil y bajé al garaje. Salí disparada a la calle con los neumáticos rechinando y empecé a calcular lo lejos que había podido llegar desde que la cámara de seguridad la había registrado, sin dejar de pensar en lo fácil que sería para un profesional liquidarla a estas horas y hacer que pareciera un accidente.

Era temprano, poco más de las siete, y una típica mañana nublada londinense empezaba a cobrar vida. Las furgonetas de reparto y los vendedores ambulantes ya estaban en movimiento como de costumbre, la cafetería del barrio desplegaba su enérgica actividad y unos cuantos corredores matinales hacían ejercicio, pero no veía a la que yo estaba buscando. Podía encontrarse en cualquier lugar.

No paraba de preguntarme por qué se habría ido sin decírmelo. Estaba cagada de miedo de que fuera por mí. Por lo que había visto de mí anoche. Por lo que había pasado después...

Estaba tan perdida con Taylor que era ridículo. Dios sabe que las dos tenemos nuestros problemas, pero tal vez la locura de anoche era más de lo que ella podía soportar. Me froté el pecho y seguí conduciendo.

Sonó el móvil. Neil. Lo pasé al manos libres.

-Aún no la he encontrado. Ahora estoy en Cromwell, me dirijo hacia el sur, pero creo que he llegado más lejos de lo que ella ha podido avanzar teniendo en cuenta la hora que indicaba la cámara de seguridad.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora